Testimonios

El martirio de Fray Bernardo María, antiguo Obispo de Valencia

...y su legado inquebrantable a 81 años de su sacrificio

P. Luis Manuel Díaz*:

Ochenta y un años después de los trágicos sucesos de septiembre de 1944, la historia de Fray Bernardo María (Salvador Montes de Oca), antiguo obispo de Valencia, Venezuela, fusilado por las fuerzas alemanas en la Cartuja de Farneta, Lucca (Italia), sigue resonando con profunda relevancia. Su vida, marcada por una fidelidad inquebrantable a la doctrina católica y un compromiso radical con la caridad, culminó en un martirio que hoy, más que nunca, se erige como testimonio de resistencia frente a la opresión.

La trayectoria de un pastor valiente
Nacido como Salvador Montes de Oca en Carora, estado Lara, el 21 de octubre de 1895, fue nombrado obispo de Valencia a la temprana edad de 32 años. Su episcopado se distinguió por la firme defensa de los principios católicos y de los derechos humanos, lo que lo llevó a enfrentamientos notables con el poder político de la época.

En 1929, fue expulsado de Venezuela bajo la acusación de “rebelión contra la soberanía nacional”, debido a su enérgica oposición al decreto de divorcio promovido por el presidente Juan Bautista Pérez, así como por su defensa de los presos políticos. Esta postura, coherente con la doctrina de la Iglesia, fue interpretada por el gobierno como un desafío directo. A pesar del exilio, regresó en 1930, siendo recibido triunfalmente por el pueblo.

Sin embargo, su espíritu anhelaba una vida de mayor contemplación. En 1934, renunció a la mitra episcopal y solicitó al Papa autorización para ingresar a la Congregación de los Sacerdotes del Santísimo Sacramento. Tras un período de entrega apostólica, ingresó al noviciado de la Cartuja del Espíritu Santo en Farneta, Lucca, en la solemnidad de la Epifanía del Señor de 1943, a los 46 años, adoptando el nombre de Fray Bernardo María. Se le describía como un hombre sencillo, cordial y con un delicado sentido del humor, incluso en los momentos más difíciles.

La Cartuja de Farneta en tiempos de guerra

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Cartuja de Farneta se convirtió en un refugio de esperanza. Los monjes cartujos, en un acto de profunda caridad cristiana, escondieron en su monasterio a más de un centenar de prófugos nazi-fascistas, incluyendo perseguidos políticos, partisanos y hebreos. Dar de comer y resguardar a quienes estaban amenazados de muerte era, en ese contexto, un acto de valentía y misericordia, prohibido por los ocupantes.

Incluso un joven de 21 años, renuente al servicio militar, encontró asilo en una de sus celdas para evitar las requisas del ejército de las SS alemanas en agosto de 1944.

Este gesto no pasó desapercibido. En la noche entre el 1 y el 2 de septiembre de 1944, las SS asaltaron la cartuja. Los monjes fueron apresados y trasladados a Nocchi di Camaiore, y luego a Massa.

El fusilamiento por causa de la caridad
El 6 de septiembre de 1944, Fray Bernardo María, junto con el Prior Martino Binz, fue uno de los primeros monjes en ser fusilado. Fueron seleccionados por los alemanes en un orden que parecía seguir la jerarquía y la responsabilidad en la resistencia. Fueron ejecutados en la pendiente de Montemagno, cerca de Camaiore, mientras eran obligados a caminar, a pesar de sus dificultades físicas.

Aunque la fecha del fusilamiento ha sido objeto de confusión, los documentos históricos confirman que el sacrificio de Fray Bernardo María y el Prior Binz ocurrió el 7 de septiembre de 1944. Los diez monjes restantes fueron asesinados el 10 de septiembre.

Los restos de Fray Bernardo María fueron encontrados y reconocidos en febrero de 1947, gracias a fragmentos de su breviario que sobrevivieron al fusilamiento. Posteriormente, fueron trasladados a Venezuela y sepultados en la Catedral de Valencia, siendo el único de los doce monjes en recibir honores de mártir en Lucca, Roma y Valencia.

La vigencia de su legado: un llamado a la caridad y la resistencia
La historia de Fray Bernardo María Montes de Oca y sus hermanos cartujos mantiene una profunda vigencia, por varias razones:

1. Martirio por la caridad : Su muerte fue consecuencia directa de su acto de caridad al dar refugio a los perseguidos. El Padre Gabriel María Costa, otro de los mártires, expresó: “Si nos asesinan, digan que fue por causa de la Caridad”. Este testimonio subraya que la caridad, incluso en contextos de guerra, es un valor supremo que puede conducir al auténtico martirio. Montes de Oca fue reconocido como “mártir de la caridad”.

2. Resistencia a la tiranía : Su vida fue un testimonio de resistencia frente a la injusticia. Desde su expulsión por defender los derechos humanos, hasta su inmolación por proteger a los perseguidos del régimen nazi. Su sacrificio ha sido descrito como una “inmolación de su fe, de su integridad y de su misericordia a la causa eterna de las bienaventuranzas”. Valencia, al honrarlo, expresó su rechazo a los sistemas dictatoriales.

3. Defensa de la dignidad humana: Los monjes de Farneta no preguntaron por filiación política, raza o religión. Su acción fue guiada por el principio de que todo ser humano merece protección. Este universalismo en la ayuda humanitaria es un recordatorio potente del deber moral de defender la dignidad humana, incluso a riesgo de la propia vida.

4. Inspiración para las futuras generaciones : La vida y el sacrificio de Fray Bernardo María son modelo de virtudes humanas y cristianas. La iniciativa de erigir monumentos en su honor, tanto en Venezuela como en Italia, busca perpetuar su memoria como referente de santidad y valentía. La mención de su causa de beatificación evidencia el deseo de la Iglesia de elevar su ejemplo como fuente de inspiración.

A 81 años de aquel fatídico día, el testimonio de Fray Bernardo María Montes de Oca trasciende el tiempo. Nos invita a reflexionar sobre la fuerza transformadora de la caridad, la valentía de la fe y la defensa inquebrantable de la dignidad humana ante cualquier forma de tiranía. Como decía Andrés Eloy Blanco: “En Venezuela y en Italia, Monseñor Montes de Oca era más grande que la Injusticia”.-

*Historiador/Valencia

 

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