¿Opositores a qué y a quién?
¿Será que esos opositores van a terminar dándole la razón a los “alacranes”, si deciden participar en esas supuestas elecciones?
Gehard Cartay:
La verdad es que resulta muy lamentable la actitud de ciertos opositores frente a la trampa “cazabobos” del régimen y su cínico cronograma electoral para 2025, cuando acaba de irrespetar, desconocer y burlar la voluntad de la abrumadora mayoría de los venezolanos, expresada el 28 de julio pasado.
Con esa despreciable maniobra el Madurato intenta desesperadamente pasar la página de aquel memorable evento, donde resultó derrotado de manera indiscutible. Pretende que ese hecho histórico sea olvidado tan pronto como sea posible por haberlos desnudado ante el mundo como la minoría que ahora son. Tal vez sea lo “correcto” desde su punto de vista. Lo que no resulta correcto es que haya opositores participando de esa estrategia junto a los llamados “alacranes” y colaborando con esa conducta para “normalizar” la usurpación y el irrespeto a la voluntad popular.
Todo esto resulta detestable y condenable, insisto. Porque sin duda es muy grave que en las elecciones del pasado 28 de julio no se haya cumplido con el artículo 5 de la Carta Magna, según el cual “la soberanía nacional reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos del Poder Público”. Y más grave aún resulta que estos últimos se hayan confabulado con el CNE para desconocer la voluntad mayoritaria de los venezolanos, expresada firme y contundentemente entonces.
Pareciera que esto es lo que no terminan de entender algunos dirigentes opositores que siempre se han autocalificado como tales. No han comprendido aún la auténtica naturaleza de un régimen de facto como el que manda en este país, apoyado en la fuerza militar y de espaldas a la Constitución y las leyes, empeñado en ejercer el poder de manera absoluta y con total desprecio por quienes los adversan, que hoy son la mayoría abrumadora de los venezolanos. Mientras tanto, otra facción minúscula que se separó del campo opositor hace cierto tiempo ha preferido apoyar abiertamente al Madurato, a cambio de algunas canonjías.
Esa incomprensión de la verdadera naturaleza del adversario la demuestra la actitud de cierta dirigencia política opositora que ahora aspira a participar en el cronograma electoral anunciado por el régimen, como si aquí no hubiera pasado nada en las anteriores elecciones presidenciales del 28 de julio. Y, aun así, quieren hacerlo, pasando por encima de la voluntad nacional que lucha por un cambio de la caótica y ruinosa situación de Venezuela.
Esa dirigencia política le debe al país una explicación por tal cambio de posición. Somos muchísimos los que demandamos una aclaratoria al respecto, basada en razones convincentes y sólidas, más allá de la frivolidad irresponsable de participar porque algunos quieran promocionarse como candidatos y darse a conocer o de aspirar una modestísima cuota de poder, que, en definitiva, ni siquiera sería eso en virtud del vaciamiento de competencias y recursos que el régimen le ha venido haciendo a gobernaciones y alcaldías, hasta convertirlas en parapetos inútiles o diputaciones devaluadas e inocuas.
Toda esta situación revela, por otra parte, la falta de coherencia de esos sectores opositores, llamémoslos así hasta nuevo aviso. A esa dirigencia hay que recordarles que en política la coherencia tiene un alto valor, si se quiere crear confianza y multiplicar respaldos. Porque si antes se dijo una cosa y ahora se hace otra, tales actitudes traen consigo escepticismo y falta de credibilidad. Por supuesto que no se trata de mineralizar posiciones ni de incurrir en terquedades suicidas, no tanto por aquello de que “sólo los idiotas no cambian de opinión”, sino por la dinámica de las realidades políticas y la necesidad de continuar la lucha hasta el final.
En definitiva, a mi juicio, todo esto demuestra también que esos mismos sectores parecieran querer “engordarle la sopa” al Madurato, al tiempo que intentan desconocer el liderazgo opositor que legítimamente ostentan hoy Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, dicho sea esto sin desmedro de la necesaria consulta y el indispensable diálogo que ambos están obligados a mantener con los sectores opositores que hasta ahora los han venido acompañando.
Por otra parte, hay que recordarles a esos mismos opositores que las supuestas elecciones a realizarse en 2025 no van a resolver la gigantesca crisis que sufre Venezuela, lo que sólo puede lograrse con el cambio del actual régimen. Tampoco van a resolver los problemas de los estados y municipios, hoy arruinados y sin capacidad financiera para darles solución. Y es que todo pasa por allí, más allá de las buenas intenciones de algunos aspirantes y bien lejos de pañitos calientes y de promesas absurdas en medio de la hecatombe que azota al país y su gente.
¿Será que esos opositores van a terminar dándole la razón a los “alacranes”, si deciden participar en esas supuestas elecciones?.-