Hay más jóvenes católicos devotos en Occidente: 15 palancas parecen ser la causa
El mundo pagano sólo ofrece masas anónimas o individualismo feroz: el cristianismo ofrece comunidad y familia. Y eso atrae a muchos

Faltan estudios a nivel global y también a nivel de distintos países, pero empiezan a acumularse indicios. Entre los jóvenes de hoy, de 18 a 24 años, hay más católicos convencidos, o al menos católicos participantes, que hace unos 15 o 20 años, o que entre los treintañeros y cuarentañeros. Son más visibles, invitan a otros jóvenes y tejen redes entre ellos, a veces muy fuertes.
Se apoyan en una cierta paradoja: lo digital (Internet y pantallas) les permite un fácil contacto con la fe, sus contenidos y comunidades, pero lo presencial, que se ha convertido en algo valiosísimo, les ancla a relaciones personales y espirituales reales y fuertes.
Algunos indicios de un avivamiento de fe juvenil
España: En 2010, se declaraban «católicos practicantes» un 7% de los jóvenes españoles entre 15 y 24 años; en 2017, ya eran un 8,2% (casi un 9% entre mujeres). Ambos datos son de los sondeos de Fundación SM. Pero en el barómetro de abril de 2025 del CIS (del socialista Tezanos), encontraban un 15% de jóvenes de 18 a 24 años que se consideraban católicos practicantes. (El CIS, desde que lo controla el socialista Tezanos, da resultados muy extraños y deja de ser una herramienta útil para la medición de la religiosidad).
El indicio catalán: en 2022, el CEO de la Generalitat de Cataluña (equivalente catalán al CIS), detectaba que un 33% de jóvenes de 18 a 24 años se declaraban católicos, mientras que 8 años antes sólo lo declaraban un 28%. Los ateos entre los jóvenes eran un 32%, pero es que ocho años antes habían sido un 50%.
En el Reino Unido: el estudio Clements & Bullivant de 2022 detectó que los católicos jóvenes son más practicantes que los más mayores (un 45% de los que tienen entre 25 y 34 años van a la iglesia con cierta frecuencia, frente a un 17% de los que tienen entre 55 y 64 años). Los que decían que nunca van a misa eran el doble entre los mayores de 45 años, que entre los que tienen de 18 a 44. Este estudio sospecha que los jóvenes no sólo practican más, sino que creen más firmemente en Dios, que los mayores.
También en el Reino Unido: según el sondeo de Bible Society y YouGov presentado en abril de 2025, un 16% de los jóvenes de 18 a 24 años van a la iglesia (no solo a la católica) con frecuencia; sólo hay un grupo más practicante, los mayores de 65 años (con 19%). Los jóvenes anglicanos, aunque son más en número, son muy poco practicantes: por cada joven anglicano que va a la iglesia hay dos jóvenes católicos que van a misa, convirtiéndose los católicos, en cifras absolutas, en la mayor comunidad joven practicante.
En Francia: en el año 2022 se bautizaron unos 1.000 jóvenes de 18 a 25 años; en 2025 se han bautizado 4.000 de esa edad, cuatro veces más. También se bautizaron en 2025 más de 7.400 adolescentes, de entre 11 y 17 años, un 33% más que el año anterior.
En Nueva York: como en todo EEUU, hay un «boom» de conversiones al catolicismo entre adultos jóvenes. El sacerdote Raymond Maria La Grange, de la parroquia de San Vicente Ferrer en Manhattan, explicaba en The New York Post que 3 de cada 4 conversos que tiene este año tienen entre 20 y treinta y pocos años. Son de todo tipo de orígenes, nivel económico y social, pero coinciden en ser jóvenes. Y empezaron a llegar tras la pandemia.
¿Qué hay detrás de este crecimiento, aún pequeño y por medir, pero ya detectable y de alcance mundial?
Podemos proponer, como hipótesis, 15 palancas o impulsos.

Jóvenes voluntarios católicos de la JMJ de Lisboa en 2023
1. La natalidad: las familias religiosas tienen más hijos
Todos los estudios muestran que la gente más creyente, de cualquier nivel económico, es más valiente o generosa a la hora de tener hijos, y si sus hijos también son creyentes, también tendrán más hijos. A los no creyentes, les pasa exactamente lo contrario: tienden a tener uno o ningún hijo, y extinguirse.
Las familias de 3 hijos o más también suelen tener más redes de apoyos de todo tipo, lo que les ayuda a florecer. Así, los religiosos tienden a tener hijos religiosos, si logran cuidar su transmisión de la fe. Si alguna de las numerosas universidades católicas españolas hiciera un estudio sobre esto, encontraría las cifras muy rápido: siendo España un país de natalidad desastrosa, enseguida se constataría que quienes tienen hijos son, sobre todo, las personas más religiosas. Y esos son los jóvenes que mantienen su fe y la contagian a otros amigos.
2. La inmigración: los inmigrantes son jóvenes y religiosos
Los migrantes, por definición, suelen ser jóvenes, y la inmensa mayoría (exceptuando chinos y personas de dictaduras comunistas) son muy religiosos. Se juntan con otras personas religiosas, acuden a las parroquias por razones de fe pero también sociales, fundan nuevas familias y llevan sus hijos a catequesis.
Es paradigmático el caso de la inmigración en Cataluña, con datos del CEO de 2023: entre los jóvenes catalanes no creyentes (de 18 a 35 años), sólo un 4% tenía ambos padres nacidos fuera de España, y un 50% tenía ambos padres nacidos en Cataluña. En cambio, entre los católicos practicantes, un 28% tenía ambos padres nacidos fuera de España (italianos, hispanoamericanos, etc…) y sólo un 31% ambos padres nacidos en Cataluña. En una clase de 10 niños de catequesis en Cataluña, 3 tendrán ambos padres no españoles, y casi 2 tendrán ambos padres no catalanes.

Religiosidad de los jóvenes adultos en Cataluña, según origen de sus padres; datos del CEO de la Generalitat de 2023naciodigital / ReL
La inmigración no son solo «migrantes que vienen a misa», sino migrantes que se casan con nativos, que tienen hijos, que aportan sus tradiciones y métodos evangelizadores. Y todo eso atrae a más jóvenes.
3. Hartos del vacío: consumismo, pantallas, relaciones huecas o tóxicas
Muchos jóvenes en un entorno mundano se dan cuenta a los 20 o 25 años que han quemado etapas y placeres. Han pasado muchas horas con teleseries, videojuegos, consumismo, relaciones sexuales banales, novios inmaduros y tóxicos y falsas amistades. Y ven que eso no llena, como mucho entretiene, a menudo daña. Con esas heridas, buscan sentido, y a veces sanación, en la Iglesia y en Cristo.
Nathalia Gilliard realizó un estudio sobre adultos bautizados en la región de Valonia (la mitad sur de Bélgica, francohablante) en los años 2010, 2011 y 2012. El 75% de los catecúmenos declaraba que lo que querían era iniciar o fortalecer una relación con Dios. Otro 50% decía que buscaban una vida con más sentido y coherencia. Buscar sentido es un motor poderoso cuando se viene del vacío.
4. La pandemia, la guerra, la incertidumbre vital
La pandemia de coronavirus 2019 a 2021, y la invasión rusa de Ucrania hacen que muchos jóvenes europeos sientan lo mismo que hace un siglo, con la Primera Guerra Mundial y la gran pandemia de gripe. Las vanidades humanas, sus banalidades, no son seguras. Sólo Dios tiene palabras de vida eterna. Tampoco es factible hacer un plan de vida previsible (estudiar, trabajar, formar familia, comprar casa, tener hijos…) Todas esas cosas que en los años 60 fluían con cierta rapidez, hoy son muy inciertas y difíciles. Eso lleva a la pregunta por Dios.
5. Internet facilita conocer el cristianismo… y con más variedad de maestros
El cristianismo incluye unos contenidos: enseñanzas que hay que conocer. Si tu maestro es ineficaz o antipático, puede que abandones ese camino de fe. Pero con Internet, ¡hay variedad de maestros! Si tu catequista, tu obispo o el Papa no son de tu estilo, si su vocabulario o ejemplos te aburren, ¡puedes encontrar buenos maestros y predicadores en Internet, incluso en otro país o idioma!
Muchos que se interesan por el catolicismo ven vídeos, tutoriales y webs de testimonios o espiritualidad (como ReligionEnLibertad, gracias a la generosidad de los donantes) durante meses o años, antes de dar el paso de ir a hablar con un párroco. Y gratis. Formarse y explorar es más fácil que nunca, y más para los jóvenes.
6. Internet facilita invitar y mantener comunidad: pocos, pero conectados entre ellos
El cristianismo no son sólo contenidos, sino, sobre todo, relaciones: con Dios, y con los hermanos. Internet ayuda a los jóvenes a mantener ese contacto y relaciones. Un joven converso no se limita a ver a otros jóvenes en la misa de domingo, cada siete días, sino que forma parte de un grupo de Whatsapp, una red en Instagram, un listado de correos, etc, que a todas horas mantienen lazos, acompañan con consejos, invitan a actividades (aunque sean online). Incluso un emigrante que trabaja en un remoto hotel rural los fines de semana y no puede ir a misa a hacer vida parroquial normal puede mantener contactos online con una comunidad de fe.

Jóvenes católicos, voluntarios y peregrinos en la JMJ de Lisboa de 2023GONCALO MOURAO
7. Lo presencial y experiencial es hoy más valioso, y el catolicismo es presencial: liturgia, sacramentos, religiosidad popular, grupos…
Lo artificial, como los dibujos o canciones hechas con IA, o las películas en pantallas, son abundantes, gratis y poco valiosas. Desalmadas. Lo que hoy vale de verdad es el encuentro personal cercano, físico, presencial, sensorial.
La misa exige acudir en persona, invita a comer, cantar, dar la mano. Los sacramentos son muy físicos. La religiosidad popular también, y atrae a los jóvenes: telas, inciensos, olores, música, emoción compartida… Un grupo que te pide acudir semanal o quincenal o mensualmente, pero con quien se puede hablar, y a veces llorar y reír. Eso no está en las pantallas, ni en el cruel y desnudo mercado mundano. La vida real está en el contacto real, y la Iglesia lo ofrece.
8. Más y mejor música cristiana
Para los jóvenes, religiosos o no, la música es importante. Es, además, un arte muy espiritual, sin forma física, que eleva y educa en lo abstracto. También conduce sentimientos. La Iglesia Católica cada vez es más intencional en su uso de distintos tipos de música. El fenómeno de Hakuna es musical, antes que juvenil; también la música worship o de alabanza. Hay otros géneros (rap, melódica, folk, incluso rock cristiano) que son accesibles en Internet. Permiten una subcultura joven suficiente, una o varias tribus si se quiere. Y cada vez de mejor calidad artística y factura. Los movimientos católicos y parroquias deberían invertir más y más en sus músicos en directo y en la grabación de buenos videoclips.
9. Más y mejor catequesis para jóvenes; menos oferta «casposa»
La Iglesia ha mejorado tanto su catequesis para jóvenes y adolescentes (es ejemplar el éxito de las catequesis LifeTeen) como su kerigma para jóvenes adultos (Cursos Alpha, Emaús, Effetá, etc…) También en el mundo scout católico hay más ortodoxia y voluntad evangelizadora.
Y todo se hace con mejores vídeos, carteles, diseños… a menudo porque se utilizan materiales internacionales de comunidades con profesionales (y no cosas improvisadas por un cura o catequista bienintencionado, aunque sea el delegado de la diócesis).
10. La universalidad de la Iglesia… más cercana
Muchos jóvenes, cuando acuden a una JMJ o un gran encuentro católico internacional, dicen que lo que más les impacta es la universalidad de la Iglesia. Aprecian mucho esa doble dimensión: la diversidad en la unidad, ser una comunidad mundial con una presencia muy local, ser hermano de alguien de la otra parte del mundo que habla otro idioma y viste distinto. Y con Internet ese hermano lejano está bastante cerca, en whatsapp o en Zoom. Si lo local falla, el joven sabe que hay mucho más, que la Iglesia es muy grande.
11. La Iglesia atrae como propuesta de justicia social (o resistencia anti woke, o frente al Islam).
Hay jóvenes no muy espirituales ni místicos pero con inquietudes sociales. Les indigna la injusticia, y esto puede referirse a la explotación del trabajador, a las ideologías que impiden la libertad, a los egoístas que destruyen la Creación hermosa de Dios o a religiones injustas y dañinas, como el Islam, o, al menos, algunas versiones degradadas del Islam. Así, ante esos peligros, exploran la propuesta cristiana y ven que es razonable, virtuosa, muy elevada pero a la vez muy aplicable en lo concreto. Así surgen muchos que dicen ser «católicos culturales», pero que no están lejos de enamorarse de Cristo si alguien se lo acerca más.
12. El catolicismo tiene un elemento contracultural
Los jóvenes siempre han tendido a ser «revolucionarios», a ser contestatarios ante lo que encuentran como defectuoso y a pedir alternativas utópicas, exigentes, enormes, generosas… y el catolicismo tiene todo eso. Incluso a nivel sexual funciona: «no te podrás acostar con esa, es católica convencida, se lo toma en serio». Eso hace a esa chica especialmente fascinante. El catolicismo es contracultural y eso atrae a muchos jóvenes. Además, entre los que se han criado en familia cristiana, ser cristiano implica ser un joven parte de una minoría presionada… y las minorías presionadas tienden a sacar pecho, organizarse mejor y ofrecer más.
13. Reconectar con el pasado: superar leyendas negras y orgullo cronológico
En España, y en otras partes de Occidente, hay jóvenes hartos de que les hagan sentir culpables por cosas que supuestamente hicieron sus antepasados: guerras, leyes, civilizaciones enteras… Les dicen que no hubo humanidad ni civilidad hasta los años 70 (la revolución sexual, no la Declaración de Derechos Humanos) o hasta el divorcio o el matrimonio homosexual, presentados como el bien absoluto, de crítica prohibida. Algunos jóvenes, incluso no muy espirituales, sospechan que los hombres del pasado debieron ser grandes hombres, descubridores, pensadores, constructores… En España vemos sus edificios por doquier, también en la América virreinal. Estudiando Historia, muchos descubren que era su fe lo que les hizo valientes y generosos. Y así, quien ama la Historia, se siente fascinado por la fe, y la figura luminosa de Cristo y sus santos.
14. Ante familias rotas, la Iglesia ofrece refuerzos para crear familias fuertes
Muchos jóvenes no se creen las promesas de la revolución sexual: sus padres desaparecieron de sus vidas, sus padres nunca se casaron, o se divorciaron. Novios inmaduros, relaciones tóxicas, hombres sin padre que no quieren responsabilidades, mujeres heridas y dañadas que miran con amargura a los hombres… Algunos jóvenes, cuando se preguntan «quién me puede ayudar a crear una familia sana, fuerte, a encontrar una pareja comprometida, a cuidar bien a mis hijos», descubren que la Iglesia es quien defiende todo eso… y casi nadie más. Se necesita una tribu para educar a un niño, y la Iglesia aporta esa tribu.
15. El catolicismo ofrece comunidad real, muy valiosa en la juventud
En un mundo de familias pequeñas, separadas y débiles, el apoyo de una red de amigos, conocidos generosos y, en general, gente buena, es muy apreciado. Los jóvenes tantean a los católicos y encuentran en sus parroquias, movimientos y comunidades una red real de amistades y fraternidad.
La amistad verdadera es un valor escaso en nuestro mundo, y una exigencia de Cristo: «Vosotros sois mis amigos, no hay mayor amor que dar la vida por los amigos». El mundo pagano sólo ofrece masas anónimas o individualismo feroz: el cristianismo ofrece comunidad y familia. Y eso atrae a muchos.-