Opinión

El mensaje fraternal de Francisco

Francisco señala que el hombre ha perdido el rumbo de la historia que es la trascendencia de la persona humana en la dimensión universal

Rodrigo Rivera Morales:

El Papa Francisco fiel al evangelio de Jesús predicó la fraternidad universal. En su ejercicio sacerdotal fue un hombre de compromiso social. Su sacerdocio era al servicio del ser humano, Hizo una encomiable labor en barrios pobres, su atención principal eran los desamparados, Entendía que la verdadera caridad consistía en la presencia solidaria, en el desprendimiento de lo propio al servicio del necesitado. Apegado a su compromiso con el evangelio social y su práctica, cuando fue electo Papa, sin vacilación escogió el nombre de Francisco, selección que causó asombró, pues, nunca antes había sido usado. No fue simple antojo, sino una profunda convicción en honor a San Francisco de Asís, el santo italiano del siglo XIII conocido por su vida de pobreza, humildad y amor por la creación.

No solo causó sorpresa el nombre de Francisco, sino que era el primer Papa de América Latina, además, era el primero proveniente de la orden jesuita. Jorge Mario, su nombre, venía con una trayectoria pastoral fuertemente vinculada a los más necesitados. Según relató, posteriormente, después de ser electo su amigo el cardenal brasileño Claudio Hummes me abrazó y susurró: «No te olvides de los pobres». Esa frase, explicó el Papa, le marcó profundamente y lo llevó a pensar en San Francisco de Asís, quien era para él «el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el que ama y cuida la creación». Su llamado fue de promover una iglesia al lado de los pobres, de la humanidad y protectora de la casa que nos dio el Señor.

Francisco como ferviente de las enseñanzas de Jesús ponían siempre en el tapete que todos los hombres, sin distingos de razas, colores de piel, de continente de pueblo o religiones, somo hijos iguales de Dios, a su semejanza. Por ello, su prédica iba dirigida a que los hombres busquemos la fraternidad universal. A Francisco el conmocionaba el odio, las luchas ideológicas de religiones, de pareceres políticos y no hubiese unión para enfrentar unidos las calamidades y soñar con mundo de amor y paz.

Son extraordinariamente elocuentes sus palabras en su Encíclica Fratelli Tutti, expresando:” Durante décadas parecía que el mundo había aprendido de tantas guerras y fracasos y se dirigía lentamente hacia diversas formas de integración. Por ejemplo, avanzó el sueño de una Europa unida, capaz de reconocer raíces comunes y de alegrarse con la diversidad que la habita. Recordemos «la firme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea, los cuales deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del continente. También tomó fuerza el anhelo de una integración latinoamericana y comenzaron a darse algunos pasos. En otros países y regiones hubo intentos de pacificación y acercamientos que lograron frutos y otros que parecían promisorios”.

Francisco siente dolor que no se haya entendido la humanidad como una unidad, llena de solidaridad y amor. Ese sentimiento lo expresa así “Pero la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos 4 que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales. Lo que nos recuerda que «cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”.

Francisco nos plantea que el hombre no es un ser sino un ser por hacer, obviamente, la sociedad, construcción humana para su convivencia, cambia con la dinámica del hombre. Francisco señala que el hombre ha perdido el rumbo de la historia que es la trascendencia de la persona humana en la dimensión universal. Aun el egoísmo, el individualismo, la fan de riqueza y de poder siguen siendo flagelos, produciendo desigualdades, luchas fratricidas, divisiones, odios, resentimientos y mirarse los hombres unos o otros como rivales depredadores (homo momini lupus– el hombre es un lobo para el hombre’, todo lo contrario, a lo que enseñó Jesús y recuerda la Iglesia “el hombre es algo sagrado para el hombre”.

Ese compromiso de Francisco de una iglesia con los pobres, desprovista de riquezas y en búsqueda de la fraternidad universal, molestó indudablemente a los conservadores, a los egoístas, a los superficiales y a los fanáticos. Tan así es, que muchos de ellos calificaron a Francis como como comunista y defensor de las dictaduras comunistas o regímenes autoritarios. Supongo que estos mismos se viniese Jesús con su evangelio social, seguro lo tildarán de comunista o zurdo.  Francisco criticaba la polarización. Creía en la unidad fraterna y la unión de la humanidad para objetivos comunes del bienestar humano planetario.

Es muy claro su mensaje cuando expresó “Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte. La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación”. Este párrafo describe en buena parte lo que ha sido la política venezolana en los últimos. 40 años. Vemos aun como parte de su juego político es descalificar y tratar de polarizar.  Un sueño es que asumamos la idea de Francisco “Todos somos hermanos”.-

Doctor en Derecho. Miembro fundador del capítulo España. Bloque Constitucional

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