León XIV conoce la realidad del pueblo cubano de primera mano, afirma líder de los agustinos en Cuba

El Papa León XIV “lleva muy adentro de su corazón al pueblo cubano” y conoce de primera mano la realidad que afronta, ha afirmado el superior delegado de la Orden de San Agustín en la isla, P. José Alberto Escobar.
En diálogo con ACI Prensa, el sacerdote indicó que el conocimiento que tiene el actual Papa sobre Cuba viene desde sus años como prior general de la Orden entre 2001 y 2013, pues fue durante su gestión que los agustinos regresaron a la isla luego de casi cuatro décadas de ausencia.
El P. Robert Prevost, nombre del nuevo Pontífice, visitó Cuba en abril de 2008 y en febrero de 2011. La primera vez “dedicó mucho tiempo a conocer las comunidades en Chambas (Diócesis de Ciego de Ávila) y en Puerto Padre (Diócesis de Holguín)”.
Además, compartió “con las personas en el mismo pueblo de Chambas y otras comunidades de fe muy sencillas que conforman esta extensa comunidad parroquial”. Lo mismo haría con la población de Puerto Padre y a Holguín, y ya en La Habana, el Cardenal Jaime Ortega “le pidió que los agustinos comenzaran esa labor de apoyo en la formación del clero de Cuba con agustinos que dieran clases en el Seminario Mayor”.
Esta petición “se concretaría con agustinos que han podido dar clases de Teología, Filosofía o Humanidades hasta nuestros días”, indicó el superior delegado en Cuba.
El P. José Alberto Escobar dijo que en su visita de 2011, el P. Prevost se centró “en presidir la Asamblea que los agustinos tenemos anualmente donde evaluamos y programamos los aspectos principales que tienen que ver con nutra vida comunitaria y personal en Cuba”.
Por ello, el P. Escobar asegura que “León XIV conoce la realidad del pueblo cubano de primera mano”, pero “no únicamente por su etapa como prior general en la que compartió con las personas de nuestras parroquias, sus alegrías, inquietudes, miedos o desvelos”, sino también “escuchando, visitando, compartiendo en sus casas e incluso hospedándose en sus casas”.
El Papa León XIV “ha vivido la misión desde su juventud y siempre ha sido muy sencillo y auténtico en las relaciones personales con quienes trata”, y “ha mantenido interés por saber cómo es la vida de fe de la Iglesia en Cuba y de sus hermanos agustinos”.
Dijo que incluso, cuando ya era obispo de la diócesis peruana de Chiclayo, tuvo la oportunidad de conversar con Mons. Prevost en dos ocasiones y “mi impresión es que lleva muy adentro de su corazón al pueblo cubano”.
“Él es pastor que colabora con nuestro Buen Pastor así que este conocimiento de primera mano y este amor ya están presentes será para bien de la Iglesia y por tanto también de Cuba. Con tantos fieles de la Iglesia que le conocen, con todos nuestros hermanos agustinos su presencia y ministerio nos infunde una inmensa alegría y esperanza en Cuba. Esto ya es un hecho”, aseguró.
La historia de la Orden de San Agustín en Cuba
La Orden de San Agustín llegó a la isla en 1608 con una comunidad que se estableció en La Habana y que fue creciendo con obras pastorales en capillas e iglesias. A esta expansión en la isla aportarían también los religiosos que arribaron desde Estados Unidos en 1889.
Sin embargo, en 1959 Fidel Castro toma el poder y Cuba es sometida a un régimen comunista. “En 1961 todos los religiosos son expulsados junto a la gran mayoría de sacerdotes del país, como consecuencia de las desavenencias con el nuevo régimen político”, relató el P. Escobar.
De los agustinos, el gobierno sólo permitió que se quedara el P. Juan McKniff, actual siervo de Dios, quien hizo “una excepcional labor eclesial y social en la Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. En 1968 solicitó salir temporalmente por motivos de salud, las autoridades políticas se lo conceden y posteriormente cambian de parecer y no le dejarán volver jamás”.
Pero en noviembre de 2006 la Orden de San Agustín volvería a Cuba con una comunidad que se instalaría en la Diócesis de Ciego de Ávila.
En declaraciones a Vatican News, el Obispo de Holguín, Mons. Emilio Aranguren, relató que todo comenzó en 2005 cuando con el Cardenal Jaime Ortega conocieron en Roma a fray Robert Prevost, entonces prior general de la Orden. Ambos líderes cubanos le pidieron que volvieran a Cuba, lo que ocurrió al año siguiente.
El P. Escobar narró que en 2005 “dos agustinos vienen por dos meses a una experiencia de misión a Cienfuegos. En ese año es nuestro prior general el P. Robert F. Prevost, actual Papa León XIV que, con su Consejo, impulsan decididamente que la Orden vuelva a Cuba”.
“En el año 2008 se abrirían dos comunidades más, una fue en la parroquia de San José de Puerto Padre en Las Tunas y otra en Tarará en La Habana. En el año 2011, por petición expresa del Cardenal Jaime Ortega, los agustinos de La Habana volvemos de nuevo la parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje en La Habana Vieja”, añadió.
El superior delegado indicó que las comunidades de agustinos en Cuba —por las que han pasado hermanos de otras partes de América, Europa, Asia y África— “han estado bajo la jurisdicción de la Curia General hasta 2018, por tanto, hasta el año 2013” el P. Prevost “ha estado muy cerca del día a día de nuestra vida y apostolado”.
Así, ahora la labor de los agustinos está “enfocada en dos campos: la atención de parroquias en el interior de la isla o en La Habana y una labor docente muy importante principalmente con el apoyo al Seminario Mayor en La Habana”, así como el Instituto de Humanidades P. Félix Varela.
Los desafíos de la Orden de San Agustín en Cuba
El P. Escobar indicó que desde su regreso en 2006 la Orden “ha tenido como único objetivo estar al servicio de la Iglesia”.
“Hemos evitado cualquier tipo de pretensiones que obstaculizara o dificultara este servicio a una Iglesia tan frágil en lo que se refiere al número de sacerdotes, recursos materiales o lo que de por sí supone una vida en las condiciones que nuestro pueblo tiene que afrontar”, señaló.
El sacerdote agustino dijo que a casi 20 años del regreso hay “desafíos que aún se mantienen y otros que han variado”.
Indicó que el primero de todos es “ser fieles al Evangelio y a nuestro carisma como agustinos en medio de un contexto social y político marcado por el comunismo y lo que ello supone como visión de vida social y antropológica”.
Asimismo, “celebrar una Eucaristía en el interior del país en templos ruinosos, llevar la Palabra, fomentar proyectos que ayuden al desarrollo integral de la persona, hablar de paz o justicia social conlleva mucho esfuerzo y no hay resultados evidentes o llamativos. Esto no ha cambiado”.
“Hay una Iglesia que aún nos necesita. Compartimos todos los desafíos sociales y políticos que el pueblo de Cuba ha afrontado y actualmente afronta con mayor o menor intensidad: temor a expresarse con libertad por represalias, infiltrados de la seguridad del Estado, ausencia de posibilidad de elegir otras formas de gobierno”.
Asimismo, “carencias de alimentos o medicamentos, éxodo masivo de la población que emigra buscando una vida mejor y más actualmente el deterioro de todo lo que depende del estado y el incremento de diferencias sociales donde se ve la opulencia de unos pocos y la pobreza de muchísimos”.
El P. Escobar dijo que vivir en Cuba “significa inculturarnos en este pueblo y cultura que han intentado monopolizar quienes promueven este tipo de sociedad y rigen actualmente”. “Es un desafío permanecer en esta Iglesia en estas circunstancias y nosotros creemos que el Señor nos llama a dar la vida por su Iglesia en esta realidad”, afirmó.-