Religiosos venezolanos viven su realidad con esperanza y “superando el miedo y el desánimo”
La vida religiosa en Venezuela "es frágil en número, en edad, en posición social, pero con un deseo inmenso de seguir apoyando a nuestro pueblo",
Los religiosos venezolanos viven la complicada y adversa situación del país con esperanza, superando el miedo y el desánimo, viviendo “en una dinámica de compromiso y trabajo transformador”, aseguró la Hna. Lety Pérez, de las Esclavas de Cristo Rey, a través de un artículo publicado en Vatican News.
“La vida consagrada en Venezuela sigue sembrando esperanza y sigue comprometida en la construcción de la paz, tratando de estar cerca de la vida de los pobres, comprendiéndolos, fortaleciendo sus organizaciones, haciendo presente a Jesús, defendiendo la vida a través de la educación, la asistencia sanitaria, centros de acogida para niños, jóvenes y ancianos”, dijo la religiosa.
La Hna. Pérez enfatizó en que los consagrados en el país suramericano están marcados por una historia de entusiasmo, por la búsqueda de soluciones a los problemas de la población, “por el llamado a la misión, a las nuevas fronteras, al diálogo con las organizaciones sociales, al apostolado intercongregacional y al despertar de la fe en la Iglesia”.
“Al acompañamiento de las comunidades, a los valores cristianos básicos, a la reflexión sobre la práctica cristiana y al diálogo, aunque a veces nuestras fuerzas flaqueen y sólo Dios conozca nuestros esfuerzos”, agregó la religiosa.
La Esclava de Cristo Rey es además miembro de la Conferencia Venezolana de Religiosos (Conver), desde donde la Iglesia en Venezuela, apoyada en sus consagrados, puede responder “al desafío de la evangelización” y al reto de trabajar para lograr la justicia social en el país.
Desde este espacio, la Hna. Pérez asegura que ha podido constatar, “que nuestra vida religiosa en el país es frágil en número, en edad, en posición social, pero con un deseo inmenso de seguir apoyando a nuestro pueblo en medio de una realidad que no es fácil de resolver y manejar”.
“Somos la vida consagrada venezolana, con sus méritos y defectos, al servicio de la evangelización en sus diversas dimensiones, con compromiso, humanidad y profesionalidad, dando testimonio del amor de Dios a través del servicio a los más necesitados”, escribió.
La religiosa recordó el inicio de su vocación, que floreció gracias a la visita de San Juan Pablo II a Venezuela, en 1985, la primera vez que un Obispo de Roma visitaba al país. En ese momento, desde la ciudad de Maracaibo, la Hna. Pérez sintió que Dios la “estaba esperando” para hacerla feliz.
Las palabras del Papa polaco le marcaron: “Era la tarde del 27 de enero de ese año, cuando nuestro amado Juan Pablo II se encontraba en Maracaibo para celebrar la Eucaristía en el aeropuerto Grano de Oro y fue allí donde con su voz firme pero amorosa de Pastor, animó a los jóvenes venezolanos para mantener la fe y la esperanza para vencer la “entación de la huida y de la evasión”.
De ese entonces, concluye, busca “ayudar a los demás a encontrarse consigo mismos, con Dios, con sus hermanos y hermanas, y juntos hacer posible un mundo más humano, más fraterno, justo y digno para todos a través del apostolado de la enseñanza, la propuesta de los Ejercicios Espirituales según el método de San Ignacio y el trabajo social y de evangelización”.-