Opinión

Señales de Humo

 

Gloria Cuenca:

Renuncié públicamente, también en privado, a toda idea que tenga que ver con el marxismo-leninismo-pensamiento de Mao. Es de las decisiones más afortunadas de mi vida, junto con la elección del marido y de la profesión. Sigo creyendo en la contradicción, o para ser más precisa, en la dialéctica. Fue Heráclito de Éfeso, el pensador griego, quien primero se dio cuenta de la existencia del movimiento permanente. Así expresó: “las aguas que vemos circular por el rio nunca son las mismas” Expresa el gran Heráclito: la constante es el cambio. En muchas circunstancias, parece que todo está en calma y no se nota movimiento alguno. Históricamente, F. HegeL construyó la dialéctica idealista y Marx, pretendió hacerla materialista. La vida, el desarrollo y la constante transformación que sufre o vivencia el planeta entero, a veces, ocurre violentamente y no percibimos lo que está ocurriendo. Como la tierra, creemos que está inmóvil, “e pur se muove”, diría Galileo. Nuestro amado país es centro de contradicciones apasionantes y sorprendentes en estos tiempos.

Al salir al exterior, la sensación es que, todo transcurre a velocidad violenta. Aquí vamos hacia atrás, también con rapidez. Por eso debemos recordar la Ley del Desarrollo Desigual de León Trotsky. Resulta una ayuda necesaria para no perder la certeza de hacia donde va el progreso, el desarrollo, la evolución. Mientras el mundo discute sobre los avatares, los robots, el desarrollo cibernético, los drones, entre otros aspectos de la IA, aquí pasamos horas sin luz, sin teléfono, tampoco Internet. De seguir así, en poco tiempo usaremos   las tradicionales “señales de humo” con las que, los antepasados  solían comunicarse.  Hay una ebullición a futuro; mientras los de la revolución van en sentido contrario a la historia. Lo he dicho: los comunistas, se volvieron anti dialécticos. Parecía impensable con acciones disparatadas y contrarias a la evolución. No hubo necesidad de más discusiones y debates; bastó con los desastres ocurridos en la Unión Soviética, en la China de Mao, o en la Cuba de Fidel Castro. Quedó demostrado: la teoría marxista no sirve. “Conozco el monstruo, (parodiando al apóstol José Martí) he vivido en sus entrañas”. Lo decía para referirse a Estados Unidos, mientras yo lo digo con relación al comunismo.  En efecto, pocas veces, me he sentido tan segura de algo, como al afirmar, qué esa teoría, la marxista, no sirve. ( Ya se dijo ) Por eso, actuamos activamente, en contra de su expansión y posible divulgación.

Muchos de quienes me leen, amables seguidores y contradictorios lectores no los comprendo. Especialmente, a los contradictorios lectores:  se angustian con mis palabras. Al encontrarnos en físico, su mirada refleja temor.  ¿Por qué? ¿Qué quiere decir? En un auto mercado, alguien me increpó: “¿Usted se da cuenta de lo que dice? ¿Tendrá razón? ¡no sabré qué hacer!” Esto pone en crisis a un gentío. No pudieron, tampoco quieren ver la realidad. A pesar del desastre,  desaparición de la Unión Soviética y cambio de rumbo de China. Asombra el empecinamiento: se niegan a reconocer la verdad. ¿Una negación patológica?.  Implica un grave problema para nuestros países, siempre en busca de una esperanza para salir del atraso. ¿Por qué la negación? ¿A qué se debe? ¿Tendrán la respuesta? Asumo que quienes no tienen capacidad para ver la realidad, van desde la patología a la negación. Quienes sufren la negación, en su mayoría han perdido la esperanza, por supuesto la Fe espiritual y en muchos casos lo que tienen es la ideología como religión. ¿Cómo vivir así? No en balde los suicidios han aumentado en estos tiempos. Lo lamento. He pasado por la desilusión y el convencimiento de mi error y de las mentiras, que ingenuamente creí, en función de la revolución y especialmente, sobre la supuesta creación del “hombre nuevo”. En una oportunidad, alguien me dijo: “Usted es culpable, aún cuando se haya arrepentido”. “Para nada, repliqué, hace más de 40 años que me di cuenta de mi error, pedí disculpas y en lo posible lo reparé”. Estuve contra el militarismo, grosero y personalista desde el primer momento. Me di cuenta del riesgo y lo que significaba. Pocos creyeron. Hay que seguir en esta batalla, aún cuando sea con señales de humo. Se trata de una lección de vida. Algunos entienden, otros no. Considero imprescindibles tres factores: el primero, “todos somos uno, con Dios”. A partir de allí, nuestra aproximación a los problemas es distinta. La división es negativa, un fraude, dificulta cualquier solución. Segundo, imprescindible, dejar atrás la rabia y el rencor: perdonar. Como gran acto de liberación, perdonar, sin olvidar. Allí está nuestro admirado Carlos Fraga, que explica detalladamente y sin dudas cómo y porqué perdonar. En tercer lugar, aplicar la sentencia griega de la que ya escribí: “conócete a ti mismo”.  Contradictorios lectores y amables seguidores, no hay que esperar salir del régimen para empezar a trabajar en pro de estas mejoras. Son un esfuerzo individual. Al alcanzarlas, daremos un paso definitivo en pro de nuestra victoria, en Libertad y Democracia.-

 

 

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