Iglesia Venezolana

Catequesis por toda la vida

Mons Ovidio Pérez Morales:

La expresión giro copernicano se suele emplear para designar cambios radicales en una determinada relación. La pudiéramos aplicar en el reordenamiento que hace el documento del CPV sobre la catequesis al priorizar la formación en la fe de los adultos sobre la de niños y adolescentes. Veamos el texto conciliar:

La propuesta de una ampliación del concepto de catequesis (Cf. CT 17), se traduce en hacer de ésta un proceso catecumenal (Cf. CT 18 d; SD 33; 41; 49). De ahí se sigue que todo sistema catequístico debe apuntar en dos direcciones: una primera, expresar con el término teológico-pastoral de catequesis no un acto puntual ni una actividad ocasional (con motivo de un sacramento), sino un proceso pedagógico o conjunto de etapas sucesivas de formación integral, cohesionadas internamente por una finalidad o intención: la madurez espiritual (Cf. Ef 4,13). Y, una segunda, asumir la catequesis de adultos como “forma principal de la catequesis” (DGC 59) y, desde esta opción, orientar la catequesis de niños y adolescentes (CAT 55).

El CPV ha tratado de responder a los desafíos planteados en estos tiempos a la formación en la fe, de los cuales explicita como primeros los siguientes: a) progresiva descristianización de la sociedad, divorcio entre fe y vida de muchos cristianos, ausencia de fuertes y sólidas convicciones entre los que se dicen ser creyentes; b) creciente ausencia de niños y adolescentes en la comunidad cristiana, falta de apoyo familiar para su inserción gradual en la vida eclesial.  Las respuestas correspondientes que formula el Concilio son: “1: Dar prioridad a la catequesis como proceso de iniciación y maduración en la fe de la comunidad cristiana, ante todo de los adultos” y “2: Renovar y transformar la catequesis presacramental de niños y adolescentes en un proceso de iniciación en la fe”.

Como es de esperar al formular la catequesis como una dimensión del quehacer evangelizador, lo que se plantea en aquel campo está en interrelación con los otros campos de la vida eclesial, como, por ejemplo, en lo concerniente a la función formadora de la familia y al compromiso de los laicos en la Iglesia y en el mundo en un tiempo de desafiantes novedades culturales en un ámbito de creciente secularización. Hablar de catequesis es referirse a una formación de campos y horizontes ampliables (pensemos en la inclusión de la enseñanza social planteada por Catechesi Tradendae 29) y de fronteras flexibles con la teología y la pastoral sistemáticas.

Sintéticamente pudiera hablarse de una coextensión de la vida del cristiano y su formación continua y progresiva en la fe. Por otra parte la interpretación del cristiano en términos también de misionero, evangelizador, hace que el empeño formativo de éste se conciba en también en perspectiva de ineludible compromiso creyente. –

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