“Perspectiva de creación y redención”: Desafíos de Juan Pablo a la universidad
«La visita a los centros de estudios superiores es costumbre a la que, durante mis viajes pastorales, me siento especialmente inclinado. Me ofrece la oportunidad de reanudar y profundizar el diálogo con el mundo universitario que inicié hace muchos años y que desde entonces no he interrumpido nunca.» 1983, Juan Pablo II a los profesores de la Universidad del Sacro Cuore, en Milán

Bernardo Moncada Cárdenas:
«La visita a los centros de estudios superiores es costumbre a la que, durante mis viajes pastorales, me siento especialmente inclinado. Me ofrece la oportunidad de reanudar y profundizar el diálogo con el mundo universitario que inicié hace muchos años y que desde entonces no he interrumpido nunca.» 1983, Juan Pablo II a los profesores de la Universidad del Sacro Cuore, en Milán
En los significativos eventos celebrados en nuestra ciudad, conmemorando las cuatro décadas de la visita del Su Santidad San Juan Pablo II, se echa de menos rescatar, desde la ciudad universitaria de Venezuela, la relación del recordado pontífice con el mundo universitario.
En el seno de nuestra universidad, «Serrana Altiva», se escenificó la multitudinaria Eucaristía a cielo abierto, la cual le hizo exclamar con emoción que estas comunidades andinas fueron, para él, la “reserva espiritual de la nación”, y recordar, aquel 28 de enero, que se estaban «cumpliendo doscientos años de la llegada aquí del primer obispo, fray Juan Ramos de Lοra, fundador del seminario del que nace la universidad de los Andes». Así, saludó el Santo Papa, específicamente, «a las autoridades y profesores de la universidad de los Andes, en el bicentenario de su fundación».
La Parroquia Universitaria, cuya sede edificada en terrenos del campus de La Hechicera, precisamente donde se erigió la tarima para la regia ceremonia, continúa siendo testigo de su presencia, con el pino autóctono que, al igual que el araguaney implantado en en la Plaza Bolívar, sembró con sus propias manos. El elaborado altar de madera, obra de ebanisterías emeritenses, y aún en uso en dicho templo, sirvió como ara del Santo Sacrificio celebrado por él, con el Siervo de Dios Monseñor Salas. Es una valiosísima reliquia.
Es entonces pertinente rescatar, valiéndonos de la ocasión, algunas trazas de la alta valoración que Juan Pablo II, hombre de cultura él mismo, establecía sobre el mundo universitario, valoración que le encaminó siempre a una fluida relación con ese mundo.
En más de una ocasión, nuestro ilustre visitante de 1985 se dirigió a los profesores, así como a los estudiantes: «El tiempo de vuestros estudios sea tiempo fuerte de verdad —¡de trabajo auténtico!—, de preparación profesional, especialización y formación integral, entrenamiento en la responsabilidad y servicio a los otros, y de vida en Iglesia. Que la fe impregne los móviles y el espíritu en la perspectiva de la creación y redención.» (A estudiantes universitarios, en Congreso «UNIV 83» , Instituto para la Cooperación universitaria).
Juan Pablo fue un pontífice tanto o más afín a la vida universitaria que su sucesor, Benedicto XVI, quien fuera profesor y teólogo. Su reclamo a las casas de estudios superiores, tan realista como urgido, continúa siendo un llamado para que dejen de ser torres de marfil, mundos paralelos a las angustias y necesidades de sus países y comunidades.
Aún más, se puede decir, mundos paralelos a la vida real de sus estudiantes y personal de apoyo universitario.
Por ello, en ocasión del Jubileo de los profesores universitarios, en el Jubileo del 2000, exhorta: «Amadísimos hombres de la investigación científica, haced que las universidades se transformen en «laboratorios culturales» en los que dialoguen constructivamente la teología, la filosofía, las ciencias humanas y las ciencias de la naturaleza». Laboratorios culturales, de frente al medio sociocultural en que vivimos, para alimentarlo y servirlo, con los medios que se tengan, en una época cuyas contradicciones sobrepasan las limitaciones que parecen atarnos. «Estáis – señaló a los universitarios de Chile –en condiciones de detectar y analizar los rasgos caracteristicos de la cultura de vuestro pueblo. Sois vosotros los que descubris y, en cierta medida, podéis iluminar la trayectoria del devenir cultural, sugiriendo, a veces, nuevos derroteros».
El llamado final de su homilía, ante el hermoso paisaje de La Hechicera, nos exhorta a confrontar la realidad, hoy especialmente, como una prueba para universitarios y venezolanos en general: «Vuestra fe la “aquilatan a fuego” las experiencias contemporáneas».
Que permanezca, pues, nuestra fe templada al fuego, para ofrecer a los nuestros, y al mundo, la apremiante “perspectiva de creación y redención”.-