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«Espera, llamo a… ¿Amazon?» Economista analiza en qué puede invertir un católico y en qué no

Borja Barragán, fundador de Altum Faithful Investing, ofrece 4 criterios de inversión católicos

“Existe un mito en el mundo de la inversión que dice que incorporar criterios éticos, religiosos y católicos, implica una reducción de la rentabilidad”, afirma Borja Barragán

A las perspectivas y consideraciones que debe mostrar un católico a la hora de invertir ha dedicado el fundador de Altum Faithful InvestingBorja Barragán, su última intervención en el canal Aladetres.

El economista, con más de dos décadas de experiencia en banca de inversión, comenzó su intervención celebrando un cambio de tendencia respecto a las finanzas en la última década, pasando de una inversión dedicada a la “búsqueda del beneficio” a una nueva corriente partidaria de incluir otros criterios con un mayor peso de la ética y la moral.

Hacia la inversión moralmente responsable

A modo de ejemplo, habló de una creciente Socially responsible investing (SRG) o Inversión socialmente responsable que, sin embargo, “se queda corta en muchos casos desde el punto de vista moral”.

Poniendo la mirada en la órbita anglosajona, valoró por el contrario su desarrollo de la inversión coherente con la fe, observando que se estaría dando una evolución de lo “socialmente responsable” a la inversión “moralmente responsable”, en la que poder incluir unos criterios morales de acuerdo a los que poder invertir.

Un ejemplo de documentos doctrinales que invitan a invertir coherentemente con la fe son “Mensuram Bonam”, elaborado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales en 2022 y centrado en las Medidas basadas en la fe para inversores católicos, encontrándose otros como Economía al servicio del carisma y de la misión.

En opinión de Barragán, la inversión en sí misma es moralmente neutra, al contrario de cómo se emplea el dinero que se gana invirtiendo, de cómo se obtiene ese dinero o de cómo se emplea posteriormente para el bien.

Frente al mito de las finanzas, la fe no resta

Deteniéndose en los beneficios, abordó un mito del mundo de la inversión que afirma que incorporar criterios éticos o religiosos católicos implica una reducción de la rentabilidad, lo que a según el economista carece de sustento.

“Por nuestra experiencia de los últimos años en la inversión coherente con la fe, no existe un principio de causalidad para obtener una mayor rentabilidad al integrar criterios católicos, pero sí pueden tenerse carteras de inversión igual de rentables que la inversión convencional aplicando criterios de fe”, explica.

Es decir, que no se relaciona directamente a mayores beneficios, pero tampoco a menos. “Podemos mantener la tesis de que, a la hora de obtener una rentabilidad, hay un universo tremendamente grande para poder invertir sin conflicto con tu integridad y moral”, lo que son embargo, también “depende mucho del talento del gestor para obtener esa rentabilidad”.

Según sus estudios y experiencia, con lo afirmado es posible “barrer de un plumazo” el mito del sacrificio de la rentabilidad al invertir de acuerdo a la fe.

Otro mito, el de la Iglesia sin bienes

Otro de los aspectos que Barragán considera necesario refutar en este ámbito es el de la hipocresía de una Iglesia permanentemente pobre. Si se habla de los responsables de la Iglesia, estos son “administradores de los bienes, nunca los dueños”, por lo que sí les sería legítimo “administrarlos de tal manera que florezcan y les permita llevar a cabo su misión y su carisma, el culto, la ayuda al pobre o tener un hospital”, explica.

De su intervención se desprenden 4 criterios para una inversión coherente con la fe:

1º Un católico debe saber en qué invierte

“Un católico debe saber en qué invierte, saber si con nuestro ahorro o inversiones podemos estar apoyando actividades o prácticas en conflicto con nuestra fe”, explica Barragán. Del mismo modo, observa como rasgo diferencial actual es el acceso a la información: “Antes era prácticamente imposible saber si las actividades que desarrolla una compañía entran en conflicto con la Doctrina Social de la Iglesia. Ahora la información está ahí”.

2º Un católico debe ser inconformista y coherente

“El católico tiene que ser alguien inconformista, que esté dispuesto a nadar contracorriente. Vivimos en una sociedad cada vez está más secularizada y hablar de Dios incluso se ve mal. Pues el católico tiene que ser auténtico y capaz de vivir en coherencia la fe que profesa”, expresa.

3º Curiosidad intelectual

En este sentido, llama no solo a informarse, sino también a “no taparse los ojos” y, en su lugar, mostrar un interés activo, “preguntar a los bancos y fondos de inversión en qué se está invirtiendo y por qué se está invirtiendo. Tenemos casos donde las compañías directamente toman una posición, me atrevería a decir que antihumana”, menciona en referencia a compañías que directamente costean abortos de sus empleadas.

“Al inversor al que le importa la vida, le interpela y le hace preguntarse qué está haciendo con sus ahorros, si está apoyando a una compañía que piensa de esa manera y promoviendo algo que va en contra de la línea de flotación de sus principios morales”, menciona.

4º Principio de alternativa

En este último caso, Barragán subraya que se debe aplicar el “principio de alternativa”, buscando si existen “otras compañías, otros Amazon, otros Microsoft, otras compañías en las cuales pueda invertir y que no tomen este posicionamiento como sí hace la primera. El deber sería apoyar esa otra compañía”. El economista simplifica la explicación del principio de alternativa con una sencilla pregunta de clausura: “¿Por qué voy a estar apoyando compañías que se posicionan claramente en aspectos que no comparto con ello?”. –

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