Opinión

Luces y sombras en la Republica

El experimento totalitario castrista ha resultado ser un rotundo fracaso. Los cubanos están en la actualidad en muchas peores condiciones económicas, políticas y morales que el primero de enero de 1959

Pedro Corzo:
El sistema totalitario castrista ha causado a la nación cubana profundos y vastos prejuicios, entre ellos, el abandono de nuestros acontecimientos patrios más relevantes, incluido el 20 de mayo, día que proclamamos la independencia nacional.
Es de suponer que las fechas patrias para algunas personas no tengan importancia, no obstante, esos términos son los puntales fundamentales de la historia de toda nación, razón por la cual los exiliados cubanos recordamos con devoción el 10 de octubre, el 24 de febrero y el ya mencionado 20 de mayo entre otras efemérides a tener presentes.
El 20 de mayo último Cuba cumplió formalmente 123 años de Republica, aunque solo tenemos 57 años de vida republicana puesto que perdimos la Republica hace más de 66 años cuando Fidel Castro y sus acólitos, establecieron las bases para imponer en nuestro país un régimen totalitario.
Destruir los valores republicanos y eliminar la convivencia democrática fue un objetivo de rápido cumplimiento, que demostró lo poco enraizado que estaban entre muchos de nuestros conciudadanos, esos conceptos.
Hace unos días recordábamos que la sede del congreso nacional fue la sede de una feria ganadera a los pocos meses del triunfo de la insurrección sin que tal atrocidad motivara protestas firmes y categóricas de parte de la ciudadanía, mientras ocurrían a lo largo y ancho del país otras tropelías de las cuales ha de sentirse vergüenza.
Cierto que no vivíamos en el paraíso. En nuestro país había muchas injusticias, eran necesarios ciertos cambios sociales y políticos y la sustitución de un importante sector del liderazgo nacional, sin embargo, estábamos situados entre los países con mejores índices sociales y económicos de toda América Latina.
Es justo reconocer que, aunque distábamos mucho de ser un estado modelo disfrutábamos de ventajas y progresos a los que la mayoría de los países del hemisferio no tenían acceso.
En solo poco más de cinco décadas y media llegamos a tener, 1958, 12 universidades de las cuales tres eran públicas. Lastimosamente solo el 77.9% de los cubanos sabían leer y escribir, sin embargo, ocupábamos la tercera posición en América Latina, después de Argentina y Uruguay en esa capacidad.
Padecíamos de una corrupción política y administrativa muy severa y sufríamos de bandas de delincuentes que se hacían pasar por actores políticos para justificar sus numerosos asesinatos, pero lo que es peor, muchos de estos delincuentes estaban al servicio de algunos de los políticos más notables del país y también de algunos profesores universitarios.
Confrontábamos numerosos problemas, sin embargo, se habían resueltos más de los que se enfrentaban, aunque desde mi perspectiva, el golpe militar del 10 de marzo de 1952 que rompió el ritmo constitucional, propició un desequilibrio que afectó gravemente a la Nación y facilitó la irrupción del totalitarismo en nuestro país.
Cierto que la Constitución de 1940 fue restablecida en 1955, no obstante, el clima político y la convivencia no volvieron a ser los mismos a pesar de los progresos económicos.
El periodo previo al triunfo de la insurrección la situación económica y social estaban en franco proceso de mejora.
El doctor Salvador Vila, en su libro, “Cuba, Cenit y Eclipse”, afirma, “muchos de nosotros mismos ignorábamos hasta qué punto llegaba el grado de desarrollo alcanzado en comparación con el resto de América Latina y el mundo y es preciso conocerlo y recordarlo con orgullo.”.
Contábamos con amplias libertades económicas y una notable movilidad social. Las inversiones extranjeras eran importantes y la legislación laboral era significativamente positiva, aunque no se cumpliera en su totalidad.
La Constitución de 1940, elaborada en asamblea pública por todas las fuerzas políticas del país, incluidos los comunistas, establecía la división de los poderes públicos y la independencia de los mismos junto a prerrogativas sociales y económicas mucho más avanzadas que la mayoría de otras legislaciones del hemisferio.
Salarios mínimos, fijada por comisiones paritarias de patronos y obreros. Prohibición de hacer descuento de los salarios o sueldos de los trabajadores; el estipendio de los trabajadores tenía que ser saldado en dinero no en mercancías; seguro social obligatorio, incluida la invalidez y la vejez; derecho a jubilación por antigüedad y pensión por causa de muerte, siendo Cuba el primer país del mundo que otorgó este derecho a los trabajadores agrícolas.
El experimento totalitario castrista ha resultado ser un rotundo fracaso. Los cubanos están en la actualidad en muchas peores condiciones económicas, políticas y morales que el primero de enero de 1959.-
Pedro Corzo
Periodista
(305) 498-1714
TWITTER: @PedroCorzo43

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