Venezuela

Se conmemoran 26 años de la Tragedia de Vargas

26 años después, la tragedia de Vargas sigue siendo una herida abierta en el corazón de quienes la vivieron

El litoral central de Venezuela aún lleva las marcas de aquella noche en que la naturaleza desató su furia. 26 años después, la tragedia de Vargas sigue siendo una herida abierta en el corazón de quienes la vivieron y un recordatorio ineludible de la fragilidad humana frente a los embates del clima.

Eran los albores del nuevo milenio, y el mundo se preparaba para celebrar la llegada del año 2000. Sin embargo, en Venezuela, una tormenta de proporciones bíblicas tomaría el litoral central, anunciando una tragedia que marcaría un antes y un después en la historia del país.

Los días 13, 14 y 15 de diciembre de 1999, el cielo se desató sobre Vargas, desencadenando una avalancha de agua, barro y escombros que arrasó con todo a su paso. Árboles centenarios, viviendas, vehículos y hasta autobuses fueron arrastrados por la corriente, dejando un panorama desolador que parecía sacado de una película de terror.

Las imágenes de aquella catástrofe aún conmueven: Ríos de lodo sepultando casas enteras, familias buscando desesperadamente a sus seres queridos entre los escombros, y la angustia de una nación que presenciaba impotente la devastación.

Un duelo colectivo

La tragedia de Vargas dejó una profunda huella en la memoria colectiva de los venezolanos. Miles de vidas se perdieron en aquella noche fatídica, y muchas otras quedaron marcadas por el dolor y la pérdida. Niños arrancados de sus familias, hogares destruidos, sueños truncados. Las secuelas de la catástrofe fueron incalculables.

Aunque no existen cifras oficiales exactas, se estima que alrededor de 30.000 personas fallecieron a causa del deslave, convirtiéndola en una de las mayores tragedias naturales de América Latina y el mundo.

La ciencia detrás de la catástrofe

Según estudios realizados tras el evento, la región de Vargas recibió una cantidad de lluvia equivalente a casi un año en tan solo 72 horas. Esta intensa precipitación, combinada con la topografía accidentada de la zona y la ocupación desordenada del territorio, desencadenó una serie de deslizamientos de tierra que arrasaron con todo a su paso.

Carlos Genatios, ministro de Ciencia Tecnología para la época, describió la tragedia de Vargas como un evento sin precedentes, catalogado en el Libro Guinness de los Récords como el alud de tierra más mortífero del mundo.

(El Impulso)

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