Iglesia Venezolana

P. Honegger Molina: ¿Cómo podemos seguir siendo plenamente humanos y orientar hacia el bien el cambio cultural en curso?

Presentación en la Reunión del Clero de Maracay

TEMA: 

INTELIGENCIA ARTIFICIAL (IA) y SU APLICACIÓN PASTORAL

Reunión del Clero de la Diócesis de Maracay, 11 de junio 2024

Honegger Molina

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 Detectar los riesgos de los sistemas digitales, actuales y futuros.

 Identificar las potencialidades que estos sistemas aportan en la tarea de configurar una pastoral que responda al mundo (realidad, socio-cultural) que estamos viviendo.

 Poner al servicio de la Iglesia y de la pastoral en general todas las bondades de la Inteligencia Artificial.

 

Documentos de la Iglesia que abordan directo el tema IA

 

1º Hacia una plena presencia. Reflexión pastoral sobre la interacción en las Redes Sociales. Roma 28 de mayo 2023.

 

2º Mensaje del Santo Padre Francisco para la 58 Jornada Mundial

de las Comunicaciones Sociales. Inteligencia Artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana. Roma, 24 de enero 2024.

 

3º 57 celebración de la jornada mundial de la paz, Tema: Inteligencia Artificial y Paz. Dia 1º de enero 2024.

 

Introducción

 

La Inteligencia Artificial es el campo de la ciencia relacionado con la creación de computadoras que pueden aprender a razonar y actuar de una manera que normalmente requeriría inteligencia humana o que involucre datos cuya escala exceda a los humanos. Tecnologías que se basan principalmente en el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo para el análisis de datos, la generación de predicciones y previsiones, la categorización de objetos, el procesamiento de lenguaje orgánico, las recomendaciones y la recuperación inteligente de datos.

 

La IA es un campo amplio que abarca muchas disciplinas diferentes, incluidas la informática, el análisis de datos y las estadísticas, la ingeniería de hardware y software, la lingüística, la neurociencia y hasta la filosofía y la psicología.

 

Todo lo que llamamos Inteligencia Artificial (IA) actualmente se considera inteligencia “estrecha” porque solo puede realizar un conjunto reducido de acciones en función de su programación y entrenamiento. Por ejemplo, un algoritmo de IA que se use para la clasificación de objetos no podrá realizar procesamiento de lenguaje natural. La Búsqueda de Google es una forma de IA estrecha, al igual que las estadísticas predictivas o los asistentes virtuales.

 

La inteligencia artificial general (AGI) sería la capacidad de una máquina de «sentir, pensar y actuar» como lo haría una persona. La AGI no existe actualmente. El siguiente nivel sería la superinteligencia artificial (ASI), en la que la máquina podría funcionar de manera superior a la humana en todo aspecto.

 

Los cambios que ha experimentado el mundo desde la aparición de Internet han provocado también nuevas tensiones. Unos han nacido ya dentro de esta cultura y son, por tanto, «nativos digitales»; otros aún están intentando acostumbrarse a ella como «inmigrantes digitales».

 

Nuestra cultura, es una cultura digital. Ahora se habla de «onlife», uniendo la vida humana (privada) y la social en sus diversas expresiones, ya sean estas en espacios digitales o físicos.

 

Los jóvenes acuden a las redes en búsqueda de una sensación de pertenencia y afirmación, transformándolas en un espacio vital donde tiene lugar la comunicación de “valores” y sus “creencias” fundamentales.

 

Internet llegó como la nueva “tierra prometida” en la que las personas podrían confiar en informaciones compartidas sobre las bases de la transparencia, la fiabilidad y la sana competencia.

 

La IA nos plantea: ¿Cómo podemos seguir siendo plenamente humanos y orientar hacia el bien el cambio cultural en curso?

 

Principales trampas en “autopistas digitales”

 

Enfrentamos la “brecha digital”, ricos y pobres. Mientras las tecnologías se mueven más deprisa que nuestra capacidad de comprenderlas, muchas personas carecen de acceso a lo básico.

 

No es posible hablar de las redes sociales sin considerar su valor comercial. Los individuos somos al mismo tiempo consumidores y mercancías. En cuanto consumidores, se nos presenta publicidad personalizada y contenido patrocinado hecho a nuestra medida. En cuanto mercancías, nuestros perfiles y datos se venden a las empresas para nuevos productos.

 

Recordemos el viejo adagio: “Si no pagas el producto, entonces el producto eres tú”. Nada gratuito. Estamos pagando con minutos de nuestra atención y los bytes de nuestros datos.

 

Atentos con la tentación del individualismo, culto a nuestra personalidad, la auto-proyección y el autoengrandecimiento.

 

La desinformación a la cual nos enfrentamos desde hace años en forma de fake news, ahora se sirve de deepfakes. Difusión de imágenes que parecen perfectamente verosímiles pero que son falsas (yo he sido objeto de ello, Papa Francisco). Mensajes de audio que utilizan la voz de una persona para decir cosas que nunca ha dicho. Aprobar las transacciones bancarias y formalizar los contratos de telefonía.

 

La sobrecarga de contenidos se resuelve mediante algoritmos de inteligencia artificial que deciden constantemente qué mostrarnos basándose en factores que difícilmente percibimos o intuimos.

 

Así funcionan las Redes Sociales:

 

Instagram evalúa las acciones de cada usuario, la localización de cada perfil, los hashtags que utiliza, las interacciones con la audiencia y sobre todo la calidad del contenido que publicas.

 

Facebook (dueña de Instagram) analiza tu círculo de amigos, el contenido con el que más interactúas y el tiempo que pasas dentro de la plataforma. Es muy inteligente a la hora de recopilar tus datos, ya que uno de sus fuertes es la creación de campañas de publicidad, y al conocer bien los intereses de los usuarios, comprende mejor de qué forma puede segmentar y llegar a más personas.

Twitter da importancia al estilo de tweets que frecuentas, a los perfiles con los que más interactúas y también te analiza para mostrarte una sección de aquellas noticias que podrías haberte perdido según las cosas que te interesan.

 

Youtube, dependiendo de los vídeos que veas, te va sugiriendo listas de reproducciones que quizás podrían gustarte. Contenido similar.

 

TikTok, Una de las redes sociales con mayor crecimiento en estos últimos tiempos. Además de desarrollarse muy rápido. Su algoritmo está centrado en la experiencia de cada usuario. Es muy personal. Directo.

 

Aquí las potencialidades que aportan en la tarea pastoral …

 

Tejer relaciones:

 

Cada vez es más urgente y necesario participar en las redes sociales de una manera que vaya más allá de los propios compartimentos estancos, saliendo del grupo de los propios «iguales» para encontrar a los otros. Acoger al “otro”, es decir, a alguien que toma posiciones opuestas a las mías o que parece “diferente”, no es ciertamente una tarea fácil.

 

Oyentes deliberados:

 

La parábola del Buen Samaritano puede inspirar las relaciones en las redes sociales, ya que ilustra la posibilidad de un encuentro profundamente significativo entre dos completos desconocidos. El samaritano rompe la división social: va más allá de los límites del acuerdo y el desacuerdo. Mientras el sacerdote y el levita pasan de largo, el viajero samaritano lo mira y siente compasión (Lc 10, 33). El samaritano escucha la historia del herido, interviene y lo acompaña.

 

Esto nos desafía a hacer frente a la “cultura del descarte” digital. Ayudarnos mutuamente a salir de nuestra zona de confort haciendo un esfuerzo voluntario para ir al encuentro del otro.

 

El proceso de atención – interés – deseo – acción, bien conocido por los publicistas. Similar al proceso por el que cualquier tentación entra en el corazón humano y distrae nuestra atención de la única palabra que es verdaderamente significativa y que da vida, la Palabra de Dios.

 

Con los oídos del corazón y en relación hacia la comunidad:

 

Comprometerse a escuchar en las redes sociales es un punto de partida fundamental para avanzar hacia una red hecha no tanto de bits, avatar y “me gusta”, como de personas. De este modo pasaremos de reacciones rápidas, suposiciones engañosas y comentarios impulsivos a crear oportunidades para el diálogo, para plantear preguntas con el fin de aprender más, para demostrar cuidado y compasión, y para reconocer la dignidad de las personas que encontramos.

 

La persona humana está hecha para la relación y la comunidad. Al mismo tiempo, la soledad y el aislamiento afligen nuestra realidad cultural, como ya lo experimentamos durante la pandemia COVID-19.

 

La Iglesia que peregrina hacia el Reino de los Cielos es comunidad de fe. Dado que las redes sociales -y, en un sentido más amplio, la realidad digital- están entre los aspectos cruciales de este viaje, es importante reflexionar sobre las dinámicas de comunión y comunidad con respecto a la presencia de la Iglesia en el ambiente digital.

 

Un estilo característico del Papa Francisco…

El qué y el cómo: la creatividad del amor.

 

Muchos creadores de contenido cristianos se preguntan: ¿Cuál es la estrategia más eficaz para llegar a más personas? ¿Qué instrumento hace más atractivo mi contenido? ¿Qué estilo funciona mejor? Si bien estas preguntas son útiles, hemos de recordar siempre que la comunicación no es simplemente una «estrategia». Es mucho más. Un verdadero comunicador lo da todo, entrega todo de sí mismo. Comunicamos con nuestra alma y con nuestro cuerpo, con la mente, el corazón, las manos, con todo.

 

Contarlo con una historia …

 

Desde nuestra presencia amorosa y genuina -como pastores de la Iglesia- en estas esferas digitales de la vida humana se hace posible abrir un camino hacia el encuentro cara a cara de cada persona herida con el Cuerpo del Señor, para que, en ese encuentro personal, de corazón a corazón, sus heridas y las nuestras puedan ser sanadas y «nuestra alegría sea completa» (2 Jn 12).

 

Conclusión:

 

Nuestra época corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad. Hoy nuestra reflexión sólo puede partir del corazón humano. La sabiduría del corazón es, pues, esa virtud que nos permite entrelazar el todo y las partes, las decisiones y sus consecuencias, las capacidades y las fragilidades, el pasado y el futuro, el yo y el nosotros.

 

Que la imagen del Buen Samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, vertiendo sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía a los Sacerdotes de Venezuela y, principalmente, a los que peregrinan en esta Diócesis de Maracay. Pedimos a Dios que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y el vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino.

 

¡Dios nos bendiga a todos…!

 

Fin

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