Misa inicio pontificado de León XIV: “Fui elegido sin tener ningún mérito y vengo ante ustedes como un hermano”

El Papa León XIV aseguró que en el cónclave fue elegido “sin tener ningún mérito”, al tiempo que se presentó al mundo “como un hermano” en la Misa con la que dio inicio a su pontificado y en la que reivindicó una Iglesia unida y de talante misionero que no se encierre en sí misma.
“Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo ante ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia”, afirmó el Pontífice.
La ceremonia arrancó en el altar de la Confesión, situado en el centro de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, donde se erige el baldaquino de Gian Lorenzo Bernini. El Papa León XIV descendió por las escaleras junto con los Patriarcas de las Iglesias Orientales hasta la tumba de San Pedro donde se detuvo en oración durante unos minutos. A continuación incensó el Trophæum Apostolicum, el venerado monumento que señala la tumba del primer Papa y piedra sobre la que Cristo edificó su Iglesia.
Después, León XIV se dirigió en procesión al altar de la celebración en la Plaza de San Pedro mientras se cantaban las Laudes Regiae, el antiguo himno litúrgico de aclamación al nuevo Pontífice.
Nada se ha dejado al azar en esta ceremonia en la que el Evangelio ha sido proclamado en dos lenguas, griego y latín, en otro símbolo para expresar la unidad de la Iglesia y subrayar que el sucesor de Pedro es el Papa tanto de los católicos latinos como de los católicos orientales.
Muy cerca del altar se ha colocado la imagen de la Virgen del Buen Consejo, proveniente del santuario mariano de Genazzano, hasta donde se trasladó León XIV el sábado 10 de mayo en su primera visita sorpresa, dos días después de ser elegido.
Además, de la puerta de la Basílica de San Pedro colgaba un tapiz flamenco, realizado para la Capilla Sixtina a partir de una obra de Rafael Sanzio y conservado en los Museos Vaticanos, que representaba el diálogo entre Jesús y Pedro tras la pesca milagrosa.
Iglesia unida, fermento para un mundo reconciliado
En su homilía, el Pontífice marcó el tono programático con el que afrontará su pontificado al destacar que el “amor” y la “unidad” son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro.
“Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”, afirmó.
De este modo, lamentó que en el mundo haya “discordia” y “demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”.
Frente a estas injusticias, reivindicó una Iglesia que sea una “pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad”.
“Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para formar su única familia: en el único Cristo somos uno”, expresó.
Por otro lado, también lanzó un mensaje ecuménico al mencionar a las Iglesias cristianas hermanas que “transitan otros caminos religiosos”. Asimismo, citó en ese diálogo abierto que debe mantener la Iglesia a aquellos que “cultivan la inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz”.
“Este es el espíritu misionero que debe animarnos, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo ni sentirnos superiores al mundo; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos, para que se realice esa unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo”, resaltó.En su homilía, el Papa León XIV rindió homenaje al Papa Francisco que tras su muerte “ha llenado de tristeza nuestros corazones” y nos ha hecho sentirnos “como ovejas que no tienen pastor”.
“Precisamente en el día de Pascua recibimos su última bendición y, a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo, lo reúne cuando está disperso y lo cuida como un pastor a su rebaño”, indicó.
Saber afrontar los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy
Así recordó el espíritu de fe con el que se reunieron los cardenales para el cónclave, llegando con “historias personales y caminos diferentes” para elegir al nuevo sucesor de Pedro, el Obispo de Roma. Y dejó claro que buscaron un pastor “capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y, al mismo tiempo, de mirar más allá, para saber afrontar los interrogantes, las inquietudes y los desafíos de hoy”.
En este sentido, el Papa León XIV puso en valor el proceso de elección que concluyó el pasado 8 de mayo, con el que se armonizaron “los distintos instrumentos musicales, haciendo vibrar las cuerdas de nuestro corazón en una única melodía”.
Por otro lado, destacó que a Pedro y a los primeros discípulos, después de la Resurrección, les corresponde la misión de “no dejar de lanzar la red para sumergir la esperanza del Evangelio en las aguas del mundo”.
“¿Cómo puede Pedro llevar a cabo esta tarea?”, se preguntó el Pontífice antes de constatar que podrán hacerlo, sobre todo, quienes “han experimentado en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y la negación”.
“Por eso, cuando es Jesús quien se dirige a Pedro, el Evangelio usa el verbo griego agapao —que se refiere al amor que Dios tiene por nosotros, a su entrega sin reservas ni cálculos—, diferente al verbo usado para la respuesta de Pedro, que en cambio describe el amor de amistad, que intercambiamos entre nosotros”, constató.
Evangelizar no es nunca “atrapar a los demás con el sometimiento”
De este modo, dejó claro que la evangelización no se trata “nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder” sino que “siempre y solamente” consiste en “amar como lo hizo Jesús”.
“El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo”, añadió
En otro momento, también dejó claras sus intenciones de gobernar la Iglesia de forma sinodal. Si bien no hizo referencia a este concepto, insistió en que gracias al sacramento del bautismo estamos llamados a “construir el edificio de Dios en la comunión fraterna, en la armonía del Espíritu, en la convivencia de las diferencias”.
“Si la piedra es Cristo, Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas; por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos”, explicó.
En la homilía también citó a su predecesor León XIII y su encíclica Rerum novarum que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. Bajo esta premisa, instó a construir una Iglesia “fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad”.
“Juntos, como un solo pueblo, todos como hermanos, caminemos hacia Dios y amémonos los unos a los otros”, señaló.
Anillo del pescador y palio
Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia ha sido cuando el Cardenal Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización y una de las figuras más destacadas de la Iglesia en Asia, ha entregado el anillo del pescador, símbolo de la autoridad pontificia y del vínculo con el apóstol Pedro, primer Obispo de Roma.
Estos días pasados, el Papa León XIV ha utilizado su anillo episcopal de cardenal. Sin embargo, hoy se ha presentado con las manos desnudas. Este anillo, en el que figura grabado su nombre, simboliza su misión como sucesor del apóstol Pedro. Antiguamente se usaba como sello para autenticar documentos pontificios.
Antes había recibido el palio, distintivo litúrgico de los arzobispos metropolitanos y, en el caso del Papa, símbolo de su autoridad pastoral universal, de manos del Cardenal Mario Zenari, nuncio en Siria desde 2008.
En un principio, estaba previsto en el misal difundido por el Vaticano que el palio fuera entregado por el Cardenal Dominique Mamberti, protodiácono. Sin embargo, no pudo hacerlo por sufrir un problema de salud, tal y confirmó la Oficina de Prensa del Vaticano a ACI Prensa.
Según datos del Vaticano más de 150.000 fieles se dieron cita en la Plaza de San Pedro este domingo para la celebración solemne con la que ha arrancado una nueva era en la Iglesia.
Además participaron 156 delegaciones, de Albania a Zimbabue. La ceremonia contó con la presencia de la realeza europea y con líderes llegados de todo el mundo. El presidente estadounidense Donald Trump, que estuvo hace tres semanas en primera fila en el funeral del Papa Francisco, delegó la representación a su vicepresidente J. D. Vance y al secretario de Estado, Marco Rubio, ambos católicos.
En la primera fila estaba también la presidenta peruana Dina Boluarte, por la doble nacionalidad norteamericana y peruana de Robert Prevost, que fue Obispo de Chiclayo y estuvo más de 20 años como misionero en el país sudamericano.
Antes de la Misa, el Papa León XIV recorrió en papamóvil los aledaños de la Plaza de San Pedro ante la sorpresa y el estupor de los peregrinos que desde primera hora de la mañana se han agolpado en las calles más cercanas para seguir la Misa de inicio del pontificado. Un gesto con el que ha querido mostrar su cercanía a la gente.-