Opinión

23 de enero de 1958: 67 años después

Esta fecha, asimismo, me hace robustecer mis valores democráticos. El 23 de enero sucedió, porque se aceleran una serie de eventos y hubo una conjunción de elementos y factores que llevó al colapso de la autocracia militar ese día

Jesús Mazzei Alfonzo:

El pasado jueves 23 de enero, se cumplieron 67 años de la gesta de la caída de la última dictadura militar que tuvo el país a lo largo de su traumática historia. En efecto, el 23 de enero se cumplirá pues, un año más de esta fecha histórica, es la reinstauración de la democracia venezolana luego de una década militar, la autocracia pérezjimenista que fue parte de la oleada de los gobiernos militares de derecha que azolaron a América Latina, en ese tiempo que fueron los años 50, tan oscura, llegaba a su feliz término. Llegar aquí costó mucho (en términos de exilio, muertos, costo social, retroceso institucional y democrático) y esperamos que las nuevas generaciones valoren en su justa medida este gran acontecimiento histórico.

Claro que por supuesto, fue un proceso con altibajos y que empezó a cristalizarse en el año 1957, sobre todo luego que, a mediados de ese año, con una conjunción de factores que propiciaron la caída del régimen militar, que se pensaba eterno y sólido. El primer detonante del quiebre de los elementos que le daban apoyo y sustento, fue la posición y acción de la iglesia y la crítica, a la situación social, con la pastoral de Monseñor Arias, y luego, los acontecimientos del plebiscito espurio que se organizó en noviembre de 1957 y el levantamiento militar del 1° de enero de 1958 ( cuestión que se manifestaba en forma concreta, en un descontento al interno de las FF.AA y a la vinculación con algunos líderes políticos de la época, que llevaban a cabo la lucha y resistencia civil).

Lo primero que oí del 23 de enero, fue por mi abuelo materno Agustín Alfonzo Bolaños, además, de mi tío abuelo materno el Dr. Arminio Martínez Niochet, hermano de mi abuela Margarita Martínez Niochet, quien fue uno de los médicos firmantes del manifiesto de los galenos a inicios del año 1958, luego también mi tío Regulo Campo Martínez, en varias conversaciones, realmente gratificantes y la experiencia política de mi padre en aquella época en el exilio, pero que vivió la política desde mediados de los años 40, siendo muy joven es de los fundadores de la AJV, Asociación de Jóvenes de Venezuela, en el estado Trujillo, precursora de la Juventud de AD. Posteriormente a inicios de los años 50, cuando sale al exilio, luego de la clausura de la UCV, donde no puede continuar sus estudios de medicina, él estuvo en varias oportunidades encarcelado en la cárcel del Obispo y nos relataba lo bárbaro de sus diferentes momentos de reclusión.

En ese mismo orden de ideas, mi padre vivió esos acontecimientos en España, donde residía exiliado por la autocracia militar y donde se gradúa de médico en la Universidad de Zaragoza, pero con la expectativa de esa gran colonia de venezolanos que había en aquel entonces en España y que actuaba desde afuera, con la expectativa de regreso al país que lo hace efectivamente en 1959, a los días de acceder a la primera magistratura Don Rómulo Betancourt, apoyado por los partidos COPEI y URD, producto del Pacto de Punto Fijo (pacto de gobernabilidad ejemplar para los actores políticos de hoy y con plena vigencia en los tiempos que corren en la Venezuela contemporánea).

En ese sentido, luego con los años, en mis estudios universitarios de ciencia política en la UCV, entre 1978-1983, mis maestros Andrés Stambouli y Humberto Njaim, entre otros, en un excelente curso de una de las materias obligatorias del sexto semestre sobre el sistema político venezolano y luego durante toda mi trayectoria de la carrera me permitieron valorar y aprimorar aún más, la fecha en su justa dimensión y medida y mi propia experiencia de mi propio ciclo vital, tanto desde el punto de vista profesional y vivencial.

Posteriormente, hoy en día, con la lamentable experiencia chavomadurista, he fortalecido mis creencias, valores y convicciones, en una fecha tan fundamental, para la historia venezolana, el legado del liderazgo de aquella época y lo que resulto de la experiencia de la República Civil (1958-1999) en realizaciones y políticas públicas en contraste al desastre vivido por el país en estos últimos 26 años, con un balance lamentable para el destino de Venezuela, en materia de políticas públicas fallidas y el despilfarro de más de un trillón de dólares durante la década de 2002-2013, que le hubiera posibilitado el definitivo salto al país a la modernidad absoluta y no en un proyecto socialista quebrado y desfasado históricamente. El país se equivocó en 1998, o, mejor dicho, los que votaron por la alternativa marxista-socialista de Hugo Chávez, se equivocaron totalmente.

Esta fecha, asimismo, me hace robustecer mis valores democráticos. El 23 de enero sucedió, porque se aceleran una serie de eventos y hubo una conjunción de elementos y factores (la huelga del día 21, el quiebre del apoyo militar) que llevó al colapso de la autocracia militar ese día. Dos libros aproximaron en una forma más clara como acontecimiento histórico aún más la idea y el conocimiento más exacto de la fecha, uno, del diplomático colombiano que vivió los acontecimientos y que fue testigo clave José Umaña Bernal, y el otro, un texto, de la prestigiosa historiadora Elena Plaza, sobre el 23 de enero, entre otros.

Fueron veintidós días de vértigo, donde hubo escaramuzas de calle, manifiestos abiertos de la sociedad civil de la época (los intelectuales, los médicos, ingenieros, abogados), el rol jugado por el exilio venezolano, la importante reunión de New York, entre Rómulo, Jóvito y Caldera, el rol importante jugado por la Junta Patriótica, quién coordino y condujo el trabajo político desde la clandestinidad a lo largo del año 1957, sobre todo desde mediados de año, el logrado quiebre del consenso militar al interno de la FF.AA, que se nota no más el 1° de enero, con el alzamiento de la Fuerza Aérea y elementos del ejército, con el Coronel Hugo Trejo, a la cabeza, los vaivenes que dio los estertores de la autocracia militar primero con el nombramiento General Rómulo Fernández y luego con su destitución del cargo de Ministro de la Defensa en un proceso no muy claro, pero que manifestaba que había un sector o facción de las FF. AA, que quería mantener el proyecto militar, pero sin Marcos Pérez Jiménez. El rol jugado por la Iglesia y en particular por figuras claves de la época como Monseñor Arias Blanco y el padre Jesús Hernández Chapellín, amigo de mi padre, fueron claves en la caída de la autocracia militar.

El rol jugado por el Contraalmirante Wolfgang Larrazábal, que con sentido de las proporciones, serenidad, tacto e inteligencia condujo el proceso y el papel clave de la Marina el día 22 de enero y el posterior alzamiento de la Escuela Militar y como el resto de los componentes se unen en la jugada que dará al traste con la última dictadura militar en Venezuela. Los acontecimientos que llevaron a como se formó la Junta cívico-militar y como los coroneles Abel Romero Villate, junto Roberto Casanova, fichas del perezjimenismo se quisieron colar en la junta con cierta astucia, pero fueron destituidos rápidamente. Quedó conformada con Wolfgang Larrazábal, los coroneles Luís Araque y Pedro José Quevedo y los civiles Blas Lamberti, en una reorganización de la junta el 18 de mayo la junta incorporó a los Doctores Arturo Sosa hijo y Edgar Sanabria, por los otros civiles, que conformaron la primera junta. Por cierto, el secretario de la junta es Héctor Santaella, que tendrá destacada actuación pública en esos años, entre otras cosas, porque será de los fundadores de la AVEX en 1962, y el político socialcristiano el Dr. Edecio La Riva Araujo como director de secretaria de la Junta.

En el libro de José Umaña, que invito a los jóvenes a leer, está por ejemplo la composición de los dos gabinetes de la época, los gobernadores por entidad federal, y en fin, un texto inolvidable para mí, que trae entre otras cosas el papel de la FF. AA, el rol jugado por la Junta Patriótica, la Iglesia, la Prensa,( hay por cierto un interesante artículo de Gabriel García Márquez, sobre el papel de la iglesia), los distintos manifiestos se pueden leer, los líderes ante la Dictadura, los intelectuales como Arturo Uslar Pietri, Mario Briceño Iragorry, Miguel Otero Silva, Lucila Palacios, entre otros, además como, reseño la prensa extranjera lo eventos de Venezuela están allí para la lectura de los jóvenes, también como fueron esos primeros 180 días de gobierno de la junta, el intento de Golpe de Jesús María Castro León remora del perezjimenismo, están perfectamente reseñados en los libros en cuestión; que recomiendo a los jóvenes leer y en particular el de Umaña. Este es un día no sólo para conmemorar sino para analizarlo y estudiarlo, con la seriedad que merece un evento de esa naturaleza.

En conclusión, un acontecimiento muy importante dentro de la historiografía y política venezolana. Un evento ligado profundamente a la experiencia democrática vivida por el país hasta 1999 y que debe servir no sólo de guía, sino de estudio profundo, por ello, saludo todas las iniciativas de la Academia de Ciencias Políticas, de generar un estudio multidisciplinario desde la ciencia política, la historia, entre otras ramas del saber, un denso estudio sobre esta fecha en particular, una fecha reivindicada, a pesar de los intentos de manipulación por la experiencia marxista del chavomadurismo, primero de ignorarla y luego hacerla suya, algo completamente fuera de todo sentido histórico, porque el chavomadurismo no existía en aquel entonces, eran otras las corrientes ideológicas, las políticas que se discutían, los líderes con auctoritas, con sentido statemanship los partidos, la sociedad y militares extraordinarios en calidad intelectual y liderazgo.-

jesusmazzei@gmail.com

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