Cardenal Péter Erdö: «No es que los políticos no entiendan a la Iglesia: es que no entienden la realidad, lo que pasa»

«Europa no es el mundo; es importante y la amamos, pero el mundo es más grande, y debemos ser europeos mientras percibimos el movimiento del mundo entero. Es algo que pudimos aprender de Francisco», dijo el Lunes de Pascua el cardenal de Budapest, Péter Erdö, en el canal M1, entrevistado cuando se supo de la muerte del Pontífice.
Mostrar que uno sabe que el mundo es más grande que Europa tiene mucho sentido cuando has sido el cardenal al frente de la Conferencia de obispos europeos muchos años y se avecina un cónclave con una gran cantidad de obispos no europeos.
Péter Erdö figura en casi todas las quinielas de papables como uno de los cardenales con más posibilidades de ser elegido Pontífice. Se ha difundido que Erdö era el candidato preferido del difunto cardenal australiano George Pell, y ese criterio convencerá a muchos votantes.
Tiene 72 años, una edad adecuada, y Juan Pablo II lo creó cardenal a los 51, en 2003, edad jovencísima para esta dignidad.
Lleva 22 años al frente de la Iglesia de Hungría y ha participado en los cónclaves de 2005 y 2013. Por su cargo al frente de los obispos europeos, muchos le conocen en el Viejo Continente.
El Papa Francisco evitaba ir a países europeos y de mayoría católica, pero Erdö logró que fuera dos veces a Hungría (que es ambas cosas): en 2021 para clausurar su Congreso Eucarístico Internacional, con una misa ante cien mil personas y las autoridades civiles, y para una visita de 3 días sobre paz, migración y unidad europea en abril de 2023. Erdö también consiguió maniobrar para, sin alharacas, dejar a Hungría fuera de los aplausos a Fiducia Supplicans, la confusa norma sobre bendiciones a parejas homosexuales.
Tranquilo y buen negociador
Nadie duda de su capacidad diplomática. Todos se refieren a él juntando dos palabras: conservador en doctrina, moderado en las formas. Nadie lo presenta como afable, pero tampoco como alguien frío o rencoroso. Puede ser muy eficaz a la hora de recoser las junturas de la unidad tensionada en el pontificado de Francisco. Es más común compararlo a Benedicto XVI (un intelectual que a la vez es claro y riguroso) que a Juan Pablo II.

El cardenal Péter Erdö en una tertulia con jóvenes en la Cuaresma de 2025
En 2011, La Razón le entrevistó como presidente de los obispos europeos, preguntándole por los poderes civiles hostiles a la Iglesia. «Lo que sucede no es que los políticos no entiendan a la Iglesia: es que no entienden la realidad, lo que pasa». Y añadía, adelantándose a algo que cada vez sería más frecuente: «Hay programas electorales de partidos que ¡ya ni siquiera hacen promesas!».
En esa entrevista mencionó dos veces a su padre, y siempre en relación con la conciencia y la libertad. «En la época comunista en Hungría, al padre de un compañero mío, ginecólogo cristiano, fue despedido y se le prohibió ejercer por negarse a practicar abortos. También a mi padre le impidieron ejercer por ser persona religiosa», explicaba como ejemplo de un Estado que limita injustamente la libertad y la conciencia.
Y añadía: «Un cristiano en esa situación puede tener que renunciar a participar en política de partido, pero no puede renunciar a transformar el mundo con su trabajo, aunque no llegue a ser ministro. Mi padre decía que el precio de la autenticidad era la modestia«.
Estudió a Nicolás de Cusa, filósofo y diplomático
Hijo de médico e intelectual, el mayor de una familia de seis hermanos, estudió en los seminarios diocesanos de Esztergom y Budapest. Continuó sus estudios entre 1977 y 1980 en Roma, en la Universidad Pontificia Lateranense, y obtuvo dos doctorados, en Teología y Derecho Canónico (tiene una tesis doctoral sobre Nicolás de Cusa, genial cardenal filósofo y diplomático del siglo XV). Fue profesor de ambas disciplinas. En 1998 Erdö era rector de la Universidad Católica Peter Pazmany de Budapest y profesor invitado en numerosas universidades. Solo pasó 3 años como obispo auxiliar en Szekesfehervar antes de que Juan Pablo II le pasara a Budapest como arzobispo. Durante 7 años (hasta 2010) fue el cardenal más joven del Colegio cardenalicio.
En 2014-2015, en el Sínodo de la Familia, el Papa Francisco le encargó la importante tarea de ser relator general, y mostró su capacidad de mediar y equilibrar entre las corrientes del sínodo.

El cardenal Péter Erdö se deja fotografiar con feligreses en Budapest; sin ser el más campechano del mundo, es cercano a los fieles
Sin dejar nunca Budapest, ha participado como miembro en la Curia Romana en Secretaría de Estado, Educación Católica, Culto Divino, Interpretación de Textos Legislativos, Signatura Apostólica) y, desde 2020, en el Consejo para la Economía (vaticana) instituido por Francisco.
Habla con fluidez en francés, inglés e italiano y se maneja con el ruso y el eslovaco (lenguas eslavas). Todos valoran de él su capacidad de trabajo, algo muy necesario para la titánica tarea de gobernar una Iglesia.
Veterano en el ecumenismo, pero con rigor
Desde sus plataformas europeas, ha destacado como un gran impulsor de un ecumenismo riguroso desde lo doctrinal pero ambicioso en el trabajo conjunto entre denominaciones.
Mostró su oposición a la idea de facilitar la comunión a personas que viven en uniones estables de pecado y a dar algún valor a las uniones entre personas del mismo sexo. También ha sido firme frente a la anticoncepción y el aborto. En 2015 criticó los movimientos masivos de migrantes o refugiados, pero enmarcándolo siempre en la tradición de la Doctrina Social Católica.
Como opción, atrae a los llamados conservadores y a muchos moderados. Para muchos, es el conservador tranquilo capaz de reencauzar aguas que están encharcando la Iglesia. Sin ‘vendettas’ que resolver en la Curia ni en Italia, bastantes cardenales lo pueden considerar como la propuesta con más posibilidades.-