Habla la prima del Papa que estuvo en su funeral
Al final del funeral, la misionera salesiana y prima del Papa Francisco habla de su vínculo personal con el Pontífice: el cariño familiar, los recuerdos compartidos y el testimonio de un hombre que vivió con sencillez y amor al pueblo

“Que Dios los bendiga y Nuestra Señora los guarde”. Con la misma bendición que el Papa Francisco solía dar a todos, la Hermana Ana Rosa Sívori nos saluda al final del funeral en la Basílica de San Pedro.
Misionera salesiana y prima del Papa, la Hermana Ana Rosa comparte con voz emotiva y serena el discreto y profundo vínculo que la unía a él: el cariño de la familia, los recuerdos sencillos, el testimonio vivo de un hombre que eligió la humildad como forma de vida.
Hermana Ana Rosa, ¿cómo vivió este día tan intenso y emotivo?
Fue muy difícil. Todo sucedió demasiado rápido. Nadie esperaba algo tan repentino. Fue un golpe.
¿Tuvo la oportunidad de saber de él recientemente?
No, no supe nada de él mientras estuvo en el hospital. La última vez que me llamó fue hace dos años, cuando estaba enferma. Normalmente nos escribíamos: yo le enviaba una carta manuscrita y él me respondía. Recibí la respuesta, escrita con su letra muy pequeña y difícil de leer, que la secretaria escaneó y me envió.
¿Qué tipo de vínculo familiar tenían?
Mi padre y él eran muy unidos. Para él, mi padre era fundamental, antes de ser Papa. Lo quería muchísimo. Y lo mismo ocurría con Jorge. Había un afecto muy profundo.
¿Y existía también esa gran confianza entre ustedes dos?
Sí, por supuesto. Había una relación muy familiar y afectuosa. Acompañó al Papa Francisco durante su viaje a Tailandia.
¿Qué recuerdos tiene de aquellos días?
Quería que estuviera a su lado. Dondequiera que iba, ya fuera para encontrarse con el rey o con el bonzo más importante, yo siempre estaba con él, en el coche a su lado. Fueron días muy emotivos. Las niñas de nuestros colegios decían con orgullo en casa: «Nuestra monja estuvo con el Papa Jorge».
Sesenta años de misión en Tailandia:
¿Cuánta fuerza recibió del pontificado del Papa Francisco? Mucha. Es posible que, indirectamente, su pontificado también fortaleciera mi presencia allí.
Ahora que regresa a Tailandia, ¿vino específicamente para despedirse del Santo Padre?
Sí, vine específicamente para esto. Sentía que tenía que estar allí. Me fui al día siguiente de su muerte.
¿Hay algún recuerdo, algún rasgo del Papa que quiera conservar para siempre?
Su humildad. Su sencillez. Creo que son cualidades que han tocado el corazón de todos. No le gustaban las grandes cosas, los reconocimientos solemnes. Le gustaba estar entre la gente sencilla, entre el pueblo. Y eso es lo que hace que una persona como él sea aún mejor.-
(ZENIT Noticias – SIR / Roma, 27.04.2025)