Parolin: «El mundo parece haberse vuelto loco»
El Secretario de Estado vaticano expresa su consternación por la escalada de violencia en Israel
Desde Camaldoli, donde este domingo 8 de octubre finaliza un curso de cultura política organizado por la comunidad de monjes y la revista Il Regno, el Secretario de Estado vaticano expresa su horror por los acontecimientos entre Israel y Gaza
«La escalada de violencia pone en peligro las frágiles esperanzas de paz que parecían vislumbrarse incluso con el acuerdo con Arabia Saudí»
«Parece que confiamos sólo en la fuerza, en la violencia, en el conflicto, para resolver problemas que están ahí, reales, y que deben resolverse con métodos muy diferentes»
El cardenal llamó la atención sobre lo que denominó «guerras neoimperialistas»:»es urgente reiterar la condena de los nacionalismos, en particular los de origen étnico. Son una mancha en la historia europea y un presagio de nuevas tragedias»
Las frágiles esperanzas de paz, aún más en peligro
«Nuestro pensamiento en este momento se dirige a lo que está sucediendo en Oriente Medio, en Israel, en Palestina y en la Franja de Gaza», dijo, recordando que el llamamiento a la paz hecho por el Papa en el Ángelus «ha sido repetido por casi todos los gobiernos del mundo para detener la violencia». «Estos acontecimientos ponen aún más en peligro las frágiles esperanzas de paz que parecían vislumbrarse incluso con el acuerdo con Arabia Saudí», añadió.
El mundo parece haberse vuelto loco, lo que está sucediendo va más allá de lo imaginable
Parolin agregó que «más allá de los esfuerzos diplomáticos que no parecen tener grandes resultados – y lo digo también en referencia a la guerra en Ucrania – debemos unirnos todos en una oración coral por lapaz».
En la entrevista realizada al margen de la conferencia por Il Regno, la mayor preocupación del cardenal: «No sabemos cómo evolucionará y cómo terminará. Lo que está ocurriendo va más allá de lo imaginable». Consternado, Parolin afirma que «el mundo parece haberse vuelto loco, parece que confiamos sólo en la fuerza, en la violencia, en el conflicto, para resolver problemas que están ahí, reales, y que deben resolverse con métodos muy diferentes.
No veo un papel claro para la paz que deba desempeñar Europa
Aparte de la destrucción de vidas humanas, de la que hemos sido testigos de manera espantosa, prosigue el cardenal, «las frágiles esperanzas de paz que parecían aparecer un poco en el horizonte se están esfumando por completo.
Por lo tanto, «esto requerirá un esfuerzo mucho mayor para retomar los hilos y tratar de llegar a una solución pacífica, que es la única solución justa y la única solución eficaz que evitará que se repitan estas situaciones». Parolin hace un llamamiento a Europa y a su papel. «Porque Europa se constituyó precisamente como una experiencia fundamental de paz después de las grandes tragedias del siglo XX y no sólo a nivel interno, sino también externo», declaró. Sin embargo, «creo que los problemas que existen en el seno de la Unión Europea, y la dificultad de relacionarse de manera correcta con otras realidades, dificultan este papel de paz que Europa debería desempeñar en el mundo. Esperamos que recupere este papel y esta dimensión, pero no lo veo tan claro, no lo veo tan nítido», dijo.
Condena del nacionalismo
Precisamente «Europa como horizonte de paz» era el título de su intervención en Camaldoli. «La invasión de Ucrania, la guerra y la devastación de su territorio suponen también la destrucción de las normas y los derechos internacionales en los que se basa la posibilidad de una convivencia pacífica, hasta la amenaza del recurso extremo al uso de armas nucleares». «Europa no puede aceptar que se vuelva a un sistema que redibuja las fronteras por la fuerza», subrayó.
El cardenal llamó la atención sobre lo que denominó «guerras neoimperialistas» y visiones que recuerdan un pasado que «se creía superado». Dijo que «es urgente reiterar la condena de los nacionalismos, en particular los de origen étnico. Son una mancha en la historia europea y un presagio de nuevas tragedias». Los fundamentalismos y nacionalismos de diversa índole no pueden legitimarse, como tampoco cualquier forma de sacralización y mitificación de la idea de nación.
Uno -señaló- es una forma de negación de la verdadera inspiración religiosa, el otro una forma de neopaganismo. Son formas que nada tienen que ver con la legítima valorización de la comunidad nacional y con una auténtica búsqueda del bien común. Por otra parte, creo que si bien hay que actuar para restablecer la absoluta necesidad de un orden internacional basado en la solidaridad y la paz, no podemos dejar de reconocer todo el valor de los órdenes institucionales basados en la participación democrática de los ciudadanos, que son indispensables para «desterrar el espectro de la guerra».
Que el Sínodo ayude a ser más creíble sobre la unidad y la paz
El Secretario de Estado vaticano denuncia el grado de fragmentación de la sociedad contemporánea «llena de interrogantes y aporías»: ante esta constatación, invita a llevar de nuevo a Europa y a los europeos el mensaje del Evangelio. Es la Palabra la que salva, por lo que pide «un anuncio gozoso, una cultura del diálogo, del respeto, de la responsabilidad, de la conciencia de sí mismo». Su oración se refiere también a los trabajos sinodales en curso: «Que el actual camino sinodal -concluyó- nos ayude a redescubrir la comunión como camino de evangelización, para ser hoy testigos más coherentes y creíbles de unidad y de paz, para el continente europeo».
Parolin pide «un anuncio gozoso, una cultura del diálogo, del respeto, de la responsabilidad, de la conciencia de sí mismo»