Iglesia Venezolana

Provincial de los jesuitas: «Que nada ni nadie nos robe el sueño de una Venezuela justa y fraterna»

Conectémonos con el sí de María y José

Caracas, 20 de diciembre de 2024

Cir. 2024/14

 

DE: Alfredo Infante, S.J.

PARA: toda la provincia

ASUNTO: Mensaje de navidad

 

Conectémonos con el sí de María y José.

San Ignacio nos invita a considerar el misterio de la encarnación de Jesús, aquí y ahora. Nos pone a ver cómo las tres divinas personas contemplan la redondez de la tierra, y, cómo esa mirada empática sobre la creación y la humanidad suscita en la comunidad divina un diálogo interior que cristaliza en una moción: “hagamos redención del género humano”. Esa moción se convierte en una decisión: “la encarnación del Hijo” (Jn1,14)

La decisión de Dios no es unilateral, requiere de la corresponsabilidad por parte de la humanidad creyente, simbolizada en María y José.

Y envían a Gabriel, Ángel mensajero, a conversar con María (Lc1,26-38), una mujer sencilla, transparente, abierta a los designios de Dios y hermana de camino, solidaria con su pueblo, especialmente con los que sufren (Lc 1,46-55). También, el Ángel entra en el sueño del justo José e ilumina su conciencia, y, José despierta en Dios para asumir junto con María la responsabilidad de abrir las puertas de la humanidad para que el Hijo de Dios se haga humano (Mt 1, 18-25), Emmanuel, “Dios con nosotros” (Mt1,23), y, así enseñarnos el arduo camino de la fraternidad universal como vía para la plenitud humana y de toda la creación.

La navidad nos confirma a los cristianos que tenemos un solo Señor, que es Señor de la vida y de la historia, que viene a caminar junto a nosotros y nos convoca a cuidar la vida en la tierra, nuestra casa común, a defender la dignidad humana y construir la convivencia fraterna en y entre los pueblos.

Por eso, celebrar la navidad es conectarnos con el sí, el amén, de María y José. El Sí de María y José nos pone en sintonía con la moción de Dios: “hagamos redención del género humano”.

Como compañía de Jesús agradecemos a tantos hombres y mujeres testigos de fe, que oran y trabajan, y con su sí, con su amén, trabajan para que la justicia y la paz sean una realidad en nuestro país. Ellos nos conectan con el sí de María y José y abren nuestra vida e historia a la gracia de Dios. Son un signo del Emmanuel y nos convidan a la solidaridad:

Las madres que desde su fuerza maternal hacen milagros para sustentar y cuidar la vida de sus hijas e hijos. Las que están en las puertas de las prisiones acompañando a sus hijos, apoyándose unas con otras, en vigilante espera aguardando con fe el reencuentro y abrazo de sus hijas e hijos. Las que velan a sus hijos enfermos en la precariedad de nuestros hospitales.

Los educadores que en medio de la adversidad y condiciones de vidas precarias se las ingenian para servir y formar a nuestros niños, niñas y adolescentes.

Los trabajadores de la salud que buscan por todos los medios reinventarse para servir y salvar vida.

Y, a todos aquellos, que están convencidos que hacer el bien nos hace bien, y, en el anonimato van prolongando con su sí a la vida, a la dignidad y a la paz, la misión de aquel que nos dice: “he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn10,10) y, tejen con su amén la esperanza del reino.

Sí, a tantos y tantas, que aguardan en las periferias sociales y existenciales el canto de los ángeles: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra Paz a los hombres y mujeres que ama el Señor” (Lc 2,13-14) y, como los Pastores se ponen juntos en camino.

Que nada ni nadie nos robe el sueño de una Venezuela justa y fraterna. Que el Sí de María y José nos siga iluminando.-

Fraterno en el Corazón de Cristo.-

 

Alfredo Infante, S.J.

Provincial

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