Opinión

León XIV en la ruta de León XIII

Gehard Cartay Ramírez:

Creo que constituye un buen augurio que el cardenal Robert Prevost, convertido en el nuevo Papa, haya adoptado como nombre para su pontificado el de León XIV, inspirado por León XIII (1810-1903), quien proclamó la Doctrina Social de la Iglesia en su encíclica “Rerum Novarum”, dada a conocer en 1891.

Se trata de una decisión trascendente, además. Como el nuevo Papa lo explicara hace pocos días, la misma obedece a su deseo de impulsar el legado de León XIII, especialmente en cuanto a la cuestión social y el compromiso de la Iglesia Católica en la lucha contra la injusticia, así como su compromiso con los más necesitados.
Porque ese fue justamente el propósito de la “Rerum novarum”, pero ampliándolo a los seglares llamándolos a involucrarse en la lucha por la solución de los grandes problemas sociales y económicos de la humanidad. Esta encíclica, además, produjo un severo cuestionamiento contra los excesos de capitalismo, la inhumanidad de los patronos y la desenfrenada codicia de los competidores, así como la usura y las deplorables condiciones en que sufrían los trabajadores.

La encíclica destacaba entonces, frente a este cuadro, a la propiedad privada como un derecho natural, al igual que la dignidad del trabajador y del trabajo, el derecho de los obreros a salarios justos y otras compensaciones espirituales y materiales. Igualmente apoyaba el derecho de asociación sindical, la defensa de la familia y la definición del Estado como garante del bien común. Todo ello puede resumirse en la idea cristiana de la justicia social, un concepto innovador a finales del siglo XIX.

Pero, al propio tiempo, la “Rerum novarum” condenaba las ideas socialistas en boga que “después de excitar en los pobres el odio a los ricos, pretenden que es preciso acabar con la propiedad privada y sustituirla por la colectiva, en la que los bienes de cada uno sean comunes a todos (…) con lo cual creen ellos que pueden curar radicalmente el mal hoy día existente”. “Pero este su método (…) conculca los derechos de los propietarios legítimos, altera la competencia y misión del Estado y trastorna por completo el orden social”.

Tales pronunciamientos eran trascendentales, no cabe duda, pues la Iglesia, bajo el mando de León XIII alertaba contra las injusticias y proponía un nuevo orden político, económico y social, condenando por igual los excesos del capitalismo y las ideas destructivas del socialismo. Tal llamamiento estimuló a muchos católicos y cristianos a participar en las luchas políticas y sociales futuras, dando lugar a la fundación de los primeros partidos demócratas cristianos en Europa y América. Las consecuencias que trajo la “Rerum novarum” fueron, pues, transcendentales para un nuevo orden de cosas en el mundo.

Y esta es la senda anunciada por León XIV, no sólo al escoger su nombre como nuevo Pontífice, sino fundamentalmente por sus ideas, que pretenden continuar y desarrollar las de León XIII. Se trata, insisto, de un buen augurio, pues bien sabemos que las injusticias sociales siguen existiendo en el mundo, a pesar de las muchas conquistas que en este campo ha logrado la humanidad y que, como bien se sabe, el mal en sus distintas formas sigue acechando a la persona humana. Justamente por eso, el nuevo Papa, al aparecer ante la Plaza de San Pedro el día de su elección, nos dejó una afirmación contundente: “El mal no prevalecerá”.

Estamos llamados a ser optimistas con la elección de León XIV ante la compleja situación que hoy amenaza a la civilización occidental y cristiana. Valores fundamentales como el derecho a la vida, a la libertad y a la realización personal están en juego por la invasión de creencias y doctrinas totalitarias e inhumanas. La institución de la familia igualmente sufre serios y continuos ataques por parte de la llamada “cultura woke”, a la que algunos teóricos asimilan con un marxismo “reencauchado”, visto su monumental fracaso histórico.

No es exagerado afirmar que, en este contexto, la inminencia de un enfrentamiento de culturas, religiones y civilizaciones aparece en el horizonte como una angustiante posibilidad, con sus secuelas políticas y sociales.

En estas circunstancias tan complejas le corresponderá a León XIV ejercer su responsabilidad de máximo líder de la Iglesia Católica. Tal como él mismo lo afirmara en sus primeras palabras, hoy más que nunca está planteada una civilización del amor y la paz -tan necesarias en este crucial momento planetario-, donde la fraternidad congregue a la humanidad y a nuevo orden de justicia y solidaridad, ajeno a los totalitarismos de cualquier naturaleza.-

Miércoles, 14 de mayo de 2025.
Publicado por la patilla.com

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