«Donde se saca a Dios, cualquier mamarracho puede ser interesante para algunos incautos»
Habla Saulo Medina Ferrer, psicólogo católico con 28 años de experiencia, quien ha analizado la relación entre equilibrio psicológico y espiritual. Medina asegura que la fe complementa a la psicología al sanar heridas y dar sentido al sufrimiento, y advierte que apartarse del plan de Dios acarrea graves consecuencias personales y sociales

Saulo Medina Ferrer. Es un psicólogo católico colombiano defensor de la vida. Tiene 28 años de experiencia profesional. Es terapeuta y conferencista. Analiza en esta breve entrevista la relación entre el equilibrio psicológico y el espiritual.
¿Cómo nació su vocación como psicólogo y por qué se dedica a ello?
Bueno, yo identifico dos grandes fuentes en mi vocación: mi hogar paterno en donde no solamente fuimos muy amados mis hermanos y yo y por lo tanto no era difícil querer servir a los demás. Creo que cada uno desde su vocación ha querido hacer el mundo mejor. Ahí, en casa, veía yo a mi papá en su amor por la verdad, su servicio a la parroquia y a mi mamá como consejera de un puñado de personas que ocasionalmente le pedían su opinión.
La otra base, la encuentro en los talentos que Dios quiso darme: saber escuchar, tratar de encontrar explicaciones a lo que me dicen y buscar alternativas de solución.
¿Cómo le ayuda la luz de la fe a sus conocimientos profesionales?
Ante el hecho irreversible de que la naturaleza humana está atravesada por el pecado, existe el mal en el mundo, el cual se traduce en sufrimiento para los mas débiles: niños, ancianos, enfermos y los que no son productivos para el sistema; esto ocasiona mucho sufrimiento de muchas formas: familias que crecen hospitales de guerra, ausentismo de los padres, padres que abandonan a sus hijos; problemas de manejo de stress y ansiedad, consumo de sustancias y actividades que se vuelven vicios y un largo etcétera
Si bien la psicología tiene mucho que hacer y decir al respecto, hay varias realidades que están mas allá de su alcance: una mujer que recuerda cuando niña que su papá le decía que era mas gorda que una nevera, o un joven que recibe consejos de su papá respecto a que debe tener varias novias al tiempo para ser un verdadero hombre, por ejemplo. ¿Cómo “olvidar” esa punzada en el corazón? ¿Cómo evitar las consecuencias de semejante descalificación?
Pienso que la fe ayuda a la psicología en 3 cosas concretas: en que el dolor y el sufrimiento no tengan la última palabra en una persona; en que haya una verdadera sanación de heridas por cosas sucedidas en el pasado; y, en descubrir una verdadera y genuina base de nuestra dignidad y autoestima.
¿Por qué hay que hacer una precisa distinción entre los campos psicológico y espiritual?
La naturaleza de ambos es diferente; lo espiritual nos habla de que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, nuestro padre, quien nos legó tres de sus facultades: voluntad, inteligencia y memoria. La naturaleza humana nos habla de algo físico (músculos, huesos, neuronas, etc), intelectual (el pensamiento), lo emocional (pasiones, alegrías, tristezas), afectivo (el amor en sus diferentes expresiones) y la necesidad del ser humano de buscar la eternidad.
La combinación de estas realidades humanas, da lugar al comportamiento, el cual permite hacer algo tan grande como descubrir los antibióticos para bien de la humanidad o algo tan sombrío como financiar sistemáticamente grupos de mujeres para que atenten contra sí mismas.
Entonces, como podemos ver, lo espiritual, es decir la existencia de Dios y su anhelo permanente de ayudar a la humanidad, es un complemento que nos puede ayudar a superar dificultades, insalvables para la naturaleza humana y que nos llama a la grandeza, mientras que lo humano es la caja de herramientas con la que puedo llegar a cumplir la misión que me ha sido encomendada por Dios.
¿Por qué está convencido de que si no se vive conforme a Dios manda, todo el ser humano se desordena?
Es una realidad que la ciencia nos ha documentado, que ni el ser humano se hizo a sí mismo, ni fue el constructor de la creación. Santo Tomas de Aquino nos enseñó que si hay una creación es porque hubo un Creador. Estas sencillas preguntas: ¿cómo surgieron las leyes, como la gravedad, la inercia o la ley del octeto en la química?, respondidas con honestidad con la verdad, nos llevan a que hubo una inteligencia creadora y un orden en la creación.
Por lo tanto, alterar ese orden de una u otra manera, trae consecuencias; que las podemos llamar, dolor, sufrimiento, problemas en general. Un ejemplo tristemente cierto de esto es el matrimonio civil. Si se saca a Dios del vínculo entre hombre y mujer y ya vemos lo que está viviendo la sociedad con tantas uniones que son mas frágiles que un suspiro. Y los niños son concebidos mientras dura ese contrato social…
¿Por qué si el paciente es no creyente, apoya sus consejos en la ley natural?
Como lo dijimos, no podemos escapar al orden que existe en la naturaleza; nadie puede pretender alimentarse con cemento para “hacerse mas fuerte”, porque dicha sustancia no puede ser metabolizada por nuestro organismo; así mismo, explicarle a alguien por qué el consumo exagerado de RRSS y del celular en general, puede alterar su comportamiento por lo que le sucede en su cerebro, es un buen comienzo para buscar nuevos caminos de vida.
En el fondo todo pecado viene cuando se desordena una pasión buena…
Puesto que la esencia última de la creación responde a un deseo consciente del Creador de llamar a la vida a sus criaturas y este deseo no tiene otra explicación que el amor de Dios por querer llamarnos a la vida, hay una base buena en nuestros actos. Sin embargo, no podemos olvidarnos y mas bien debemos estar muy atentos a las consecuencias de apartarnos de la voluntad Divina con nuestros actos. La Ideología de Género es un elocuente ejemplo de esto: hay tantos que buscan afecto de manera equivocada y que por lo tanto no lo van a encontrar y mientras tanto van causando daño y maltratándose ellos también.
¿Por qué hoy en día la gente busca más las sensaciones al momento (dopamina) que la estabilidad y serenidad (serotonina)?
Una vez que el mundo ha pretendido sacar a Dios de su creación, todo se puede desordenar. Unos quieren dominar a la mayoría, pues sabemos que la soberbia existe. Una manera de pretender dominar al otro es exacerbando en él sus pasiones, el gusto por la inmediatez, el placer y el deseo; y, en todo esto, la dopamina es protagonista principal. Un joven que prioriza la marihuana, el sexo libre, horas y horas de vídeo juegos, es un votante seguro para las ideologías que no quieren a Dios en las familias y en la sociedad.
¿Por qué lo ideal es el equilibrio de ambas?
Conviene preguntarnos, puesto que todo lo creó Dios, ¿el placer para qué debe ser, según el mandato de nuestro Señor? Los procesos neuronales fisiológicos en los que se generan dopamina, ayudan a que, dada la sensación del placer inmersa en estas operaciones, quede un gusto y un deseo de poder volver a sentirlo. La respuesta sexual es un elocuente ejemplo de ello y su dimensión procreadora.
Ahora bien, por supuesto que el placer no se rige a sí mismo; para eso están la voluntad y la inteligencia que deben jugar un papel determinante en todo esto.
De otra parte, la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, la genera el cerebro cuando nos sentimos felices: un almuerzo en familia, una meta significativa que se alcanza en el trabajo, son ejemplos claros de dicha hormona. Como vemos, es necesario el placer y es un bonito regalo poder disfrutar de algunas actividades en el corto plazo, pero también es conveniente que nuestro comportamiento esté direccionado a obtener metas permanentes; finalmente, hay una parte de nosotros que es eterna y también reclama su satisfacción.
¿Por qué una buena dirección espiritual suele ayudar, no solo espiritualmente, sino también al equilibrio de la persona?
En tiempos en que hay tantas confusiones, una voz que hable desde la verdad pero también desde una genuina misericordia, es más preciada que el oro puro, porque puede significar una guía para salir de pantanos asfixiantes como esas invitaciones a una vida intrascendente rellena de placeres de corto plazo, cuando estamos llamados a la grandeza y a la eternidad.
¿Por qué hoy la gente no recurre tanto al sacerdote y si al psicólogo?
Diría que no solo al psicólogo, sino al brujo, a la nueva era y a una fauna exótica de personajes que de una u otra manera engañan, porque no pueden ofrecer verdaderas soluciones al ser humano. Es que donde se saca a Dios, cualquier mamarracho puede ser interesante para algunos incautos.-
Por Javier Navascués/Infocatólica