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#VIDEO En el laico Uruguay el nuevo presidente va a la catedral a que recen por el Gobierno

Uruguay es considerado el país menos cristiano de Hispanoamérica, con una historia de hostilidad continuada a la Iglesia en el siglo XIX y buena parte del XX y una importante influencia activa de la masonería en sus élites y gobernantes. En 2014 una macroencuesta del Pew Research Center localizaba sólo un 42% de católicos.

Sin embargo, en años recientes aumentan los signos de cercanía y respeto entre las comunidades religiosas y las autoridades civiles.

Un ejemplo se ha dado este este lunes 17 de marzo, en una celebración interreligiosa en la Catedral Metropolitana de Montevideo, donde el cardenal Daniel Sturla presidió una oración pidiendo a Dios por el Gobierno, y no solo orando entre católicos, sino acompañado de cristianos de otras denominaciones y de judíos de la Confraternidad Judeo–cristiana, que era la entidad convocante del acto.

Tanto en la tradición judía como en la cristiana es común orar por los gobernantes. San Pablo se lo explica con claridad a Timoteo: «Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica» (1 Timoteo 2,2).

Al igual que en una edición anterior (con políticos distintos) el Ensemble Vocal e Instrumental De Profundis acompañó con su música el encuentro de oración.

Acudió al encuentro Yamandú Orsi, que es el nuevo presidente de Uruguay (desde el 1 de marzo) y encendió una vela. Le acompañaron el prosecretario de la Presidencia, Jorge Díaz, y el canciller Mario Lubetkin, como únicos representantes del gobierno.

Yamandú Orsi, presidente de Uruguay, enciende una vela en la catedral de Montevideo, con el cardenal Sturla, un pastor luterano y un rabino judío

Yamandú Orsi, presidente de Uruguay, enciende una vela en la catedral de Montevideo, con el cardenal Sturla, un pastor luterano y un rabino judíopresidencia uruguay

A la salida de la oración, el nuevo presidente uruguayo dijo a los periodistas que consideraba el evento «un muy buen regalo», «porque en las oraciones, homilías, como quieran llamarles, hubo un mensaje muy fuerte de esperanza«. «Si bien es cierto que cargado de una fe y una religiosidad importante, también (fue) mensaje muy concreto para alguien, que, como es mi caso, se tiene que hacer cargo nada menos que del gobierno del país», añadió.

El cardenal Daniel Sturla abrió la ceremonia. Recordó que invocaban «juntos, judíos y cristianos, al único Dios que nos une».

Acompañaron a Sturla en sus saludos a las autoridades los otros copresidentes de la confraternidad, Jerónimo Granados (pastor luterano) y Daniel Dolinsky (rabino de la Nueva Congregación Israelita de Montevideo).

Después de leerse en voz alta un pasaje de la Biblia, los tres miembros de la confraternidad, así como el obispo de Canelones, Heriberto Bodeant, compartieron oraciones sobre ideas de bien, buenos augurios, deseos de paz y avance de desarrollo pleno. Al culminar las oratorias, el presidente de la República fue convocado a encender la vela, como signo de vida e iluminación.

No es la primera vez que se celebra un acto así. Hace 5 años, el 2 de marzo de 2020, la Confraternidad Judeo-cristiana ya invitó, también en la catedral, a las autoridades del momento, el entonces presidente Luis Lacalle Pou, la vicepresidenta Beatriz Argimón y otros políticos.

Son gestos que muestran la normalidad, cortesía y participación con la que las autoridades políticas de Uruguay aceptan la oración que las comunidades cristianas y judías ofrecen a Dios, por el buen gobierno y la prosperidad. Así, queda cada vez más arrinconada la concepción de laicidad como hostilidad a lo religioso, indiferencia o absoluto distanciamiento de las autoridades respecto a lo religioso.

La Constitución de Uruguay nunca habla de «laicidad» ni «laicismo», pero su artículo 5 habla de aconfesionalidad y neutralidad religiosa del Estado y el artículo 58 establece la neutralidad y prohibición de proselitismo de los funcionarios.-

Pablo J. Ginés

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