Trabajos especiales

El abismo más grande de la Tierra y la cuarcita de Dios

El precipicio más grande y antiguo del mundo está en la cueva Sima Humboldt, en Venezuela, en la cima de un tepuy cubierto de selva

La cueva Sima Humboldt, un asombroso lugar de  Venezuela, es el abismo más grande del mundo, un sumidero o cueva enorme situada en la meseta del tepuy Sarisariñama, que está dentro del parque nacional (Jaua-Sarisariñama) en el Estado Bolívar. No es la única cueva que hay en esas formaciones impresionantes de la selva venezolana. Pero ha sido registrada como el precipicio de más larga data además del más profundo del planeta.

Dios existe

Un proceso de cuarcita lo formó a la intemperie. Dios se valió de esta roca metamórfica que proviene de una arenisca compuesta esencialmente por cuarzo aunque puede tener minerales accesorios como granate, grafito e incluso oro. Así se mineralizó el lugar, convirtiéndose en un abismo de enorme tamaño y profundidad.

Si hay un lugar imponente donde uno piensa que Dios existe es allí. Pero sólo lo ven los exploradores pues el acceso está restringido para investigaciones.

Por demás, resulta muy dificultoso llegar allá. La carretera más cercana finaliza a cientos de kilómetros del tepuy,  por lo cual el helicóptero es el medio de transporte más utilizado para esas zonas.

La cueva Sima Humboldt presenta una gran variedad de especies forestales de 15-25 metros de altura que cubren su parte superior. Este ecosistema aislado es especialmente rico en numerosas especies de plantas y animales únicos que aún están siendo estudiados. Es otra maravilla de la naturaleza que nos puso el Creador en Venezuela y está ubicada en el parque nacional Jaua-Sarisariñama, en el estado Bolívar, Venezuela. La frontera con Brasil está cerca.

 

El mundo perdido…Y encontrado

En 1912, el célebre autor de las historias de Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, leyó reportes sobre los tepuyes venezolanos, y decidió escribir su famosa novela Lost World («El mundo perdido»), que trata acerca de una expedición a la cima de una de estas montañas, donde describe que allí, aislados del resto de Venezuela desde hace miles de millones de años, los protagonistas encuentran un Parque Jurásico en perfecto estado.

Este enorme sumidero fue descubierto en años recientes (1961) por estar en un lugar por demás apartado y aislado, además de en medio de la jungla.

La sima fue avistada por primera vez en 1961 por el piloto Harry Gibson. El primer aterrizaje con éxito en el Sarisariñama lo realiza William H. Phelps en marzo de 1967.

El misterioso hogar del Shari

De acuerdo a la historia contada por la etnia indígena Makiritare, el significado del nombre Sarisariñama vendría siendo «Hogar del ave antropófaga Shári».

El tepuy Sarisariñama de 2.300 metros de altura con sus agujeros, cuenta con ecosistemas subterráneos únicos, realmente misteriosos, donde los animales que allí habitan no pueden elevarse a la superficie. En la zona, conviven los jaguares con helechos, orquídeas y bromelias de una belleza extraña y alucinante.

Tiene un diámetro aproximado de unos 350 metros y alrededor de unos 314 metros de profundidad; un misterio de la geología que cuenta con unos ecosistemas muy particulares que no se encuentran en otros lugares.

Los intrépidos precursores

En febrero de 1974 asistió a una expedición dirigida por Charles Brewer-Carías, acompañado por los científicos y el botánico Julian Steyermark, los expertos de orquídeas Stalky Dunsterville y su esposa Nora y el ornitólogo William H. Phelps Jr. en esa oportunidad se analizaron los sumideros.

Su volumen es de 18 millones de metros cúbicos, mientras que la anchura máxima en su borde superior es de 352 m y se ensancha hacia abajo hasta llegar a los 502 m de ancho en el fondo; la profundidad es de 314 m.

A solo 700 m desde el borde de la sima Humboldt hay otro sumidero enorme, la sima Martel. En total hay cuatro cuevas en cuarcita en el Sarisariñama.

Una rareza que impone respeto

Es aterrador imaginar esas incursiones, pero los personajes antes mencionados son nombres emblemáticos de la historia de los expedicionarios venezolanos. Gente apasionada por la ecología y por los descubrimientos. Unos “Julio Verne” modernos y tropicales.

Unos «Alexander Von Humboldt» americanos e intrépidos que se arriesgaron por esos peligrosos parajes para mostrarnos las maravillas que Dios hizo con nuestro territorio. Maravillas que jamás habríamos conocido de no ser por el coraje y la persistencia de estos expertos exploradores. Y es que el  territorio venezolano acoge en sus entrañas grandes maravillas de la naturaleza y rarezas del planeta tierra.

El Sarisariñama (Sarisariñama-Jidi en maquiritare) es uno de los tepuyes más aislados del país, encontrándose a cientos de kilómetros de la carretera más cercana. La característica más distintiva y peculiar de este tepuy de 2300 metros de altura es la presencia en su cima de cavidades prácticamente circulares que aún hoy son un misterio para la geología.

Fue declarado parque nacional en 1978 para proteger las primeras simas (peculiares depresiones) en cuarcitas encontradas en la región de los tepuyes y que datan del período precámbrico.

En tiempos en que crece la conciencia sobre la responsabilidad para con la naturaleza y nuestros ecosistemas, no sólo es un orgullo tener estas fabulosas bellezas, sino el respeto con que, desde sus descubridores, han sido tratadas por científicos y exploradores.-

Macky Arenas – Aleteia Venezuela – publicado el 07/07/23

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba