Iglesia Venezolana

Ordenación episcopal de Mons. Ignacio Ceffalia

Mons Raúl Biord Castillo, Arzobispo de Caracas:

Gracias, Venezuela, por ser refugio, inspiración y mi hogar”

José Gregorio Hernández entre los santos del Vaticano

 

 

El jueves 22 de mayo se celebró en la Basílica Vaticana de san Pedro la ordenación episcopal de Mons. Ignacio Ceffalia, nombrado Nuncio Apostólico en Bielorrusia. La celebración tuvo un sabor venezolano: fue presidida por el querido cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, quien fuera Nuncio en Venezuela por cuatro años (2009-2013). Concelebraron Mons. Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado, nacido en Maracaibo; el Cardenal George Jacob Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, consejero en la Nunciatura de Caracas por tres años (2018-2020); Mons. Javier Domingo Fernández, nacido en Caracas e incardinado en nuestra arquidiócesis, Jefe de Protocolo del Vaticano; Mons. Roberto Campisi, Asesor para asuntos generales de la Secretaría de Estado, quien también fue consejero de la Nunciatura en Venezuela; el arzobispo de Caracas, Mons. Raúl Biord, y varios sacerdotes venezolanos presentes en Roma.

Fue una celebración “católica” en cuanto universal, con la presencia de muchos obispos y sacerdotes de iglesias orientales. Una joven asistente me preguntó por qué había sacerdotes con ornamentos litúrgicos tan diferentes. Con gusto, le expliqué la riqueza de la pluralidad de ritos, espiritualidades y disciplinas tan distintas de cada iglesia “sui iuris”. Que Mons. Ceffalia pertenece a la eparquía de Piana de los albaneses; y el Cardenal Koovakad, a los siro-malabareses. Que en Venezuela tenemos grecomelquitas, siroantioquenos y maronitas, que son católicos como los latinos, pero de otro rito, que enriquecen y complementan a la iglesia latina. Los cantos se alternaron entre latín, griego e italiano. Fue una bella celebración, de la que quiero destacar tres cosas.

  1. José Gregorio Hernández en las letanías: ¡un tubazo!

Me llamó poderosamente la atención que entre las letanías de los santos que se cantaron, se encontraba el nombre del Beato José Gregorio Hernández. Creo que es la primera vez que se proclama la intercesión de nuestro querido beato y próximo santo en la Basílica de San Pedro. Fue un gesto de cariño hacia Venezuela de Mons. Ignacio, que anticipa la próxima canonización del Beato.

Como venezolanos sentimos mucha alegría, y hasta un poco de orgullo, que el nombre de nuestro paisano, el venezolano más popular, símbolo de unión entre todos, ejemplo de santidad y caridad por sus altas virtudes, resonara en tan magnífica celebración: en la Basílica de san Pedro, que él visitó en sus viajes a Roma. El niño nacido en Isnotú (edo. Trujillo), el estudiante, profesor y médico en Caracas, el terciario franciscano, el médico de los pobres, el santo de los venezolanos se hizo presente sobre la tumba de san Pedro, en el altar de la confesión. Rezamos a Dios que por su intercesión bendiga a Mons. Ignacio, y bendiga a toda Venezuela y a todos los venezolanos donde quiera que nos encontremos.

Que (san) José Gregorio “nos haga la segunda” e interceda ante Dios nuestro Señor. Venezuela tiene un santo que, junto a la Madre Carmen, rezarán por nuestro pueblo. José Gregorio ya llegó al Vaticano.

  1. El Card. Parolin recuerda a Venezuela

El obispo ordenante fue el Cardenal Pietro Parolin quien, en su homilía, recordó que el ministerio del obispo “es un don destinado a toda la Iglesia que comporta que el elegido ya no viva para sí mismo, sino para la comunidad a la que es enviado”. Caracterizó la misa como un himno de agradecimiento a dos voces: la iglesia latina y la católica greco-bizantina de los albaneses en Italia, a la que pertenece el neo arzobispo.

Destacó que Dios siempre ayuda en situaciones complejas: Mons. Ignacio afrontará su nueva misión con la certeza de la gracia de Dios, no obstante, los desafíos que encontrará en Bielorrusia “de naturaleza política y socioeconómica, pero también religiosa por las relaciones con los hermanos ortodoxos y frente a las tensiones vinculadas a la trágica guerra en Ucrania de la cual no se ve el final”.

Recordó las varias experiencias de monseñor Ceffalia que, luego de completar sus estudios, en el 2006, ha trabajado en Ecuador, en Estrasburgo, en la misión permanente ante el Consejo de Europa, en la Secretaría de Estado y los últimos años en Venezuela donde por varios años desempeñó el rol de Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica. “Sobre todo esta última ha sido una misión particularmente compleja por la situación política y socioeconómica del País –subrayó el cardenal– en la cual sin embargo ha podido experimentar la gracia del Señor, que siempre asiste sin que les falte nada a aquellos que desempeñan una misión particular”. Lo invitó a tener vivo el don del Espíritu Santo para ser luz del mundo y hacer resplandecer la luz delante de los hombres.

  1. Venezuela: refugio, inspiración y hogar de Mons. Ceffalia

Mons. Ceffalia, en sus palabras de agradecimiento, tuvo unas bellas palabras sobre Venezuela, donde abrió su corazón y describió en perfecto español con acento criollo sus sentimientos sobre nuestro país. Dijo con voz emocionada: “Dirijo una palabra especial al querido pueblo venezolano, cuya calidez y fortaleza han dejado una huella imborrable en mi vida. Su cercanía, su profunda fe y su inagotable esperanza en tiempos de dificultad son un testimonio para el mundo, su alegría es un canto de esperanza y su cariño un reflejo de la bondad de Dios. Gracias Venezuela, tierra de gracia y de abrazos cálidos, donde el sol besa al mar y la brisa susurra entre montañas y llanos, eres la caricia de la selva, el misterio del tepuy, la inmensidad del desierto dorado y la cumbre nevada que toca el cielo, pero más allá de tu belleza indescriptible, eres la risa franca, el corazón generoso y el alma indomable de tu gente. En cada rincón de tu geografía se siente la calidez de tu gente, siempre acogedora y siempre dispuesta, tu espíritu indomable, tu cultura vibrante y tu riqueza natural son un canto a la vida. Gracias por ser refugio, inspiración y mi hogar en estos últimos cuatro años y medio. Gracias”.

Somos nosotros, los venezolanos, quienes agradecemos la presencia de Mons. Ignacio que en estos cuatro años se hizo venezolano. Que Dios te bendiga, querido Monseñor, en la nueva misión que la Iglesia te confía en un país bien distinto al nuestro, por clima y cultura. La Virgen de Coromoto y (san) José Gregorio Hernández te bendigan y acompañen en tu camino de servicio a la iglesia.-

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba