Lecturas recomendadas

¿Se puede orar de diversos modos?

 

Rafael María de Balbín:

 

Desde los comienzos de la Iglesia los cristianos han practicado con abundancia y asiduidad la oración. “Al comienzo del libro de los Hechos de los Apóstoles, se narra que en la primera comunidad de Jerusalén, educada por el Espíritu Santo en la vida de oración, los creyentes «acudían asiduamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch 2, 42)” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 548).

El impulso viene de Dios. “El Espíritu Santo, Maestro interior de la oración cristiana, educa a la Iglesia en la vida de oración, y le hace entrar cada vez con mayor profundidad en la contemplación y en la unión con el insondable misterio de Cristo. Las formas de oración, tal como las revelan los escritos apostólicos y canónicos, siguen siendo normativas para la oración cristiana” (Idem, n. 549).

La oración cristiana puede desarrollarse de diversos modos. “Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza. La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración” (Idem, n. 550).

“¿Qué es la bendición? La bendición es la respuesta agradecida del hombre a los dones de Dios: nosotros bendecimos al Todopoderoso, quien primeramente nos bendice y colma con sus dones” (Idem, n. 551).

“¿Cómo se puede definir la adoración? La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su Creador tres veces santo” (Idem, n. 552).

Muy abundante es la oración de petición, puesto que somos gente muy necesitada. “La oración de petición puede adoptar diversas formas: petición de perdón o también súplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades espirituales y materiales; pero la primera realidad que debemos desear es la llegada del Reino de Dios” (Idem, n. 553).

Nuestra oración es una gran ayuda para los demás. “La intercesión consiste en pedir en favor de otro. Esta oración nos une y conforma con la oración de Jesús, que intercede ante el Padre por todos los hombres, en particular por los pecadores. La intercesión debe extenderse también a los enemigos” (Idem, n. 554).

Debemos ser agradecidos, y expresarlo mediante la oración. “La Iglesia da gracias a Dios incesantemente, sobre todo cuando celebra la Eucaristía, en la cual Cristo hace partícipe a la Iglesia de su acción de gracias al Padre. Todo acontecimiento se convierte para el cristiano en motivo de acción de gracias” (Idem, n. 555).

La oración culmina con la alabanza. “La alabanza es la forma de oración que, de manera más directa, reconoce que Dios es Dios; es totalmente desinteresada: canta a Dios por sí mismo y le da gloria por lo que Él es” (Idem, n. 556).-

(rbalbin19@gmail.com)

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