Jubileo de las Fuerzas Armadas: «Llamados a construir la cultura de la paz»
En vísperas del Jubileo de las Fuerzas Armadas, que se desarrolla el sábado 8 y domingo 9 de febrero de 2025, el Ordinario Militar de Italia recuerda que el Año Santo es "un tiempo privilegiado para crecer en la comunión con Dios y en la fraternidad, en el servicio común a la defensa de la vida humana, de la justicia y de la paz"

Días ajetreados para las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad, que celebrarán su Jubileo mañana sábado 8 de febrero. Hace un mes, el 8 de enero, el Ordinario Castrense para Italia, Mons. Santo Marcianò, celebró la apertura del Año Santo para las Fuerzas Armadas en la Iglesia de la sede de la Organización Penitenciaria Militar en Santa Maria Capua Vetere. Hoy, 7 de febrero, concluye en Roma el segundo encuentro de Ordinarios Castrenses de toda Europa sobre el tema: «Militares peregrinos de esperanza», promovido por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE).
«El perdón es un paso concreto y fundamental para quienes, como nosotros -dice el Ordinario Militar para Italia, monseñor Santo Marcianò-, están llamados a construir una cultura de paz. Y el perdón hacia los demás requiere a menudo, en primer lugar, el perdón de uno mismo». El deseo del arzobispo es que el Jubileo sea «un tiempo privilegiado para crecer en la comunión con Dios y en la fraternidad, en el servicio común a la defensa de la vida humana, de la justicia y de la paz».
Formación para la paz
El padre Saverio Finotti es rector de la «Escuela de Alumnos Capellanes» de la ciudad militar de Cecchignola, en Roma, y subraya que «el seminario del Ordinariato Militar es, a todos los efectos, un seminario». «Nos remitimos, como todos los seminarios de Italia -explica-, a las indicaciones dadas por la Conferencia Episcopal Italiana para la formación de los jóvenes. Llevamos a cabo un itinerario formativo regular tanto desde el punto de vista humano como cultural».
«Nuestros chicos dentro del seminario frecuentan la Pontificia Universidad Lateranense, luego está la formación humana y esto marca la diferencia respecto a todos los demás seminarios diocesanos o interdiocesanos, porque está orientada a una pastoral evidentemente distinta de las demás. En efecto, nuestra pastoral se aplica en el seno de las fuerzas armadas, que no es el contexto diocesano clásico».
«Se trata de una pastoral bastante específica», explica el P. Finotti, «que necesita igualmente una formación». Los chicos son actualmente quince, tres siguen siendo militares y hacen su formación militar, pero al mismo tiempo viven la vida del seminario para verificar su llamada a ser capellanes castrenses. Quienes asisten al seminario más o menos vienen todos del contexto militar: algunos, por ejemplo, tienen familiares que pertenecen o han pertenecido a las fuerzas del orden, a las fuerzas armadas. «Todo gira en torno a este contexto», asegura.
El Jubileo de los militares
«Creo que este Jubileo es muy importante», prosigue el Rector del Seminario Castrense, «y como ha subrayado nuestro Ordinario Castrense para Italia, monseñor Santo Marcianò, en la carta que ha enviado a todos los capellanes, es una ocasión hermosa, extraordinaria, ante todo para afirmar nuestra fe y nuestra unidad con la Iglesia, porque somos parte integrante de ella».
«Los hombres y mujeres de las fuerzas armadas prestan un servicio que no está desligado de su humanidad. Es cierto que esperamos que realicen sus tareas particulares con la mayor objetividad posible. Sin embargo, tienen una vida propia, y para ello necesitan renovarse, fortalecerse en la fe, como todos los demás. Este Jubileo es algo muy importante para nosotros, los capellanes, porque es una ocasión más que ayuda a nuestra gente a acercarse al Señor con el deseo de pedir perdón y ser renovados por la gracia».
El sacerdote recuerda que el Ordinariato es la diócesis militar y las parroquias son los propios cuarteles. No poseen una diócesis territorial específica, si bien están presentes allí donde hay fuerzas armadas. Para el presbítero, fue muy bonita la intuición del arzobispo de hacer de su iglesia en Roma, Santa Caterina in Magnanapoli, un lugar de peregrinación, así como de todas las capillas que están dentro de las misiones en el extranjero, por ejemplo en Kosovo y Líbano.
Cada misión en el exterior tiene una capilla que muy a menudo se utiliza también para las liturgias, no solo en la Iglesia católica, sino además en el mundo protestante. Estos sitios, de acuerdo con el padre Finotti, se han convertido en lugares de peregrinación precisamente para dejar claro que el Señor invita a todos a la conversión. Asimismo, considera particularmente significativo que hayan iniciado el Jubileo desde la capilla de una cárcel, para no olvidar a los que parecen más lejanos.
«Entre nuestros lugares santos se encuentra también el buque escuela Amerigo Vespucci, que desde hace dos años navega por los mares del mundo, regresando ahora al Mediterráneo. Incluidas algunas capillas de otros barcos y añadiría las capillas de algunos hospitales militares, como el de Celio en Roma».-
Luca Collodi- Ciudad del Vaticano/Vatican News