Cultura Católica

Las encíclicas sociales

La encíclica Rerum novarum (15/05/1891) de León XIII “sobre la situación de los obreros” es considerada la primera gran encíclica social. “Carta magna del orden social” la llamará Pio XI

Rafael Díaz Blanco:

Las encíclicas sociales son cartas solemnes del papa sobre conflictos históricos concretos a la luz de la fe cristiana. Son antecedentes inmediatos de las encíclicas sociales el proyecto de decreto sobre la situación de los trabajadores presentado por Pio XI (1846-1878) durante el Concilio Vaticano I (1869-1870) y la encíclica Aeterni Patris de León XIIl del 04/08/1879 sobre la restauración de la filosofía cristiana conforme a la doctrina de santo Tomás de Aquino.

León XIII (1878-1903)

La encíclica Rerum novarum (15/05/1891) de León XIII “sobre la situación de los obreros” es considerada la primera gran encíclica social. “Carta magna del orden social” la llamará Pio XI. Juan XXIII dirá que “ha sido reconocida como la Carta Magna de la instauración del nuevo orden económico y social” y recordará que “abrió un camino más amplio a la acción de la Iglesia Católica”. Juan Pablo II afirmará que “confirió a la Iglesia una especie de ´carta de ciudadanía´ respecto a las realidades de la vida pública”.

Aparece la encíclica en un momento de apogeo del capitalismo europeo. La revolución industrial iniciada en Inglaterra se ha expandido. Los principios liberales dominan Europa. La Rerum novarum es parte de un movimiento de renovación doctrinal que tiene como fuente la encíclica Aeterni Patris. León XIII –afirma van Gestel- restablece el contacto de la Iglesia con el mundo en la época del liberalismo y del nacimiento del socialismo. Atacará lo que constituye el común denominador de las corrientes políticas de entonces: una concepción individualista y materialista de la vida humana. Se trata del reencuentro del Evangelio con las realidades de una época.

La Rerum novarum en su introducción anuncia como objetivo abordar la “cuestión social”, o sea, el problema de la situación miserable de los obreros; analiza sus causas, su gravedad y el deber del magisterio pontificio de intervenir. En la primera parte, estudia la solución propuesta por el socialismo y las razones de su rechazo absoluto. En la segunda, propone acciones que dependen de la Iglesia, el Estado y los obreros.

En síntesis, las propuestas de la encíclica, según Ludwig Reich, son: 1) Reformar la sociedad; 2) Enfocar las relaciones sociales desde un punto de vista ético; y 3) Intervención estatal en las relaciones sociales. Asimismo, su importancia primordial está en que la Iglesia se aparta de la solución de los problemas sociales por medio de métodos exclusivamente caritativos.

Según Idelfonso Camacho expone cuatro líneas doctrinales que todavía tienen vigencia: 1) Garantizar un salario suficiente acorde con las necesidades del trabajador; 2) El Estado debe promover una mayor distribución de la propiedad, habida cuenta que es un derecho de toda persona; 3) Las condiciones de trabajo deben garantizar la seguridad física del trabajador; y 4) El derecho de asociación es un derecho natural, principal instrumento de los trabajadores para la defensa legítima de sus intereses.

Dice el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que “toda la doctrina social se podría entender como una actualización, una profundización y una expansión del núcleo originario de los principios expuestos en la Rerum novarum”.

Pio XI (1922-1939)

Durante los pontificados de san Pio X (1903-1914) y Benedicto XV (1914-1922) no hubo encíclicas sociales. 40 años después de la Rerum novarum el mundo está experimentando la mayor crisis del sistema capitalista. Las medidas sociales y políticas adoptadas hasta entonces no bastaban como correctivo del sistema. El fascismo se ha instalado en Italia y el comunismo en Rusia. La Quadragesimo Anno (15/05/1931) de Pio XI “sobre la restauración del orden social en perfecta conformidad con la ley evangélica” se ocupa ampliamente del orden impuesto por el capitalismo, así como de la lucha de clases promovida por el socialismo. Confirma el principio de la solidaridad y la colaboración para superar las antinomias sociales. Analiza los frutos de la Rerum Novarum, revisa y pone al día su doctrina en relación a la propiedad, el capital, el trabajo, el salario y la restauración del orden social, nos recuerda Wintila Pérez. La libre concurrencia no basta como principio básico como creían los liberales. Es una radical crítica al capitalismo de aquellos años, sin embargo, Pio XI no lo rechaza en cuanto el sistema se base en la colaboración de capital y trabajo. Se habla de una formación de capital en manos de los trabajadores y una regulación definitiva de las relaciones capital-trabajo. El capital y el trabajo deben entenderse como amigos.

Pio XI exige un nuevo principio regulador de la economía impregnado de justicia. Debe estar sometida a una autoridad mayor que la simple del capital, una autoridad cuya ley máxima no sea el egoísmo o el interés individual, sino el bienestar común. La Encíclica formula el principio de la subsidiariedad, de acuerdo al cual las decisiones de la sociedad deben estar en el nivel más cercano a los afectados por ésta.

Destaca el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que Pio XI hizo oír su voz contra los regímenes totalitarios y destaca las encíclicas Non abbiamo bisogno (29/06/1931) protestando contra los atropellos del régimen fascista, Mit brennender Sorge (1937) sobre la situación de la Iglesia católica en Reich alemán y Divini Redemtoris sobre el comunismo ateo, definido intrínsecamente malo y la doctrina socialcristiana. Mit brennender Sorge solicitada a Pio XI por los obispos alemanes fue leída desde todos los pulpitos de Alemania, tras haber sido difundida con la máxima reserva. En 1938, ante la difusión del antisemitismo Pio XI afirmaría: “Somos espiritualmente semitas”.

Pio XII (1939-1958)

Pio XII, precursor inmediato del Concilio Vaticano II, aunque no dictó ninguna encíclica social, en la Summi Pontificatus (20/10/1939) enumera errores capitales del orden político que vivía, el olvido de la solidaridad y la concepción totalitaria (39-43). Nos recuerda el padre Bravo Henríquez que también son sumamente valiosas las enseñanzas contenidas en sus radiomensajes: La Solennitá (01/6/1941), Oggi (1-9-43), Benignitas et humanitas (24/12/44).

En los sesenta, el mundo se ha recuperado de la devastación de la II Guerra Mundial, se ha iniciado la descolonización y hay señales de deshielo en el clima de la Guerra Fría. La cuestión social se ha universalizado y afecta a todos los países.

Juan XXIII (1958-1963)

El papa Roncalli conmemora el 70 aniversario de la Rerum Novarum con una nueva encíclica que sorprende al mundo: Mater et Magistra (15/05/1961) “sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana”. Es considerada una encíclica de transición entre el pensamiento oficial de la Iglesia antes y después del Concilio Vaticano II. En la introducción -afirma Van Gestel- Juan XXIII recuerda la doble misión asignada a la Iglesia: Enseñar y practicar la caridad y su misión social. En la primera parte, expone sucintamente las enseñanzas de sus predecesores y presenta una visión de conjunto de los nuevos problemas que plantea la evolución contemporánea. En la segunda parte, trata problemas tradicionales vistos en su nuevo aspecto: las relaciones entre iniciativa privada e intervención estatal en el campo económico, multiplicación y entrecruzamiento de las relaciones sociales, la “socialización”, relaciones entre patronos y empleados en la empresa, en la profesión, y en la vida económica nacional e internacional, el derecho de propiedad. La tercera parte, está dedicada a los problemas nuevos de la época planteados por el desarrollo y el subdesarrollo. La cuarta parte, sobre todo pastoral, exalta la doctrina social de la Iglesia frente a las ideologías contemporáneas que considera truncadas y falsas.

El tratamiento del trabajo va adquiriendo preeminencia sobre la propiedad, como advierte Camacho, probablemente, por la pérdida de prioridad de la polémica antisocialista, se coloca el trabajo en primer término como lo exige el orden ético y más tarde lo afirmará expresamente Juan Pablo II. Juan XXIII viendo con profundidad los “signos de los tiempos” precisa en Mater et Magistra los criterios del salario justo, el cual no puede estar sometido a la libre competencia. Establece como principio “que los trabajadores cobren un salario cuyo importe les permita mantener un nivel de vida verdaderamente humano y hacer frente con dignidad sus obligaciones familiares”. En consecuencia, será necesario tomar en cuenta: 1) La efectiva aportación del trabajador a la actividad económica; 2) La situación financiera de la empresa: 3) Las exigencias del bien común nacional y 4) Las exigencias del bien común universal. En cuanto a la propiedad debe establecerse un equilibrio entre la dimensión individual y social. Es decir, debe servir simultáneamente a los individuos y al bien común.

En el contexto de la proliferación de armas nucleares, Juan XXIII dirige a “todos los hombres de buena voluntad” Pacem in Terris (11/04/1963) “sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad”. Constata la existencia de una comunidad mundial y la necesidad de organizarla mediante la constitución de una autoridad internacional. Se ocupa del orden entre los seres humanos y el universo, las relaciones entre los hombres y el poder público, entre comunidades, sus derechos y deberes. Reafirma las enseñanzas de la Iglesia y destaca la necesidad de la paz para la existencia de la humanidad, expresa Mario López Zurini.

En Pacem in Terris, por primera vez en una encíclica, se reflexiona sobre los derechos humanos. Dice el Compendio, “es la encíclica de la paz y de la dignidad de las personas”. Se detiene sobre los poderes públicos de la comunidad mundial, llamados a “examinar y resolver los problemas relacionados con el bien común universal en el orden económico, social, político o cultural”.

La primera parte, resume José Rodríguez Iturbe, se refiere a la ordenación de las relaciones civiles detallando los derechos y deberes. La segunda parte, está dedicada a la ordenación de las relaciones políticas. Considera la autoridad, el bien común, la constitución jurídico-política de la sociedad y las exigencias de la época. Al hablar de la autoridad advierte que la doctrina de acuerdo a la cual ésta proviene de Dios es perfectamente conciliable “con cualquier clase de régimen auténticamente democrático”. La tercera parte, trata de la ordenación de las relaciones internacionales. La cuarta parte, está dedicada a la ordenación de las relaciones mundiales y la quinta parte, a la acción temporal del cristiano.

El Concilio Vaticano II (1962-1965) convocado por Juan XXIII en 1959 y clausurado por Pablo VI dicta la Constitución pastoral Gaudium et spes (07/12/1965) “sobre la Iglesia en el mundo actual” y la declaración Dignitatis Humanae, en la que se proclama el derecho a la libertad religiosa.

Gaudium et spes, de acuerdo al Compendio, delinea el rostro de una Iglesia “íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia…” en sintonía con la renovación eclesiológica “refleja una nueva concepción de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios…”. Estudia orgánicamente: la cultura, la vida económico-social, el matrimonio y la familia, la comunidad política, la paz y la comunidad de los pueblos.

Pablo VI (1963-1978)

“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz” afirma Pablo VI en la encíclica social Populorum progressio (26/03/1967) “sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos”. Se considera una ampliación de la Gaudium et spes, en lo económico-social.

Como se desprende del propio título, a diferencia de las encíclicas sociales precedentes, el objetivo, antes que la relación entre los grupos sociales, es la relación entre los pueblos. Se ocupa de una solución cristiana al subdesarrollo, de un desarrollo integral y solidario de la persona, de la necesidad de un mundo estructurado sobre nuevas bases. Señala las acciones a emprender con relación a la propiedad, la industrialización, el trabajo, la violencia, la planificación, la alfabetización y la educación, la familia, la demografía, el sindicalismo y la cultura.

Juan Pablo II, al interpretar la Populorum progressio, señala tres novedades, según Aparicio Malo: 1/ Destacar el carácter ético y cultural del problema del desarrollo; 2/ Ampliar la cuestión social al orden mundial; y 3/ Vincular la paz a las posibilidades de desarrollo.

También del Papa Montini debemos mencionar la carta apostólica Octagesima adveniens (14/05/1971) que a los 80 años de la Rerum Novarum, ratifica el rechazo cristiano al análisis marxista inseparable del ateísmo y la antropología marxista. Se ocupa de la urbanización, los jóvenes, la mujer, el trabajo, la discriminación, las fuentes de trabajo, los medios de comunicación social, los derechos humanos. Reclama mayor justicia en la distribución de los bienes, tanto interna como internacionalmente. Pablo VI trata del sentido de la política y el peligro de visiones utópicas e ideológicas que comprometen su cualidad ética y humana, expresa Benedicto XVI.

Juan Pablo II (1978-2005)

Durante el brevísimo período de Albino Luciani, Juan Pablo I (1978), como es natural, hubo pocos documentos pontificios. Luego, con Juan Pablo II, tendríamos uno de los pontificados más largos de la historia que incluye tres encíclicas sociales.

La primera encíclica social del Papa Wojtyla, tal como se esperaba, es Laborem exercens (14/09/1981) “sobre el trabajo humano”, centro de la “cuestión social”. Se trata de una teología del trabajo, de la relación del trabajo con el hombre y el capital, a los derechos del trabajador, y a la espiritualidad del trabajo, nos resume Wintila Pérez. Se aborda desde una perspectiva teológico-antropológica, de acuerdo a la cual, el trabajo es una dimensión fundamental de la existencia humana. Se identifica como error el economicismo del sistema capitalista y el materialismo del sistema socialista.

Sollicitudo rei sociali (30/12/1987) es la segunda encíclica social de Juan Pablo II (1987: 9), “al cumplirse el vigésimo aniversario de la Populorum Progressio”. Analiza sus novedades, pero también su significado. Se ocupa del nuevo panorama del mundo contemporáneo, el cual visto bajo el aspecto de un auténtico desarrollo humano ofrece una impresión más bien negativa. Señala el creciente abismo entre el Norte desarrollado y el Sur en vías de desarrollo, y los negativos indicadores económicos, sociales y culturales. Destaca la contraposición geopolítica, ideológica y militar Este-Oeste propia de la Guerra Fría con tendencias al imperialismo y a formas de neocolonialismo que contribuye a ampliar las diferencias económicas entre el Norte y el Sur. Denuncia el armamentismo, la tragedia de los refugiados, el terrorismo, las campañas sistemáticas contra la natalidad. Al evaluar los aspectos positivos señala una mayor conciencia del respeto de los derechos humanos, de una mayor interdependencia y de la solidaridad necesaria, justicia y paz, en función del destino común, así como una mayor preocupación ecológica.

Al referirse al auténtico desarrollo humano la encíclica distingue ente progreso y desarrollo, y afirma que “el verdadero desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios, esto es, a lo que se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del “ser” del hombre. De este modo, pretende señalar con claridad el carácter moral del verdadero desarrollo”.

En su tercera encíclica social, Centesimus annus (01/05/1991), Juan Pablo II realiza una relectura de la centenaria Rerum Novarum que enmarca dentro de la “opción preferencial por los pobres”. Constata el fracaso de las ideologías especialmente socialistas y del sistema comunista, señala Bravo Henríquez. Se dan respuestas a los problemas del mercado, la empresa, los beneficios empresariales, la deuda externa, las amenazas de las economías avanzadas, la cuestión ecológica en sus vertientes natural y humana, la mercantilización, la alienación y el capitalismo como supuesto modelo alternativo, señala Guillermo Yepes Boscán.

Recuerda Juan Pablo II que el contenido esencial de la Rerum novarum “fue proclamar las condiciones fundamentales de la justicia en la coyuntura económica y social de entonces” y ratificar el principio de acuerdo al cual “la paz se edifica sobre el fundamento de la justicia”. Destaca la relevancia del derecho a la propiedad privada ante el fracaso de la propiedad colectiva y el principio que la complementa sobre el destino universal de los bienes y el derecho de asociaciones privadas empresariales, profesionales o sindicales. Se subrayan derechos de los trabajadores como el derecho al salario justo y al descanso. También se refiere la encíclica a los deberes del Estado, su obligación de intervenir y tutelar a los más débiles, al principio de la solidaridad, elemental de una sana organización política, advertía Guillermo Yepes Boscán.

En 2004, el Pontificio Consejo “Justicia y Paz” instituido por Pablo VI en 1967, culmina la redacción del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia promulgado por Benedicto XVI que presenta de manera completa y sistemática, aunque sintética, la enseñanza social de la Iglesia.

Benedicto XVI (2005-2013)

Caritas in Veritate (29/06/2009) es la última encíclica de Benedicto XVI. En su introducción señala que la caridad en la verdad es “el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia”. Se trata de una visión amplia de la caridad desarrollada en la encíclica Deus Caritas. Se ocupa de la justicia, medida mínima de la caridad y del bien común como exigencia de la caridad y la justicia para el desarrollo en una sociedad en vías de globalización.

Trata el mensaje de la Populorum Progresio, el desarrollo humano, la fraternidad, el desarrollo económico y sociedad civil; el desarrollo de los pueblos, de sus deberes y derechos y del ambiente; la colaboración de la familia humana; el desarrollo de los pueblos y la técnica.

Concluye con un llamado a afirmar individualmente y como comunidad un humanismo íntegro y verdadero. Para la Iglesia, “el humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”.

 

Francisco (2013-2025)

Laudato Si (24/05/2015) “sobre el cuidado de la casa común”. Se refiere al deterioro ambiental global. Para el Papa Bergoglio la degradación ambiental y la degradación humana están íntimamente ligadas. Se trata de una teología de la creación.

Fratelli Tutti (03/10/2020) “sobre la fraternidad y amistad social” es la última Encíclica social del magisterio pontificio. Se publica poco tiempo después del Covid-19, en tiempos de un sistema económico capitalista financiero que devino en una concentración de capital en muy pocos. La pandemia expuso nuestras debilidades como mundo, pueblo, Iglesia y personas, no dejando a nadie fuera de esta crisis, subraya Guillermo Caride. El Papa Bergoglio propone una dimensión universal del amor fraterno, un nuevo sueño de fraternidad y amistad social para transformar un mundo cerrado, lleno de sombras, en uno abierto, lleno de luz. El objetivo, nos recuerda el arzobispo de Maracaibo José Luis Asuaje A., es “la búsqueda de la realización de la fraternidad universal, que solamente se logra al superar y combatir el individualismo, de tal manera que se construya una “ecología integral” donde se logre pasar de la “globalización de la indiferencia” a la “globalización de la fraternidad”.

Dentro del capítulo titulado “La mejor política”, trata de encontrar la forma para salir de la crisis. Reivindica las nociones de pueblo, correlativo de la palabra persona y popular, rechaza el populismo, el inmediatismo, los nacionalismo cerrados y violentos. Invita a rehabilitar la política, que «es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común»

Se ocupa el Papa Francisco del diálogo, la paz y el rol de las religiones. Aboga el Papa por el fortalecimiento de las instituciones internacionales, visto el debilitamiento de los estados nacionales que han antepuesto la economía sobre el ejercicio ético de la política. Estas organizaciones deben estar dotadas de autoridad suficiente, para asegurar el bien común internacional, orientándose hacia la erradicación del hambre, la miseria y la defensa de los derechos humanos.

León XIV (1955-¿?)

Por ahora, parecieran muy pocos los días de pontificado para conocer una nueva Encíclica social. No obstante, el Papa Léon XIV nos ha dicho que eligió ese nombre por diversas razones, “principalmente porque el Papa León XIII en su histórica Encíclica Rerum Novarum, abordó la cuestión social en el contexto de la primera revolución industrial. En nuestros días -dice el Papa- la Iglesia ofrece a todos, el tesoro de su doctrina social en respuesta a otra revolución industrial y a los avances en el campo de la inteligencia artificial, que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”. De tal manera que probablemente, más pronto que tarde, conoceremos una nueva Encíclica social se ocupará de estos nuevos desafíos.-

@rafidiaz rafidiaz2000@yahoo.com 

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