La Doctrina Social de la Iglesia ante la violencia y terrorismo
En todas las sociedades se sufre el flagelo de la violencia derivada de actos criminales unipersonales o del crimen organizado. Desde luego que la intensidad y frecuencia son muy variables. Hay sociedades donde se vive con cierta paz y tranquilidad, pero hay otras donde se (sobre)vive en el terror pues la violencia se ha convertido en un doloroso fenómeno cotidiano. ¿Qué enseña la Doctrina Social de la Iglesia? Aquí te lo decimos

Hasta hace poco, el terrorismo era un fenómeno de violencia extrema situado en ciertos países, en determinado tiempo histórico y con determinados intereses. Como todo fenómeno humano, el terrorismo ha evolucionado. De los antiguos grupos terroristas solo quedan los islamistas Al Qaeda e ISIS. Los grupos ya disueltos son: IRA (Reino Unido), ETA (País Vasco), y las FARC, convertidas en partido político (Colombia).
En el camino han surgido nuevos grupos, nuevos modus operandi, y nuevos intereses, hasta llegar a consolidarse nuevas organizaciones terroristas, como las mega pandillas y los cárteles del narcotráfico. Pero las premisas fundamentales son las mismas: violencia indiscriminada, terror social, control de poblaciones y regiones, motivaciones económicas, políticas y religiosas.
¿Qué es el terrorismo?
La Real Academia Española ofrece tres acepciones complementarias acerca del terrorismo: a) “dominación por el terror”, b) “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror” y c) “actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.
A esta definición viene la especificación sociológica que observa: vivimos en una sociedad donde los actos de violencia son indiscriminados, orientados a causar terror para someter al Estado y/o a la población con fines políticos, étnicos o religiosos. En la evolución del fenómeno también se incluyen objetivos económicos; y se adiciona la vertebración y organización de estos grupos con alcance doméstico (regional o nacional) e internacional.
La violencia que vivimos, ¿es terrorismo?
La violencia criminal unipersonal y organizada ha crecido y salido de control en muchos lugares y diferentes países al punto de convertirse en terrorismo de facto ya que estos grupos:
– Dominan poblaciones y regiones al punto de constituirse en gobierno paralelo: cobran derecho de piso, custodian poblaciones, filtran accesos e imponen sus reglas al margen de la ley.
– Llevan a cabo actos de violencia indiscriminada que infunden terror, alarma social y un dolor indescriptible en sus víctimas y sus familias.
– Son agrupaciones bien organizadas, con jerarquías y escalafones.
– Manejan intereses económicos diversificados. Producen y trafican drogas, armas, personas, productos agrícolas, contrabando, hidrocarburos (huachicol) y productos pirata.
– Cuentan con sus propias motivaciones religiosas: satanismo (“santa muerte”), tienen sus propios “santos” (como Malverde), lugares de culto, y devociones sincréticas.
– Su nivel de influencia en los gobiernos es evidente y creciente.
La Doctrina Social de la Iglesia
La moral social condena toda violencia innecesaria; pero cuando esta llega al extremo de terrorismo, la condena es más urgente y dramática.
“El terrorismo es una de las formas más brutales de violencia que actualmente perturba a la Comunidad Internacional, pues siembra odio, muerte, deseo de venganza y de represalia. De estrategia subversiva, típica sólo de algunas organizaciones extremistas, dirigida a la destrucción de las cosas y al asesinato de las personas, el terrorismo se ha transformado en una red oscura de complicidades políticas, que utiliza también sofisticados medios técnicos, se vale frecuentemente de ingentes cantidades de recursos financieros y elabora estrategias a gran escala, atacando personas totalmente inocentes, víctimas casuales de las acciones terroristas”
“El terrorismo se debe condenar de la manera más absoluta. Manifiesta un desprecio total de la vida humana, y ninguna motivación puede justificarlo, en cuanto el hombre es siempre fin, y nunca medio. Los actos de terrorismo hieren profundamente la dignidad humana y constituyen una ofensa a la humanidad entera (…)” (CDSI, n. 514).
La Iglesia, experta en humanidad, no solo condena el terrorismo sino que señala una causa que explica el reclutamiento que operan estos grupos:
“El reclutamiento de los terroristas resulta más fácil en los contextos sociales donde los derechos son conculcados y las injusticias se toleran durante demasiado tiempo.” (CDSI, n. 514).
Esta afirmación es particularmente grave y dramática puesto que obliga a tomar conciencia acerca de la acción del Estado que ha venido tolerando el crimen unipersonal y organizado, hasta el punto de perder el control en el terrorismo que asola nuestras sociedades.-
Imagen referencial: The New York Times
Majo Frias – publicado el 23/05/25-Aleteia.org