Julio César Moreno: in memoriam
Un político de pensamiento y acción, pero, por encima de todo, fue un buen amigo, un leal compañero y un hombre preocupado por el destino de su país, a quien recordaremos siempre por sus virtudes y valores como dirigente del humanismo cristiano

Gehard Cartay Ramírez:
Con el deceso de nuestro viejo amigo y compañero de ideales Julio César Moreno se marcha un consecuente y recio luchador, integrado tempranamente al combate político a la caída de la dictadura pérezjimenista, por lo que puede decirse que formó parte de la llamada generación de 1958.
En esa oportunidad, Moreno era apenas un novato líder liceísta, pero ya daba muestras de su compromiso político y de su pasión venezolanista. Al incorporarse entonces al Partido Social Cristiano Copei ingresó, al mismo tiempo, a una escuela que a él y a miles de jóvenes nos enseñó el valor de la confrontación democrática y el debido respeto por las ideas ajenas, la primacía del diálogo con los contendores y el sentido exacto de que la lucha política no es una guerra de exterminio, sino una competencia donde se gana y se pierde, por lo que el triunfador siempre está obligado a respetar al vencido y a valorarlo como alguien necesario. Eran, desde luego, otros tiempos.
Pero eran también tiempos difíciles para la militancia demócrata cristiana, especialmente para sus jóvenes. Los violentos embates de la extrema izquierda -integrada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y el Partido Comunista de Venezuela- contra el gobierno constitucional del presidente Rómulo Betancourt entre 1959 y 1964, apoyado lealmente por Rafael Caldera y Copei, fueron indudablemente una dura prueba de fuego para la juventud socialcristiana. Lo que estaba en juego era la continuación del ensayo democrático venezolano o la implantación del modelo castrocomunista cubano, nada más y nada menos.
La lucha estuvo planteada entonces en el campo ideológico, ya que eran dos cosmovisiones y dos planteamientos doctrinarios los que se confrontaban, tanto en el campo de las ideas como en el terreno de los hechos, pues el combate se libraría en algunas ocasiones en las calles y en los liceos y universidades.
En medio del fragor de aquella lucha, Julio César Moreno fue escalando todas las posiciones a las que su conducta y trabajo lo hacían merecedor. Años después, en 1970, cuando el clima político y las luchas juveniles amainaron un poco, resultó elegido secretario general nacional de la Juventud Revolucionaria Copeyana (JRC), encabezando un directorio nacional del cual formé parte entonces.
Más tarde, en 1976, ingresaría al Comité Nacional del Partido durante varios años. En 1979, al resultar electo Luis Herrera Campíns como presidente de la República, Moreno sería designado viceministro de la Juventud, donde desarrolló una labor eficiente y honesta, como correspondía a un dirigente que había estado vinculado a las luchas juveniles y sus aspiraciones.
En 1984 fue electo diputado al Congreso en representación de su natal Trujillo, siendo luego reelegido durante varios períodos. Comenzó entonces una carrera parlamentaria exitosa. Entre 1984 y 1988 fue presidente de la recién creada Comisión de Medios de Comunicación Social del Congreso, donde también lo acompañé como vicepresidente. Aquella fue una época en la cual la libertad de prensa estuvo varias veces amenazada y tuvimos que librar un arduo combate a su favor desde el parlamento nacional.
Durante el segundo gobierno del presidente Caldera, cuya candidatura apoyó entonces, fue designado embajador de Venezuela en Chile y más tarde en Guatemala. Desde tales posiciones, Julio César Moreno representó cabalmente a su país y también mantuvo contactos con personalidades importantes de ambos países, algunos de los cuales ya conocía por su actividad internacional como dirigente demócrata cristiano.
En los últimos años, Moreno se dedicó a la investigación y el estudio de la historia política contemporánea de Venezuela, así como a escribir algunos ensayos y artículos de opinión sobre la materia. Igualmente fundó y dirigió la revista digital “Humanismo Integral”, junto a Macky Arenas y Marcos Villasmil, dedicada al análisis y debate de temas filosóficos, ideológicos, históricos y políticos.
Fue, pues, un político de pensamiento y acción, pero, por encima de todo, fue un buen amigo, un leal compañero y un hombre preocupado por el destino de su país, a quien recordaremos siempre por sus virtudes y valores como dirigente del humanismo cristiano.
Vayan nuestras más sentidas condolencias a su esposa Maru y a sus hijos, nietos, hermanos, demás familiares y amigos.
Hasta siempre, querido amigo y compañero!.-
Miércoles, 29 de octubre de 2025.
Publicado por lapatilla.com
 
				



