Cierre del Año Jubilar en Ruinas de la Misión del Caroní marca un hito de fe y unidad en Ciudad Guayana
Un numeroso grupo de fieles recorrió 6.6 kilómetros en una procesión que partió al amanecer desde la alcabala La Chinita y culminó con una misa concelebrada por tres obispos en el histórico sitio donde se inició la evangelización en la región

Bajo un sol matutino que iluminó el camino de miles de peregrinos, la Diócesis de Ciudad Guayana celebró este 27 de diciembre el cierre oficial de su Año Jubilar con una procesión hacia las Ruinas de la Misión del Caroní, lugar histórico donde nació la fe católica en la región. El evento, convocado por monseñor Carlos Cabezas y que contó con la participación de los obispos Mariano Parra y Juan Carlos Bravo, no solo marcó el fin de un año de gracia, sino también el reinicio de un compromiso evangelizador para la Iglesia local.
La jornada comenzó a las 7:00 am con una procesión penitencial y alegre que partió desde la alcabala La Chinita. Durante más de dos horas, los fieles recorrieron 6.6 kilómetros cantando, rezando y portando los estandartes de sus comunidades religiosas y apostolados, en un acto que simbolizó el caminar de la Iglesia como pueblo de Dios. A las 9:10 am, los peregrinos ingresaron a las Ruinas de la Misión del Caroní, donde se dio inicio a una misa concelebrada por el clero diocesano y los tres obispos presentes.
La celebración reunió a sacerdotes, diáconos, religiosas, seminaristas y laicos de las 42 parroquias de la Diócesis, además de representantes de movimientos apostólicos y colegios católicos. Entre el clero presente destacaron los padres Manuel, párroco de la procatedral Nuestra Señora de Fátima; José Gregorio, de la parroquia Nuestra Señora de Coromoto; y Lisandro Urbina, proveniente de la zona sur de la Diócesis. En el altar, presidiendo la eucaristía, estuvieron monseñor Carlos Cabezas, obispo de Ciudad Guayana; monseñor Mariano Parra, obispo emérito; y monseñor Juan Carlos Bravo, obispo de Petare.
“Reavivó la fe y nos hizo Iglesia en salida”: sacerdotes valoran impacto del Jubileo
El cierre del Año Jubilar -convocado originalmente por el papa Francisco y asumido por la Diócesis local- buscó agradecer a Dios por los frutos espirituales del año, renovar el compromiso misionero de la Iglesia guayanesa y consolidar la identidad católica en un lugar histórico. Además, según expresaron varios sacerdotes, sirvió para “reavivar la fe” tras los años de pandemia y para “recuperar el sentido de Iglesia en salida”.
En entrevista con el equipo de Correo del Caroní, el padre Manuel describió el jubileo como “un año de gracia que nos hizo reencontrarnos con esa Iglesia en salida”. Destacó que, especialmente entre los jóvenes, “se reavivó la fe” y se recuperó el ánimo misionero.


Por su parte, el padre José Gregorio subrayó el valor simbólico de las Ruinas del Caroní: “Nuestro obispo quiso que todas las celebraciones jubilares tuvieran este espacio como referencia, porque aquí nació nuestra fe”.
El padre Lisandro, llegado desde la parroquia Nuestra Señora de Lourdes en El Dorado, compartió cómo las comunidades del sur, a pesar de las dificultades logísticas, se sumaron a las peregrinaciones mensuales, fortaleciendo así la evangelización en zonas vulnerables.
Obispos exhortan a mantener viva la llama misionera
En su homilía, monseñor Carlos Cabezas hizo un recorrido emotivo por lo vivido durante el año: “Valió la pena. Este fue un año emblemático que nos permitió recuperar este lugar sagrado”. Mencionó hitos como la canonización de los primeros santos venezolanos, las fiestas patronales y las numerosas peregrinaciones que mostraron “una Iglesia viva, caminante, que no tiene miedo a salir”.
El obispo emérito Mariano Parra lanzó una exhortación urgente: “Este año no puede perder el impulso. Es la hora de ponernos las pilas y seguir anunciando la buena noticia en una sociedad cargada de malas noticias”.
Finalmente, monseñor Juan Carlos Bravo, con un tono esperanzador, invitó a “no tener miedo a entrar al sepulcro, como hicieron los apóstoles, para vencer la cultura de la muerte con la fuerza de la resurrección”.
Un libro que escribió la historia
Uno de los momentos más simbólicos de la ceremonia fue la presentación del Libro de Memoria Histórica del Año Jubilar. El padre Manuel explicó que este volumen queda depositado en las Ruinas del Caroní como testimonio permanente de lo vivido. “Este lugar, con décadas de fe, fue el motor que nos reunió cada mes. Hoy firmamos este libro primero como obispo, luego como parroquias y apostolados, para que quede como huella perenne de nuestra peregrinación de la esperanza”, expresó. El texto será expuesto en la procatedral y posteriormente conservado en el archivo diocesano.
El cierre litúrgico oficial del Año Jubilar diocesano tendrá lugar este 28 de diciembre a las 5:00 pm en el templo procatedral Nuestra Señora de Fátima, con una misa a la que se espera la asistencia de representantes de todas las comunidades.
Pero más allá de los actos litúrgicos, el mensaje quedó claro: el Año Jubilar no fue un punto final, sino un impulso para que la Iglesia de Guayana siga siendo “peregrina, misionera y testigo del evangelio” en medio de las realidades de su gente. Las Ruinas de la Misión del Caroní, ahora revitalizadas, se consolidan como un símbolo permanente de identidad y fe para las generaciones venideras.-







