Testimonios

75 años de ‘El pan nuestro de cada día’, la pastoral del obispo Tarancón

Aniversario de la célebre carta del entonces obispo de Solsona

«Los escritos del obispo Tarancón empezaron a ser célebres, sobre todo por su calidad y contenido, acercándose a los problemas reales de la gente»

 

«La carta pastoral que ahora nos ocupa era un grito valiente, decidido y profético para acabar con el estraperlo del pan que se daba en la zona minera del Llobregat»

 

«Tarancón se adelantó hace muchas décadas a la línea del papa Francisco, porque el cardenal vivió la fuerza transformadora y renovadora del Concilio Vaticano II y la puso en práctica»

 

Tarancón inició su ministerio episcopal en la capital de la comarca del Solsonés, el 14 de abril de 1946, ofreciéndose como “padre, pastor y amigo”. Este año se cumplen 75 años que escribió la carta pastoral “El pan nuestro de cada día”.

Se comprometió plenamente en su ministerio y eso lo demostró a lo largo de toda su trayectoria sacerdotal. Los escritos del obispo Tarancón empezaron a ser célebres, sobretodo por su calidad y contenido, acercándose a los problemas reales de la gente con el objetivo de buscar soluciones a conflictos y problemas, o iluminar la noche oscura y las sombras que invaden el corazón humano.

Pastoral de Tarancón

 

La carta pastoral que ahora nos ocupa era un grito valiente, decidido y profético para acabar con el estraperlo del pan que se daba en la zona minera del Llobregat, en donde los padres no podían alimentar a sus hijos al no poder adquirir el pan a un precio moderado: “No podemos callar. No debemos callar por más tiempo…parten nuestro corazón las angustias y estrecheces que sufren nuestros hijos y un deber ineludible pone la pluma en nuestras manos”, decía Tarancón, que denunciaba la falta de pan en el tiempo del estraperlo. El joven obispo Tarancón escribió la pastoral “para defender el derecho de los padres y de los obreros a comer pan en abundancia y cuanto necesiten para llevar una vida digna y humana”.

Los padres de aquella multitud pedían alimento para sus hijos. Tarancón se puso en contacto varias veces con la Administración para resolver el problema, pero al no encontrar respuesta ni soluciones se decidió a escribir la pastoral. En su texto, Tarancón afirmaba: “Para quien tiene dinero abundante, y no son pocos los que se han enriquecido desaforadamente, no existen privaciones. Hay muchas familias que carecen de los alimentos indispensables. Hay muchos padres que no pueden dar pan a sus hijos”.

Tarancón se adelantó hace muchas décadas a la línea del papa Francisco, porque el cardenal vivió la fuerza transformadora y renovadora del Concilio Vaticano II y la puso en práctica ofreciendo puentes de diálogo en sociedades convulsas, ofreciendo la palabra del Dios Amor como propuesta y no como imposición, ofreciendo la ayuda de la Iglesia samaritana sin distinción ni exclusiones abriendo las puertas a todos. Así como el papa Francisco inició una ruptura amable, armando lío, con misericordia y esperanza, basado en la alegría del Evangelio, ahora el sucesor de Pedro, el papa León XIV, empieza a sintetizar su pontificado con la escucha, el diálogo y la sonrisa. Como el Buen Pastor, Tarancón conocía bien a las ovejas del rebaño, porque pisaba las calles y plazas de los pueblos de la diócesis de Solsona para estar en contacto con la gente. Tarancón era un obispo y un sacerdote con olor a oveja.

Pablo VI con Tarancón

Aquella denuncia le valió a Tarancón estar 18 años en aquella diócesis. De hecho el nuncio Cicognani, alguna vez había comentado: “mientras el gobierno no dijiera el pan (su carta pastoral) no es posiblecambiar de diócesis al obispo de Solsona”.

Tarancón fue un hombre sensible a la problemática social. Seguramente en su mesa no debía faltar el pan. Pero eso no tranquilizaba su conciencia. La postura más cómoda hubiera sido mirar hacia otro lado y no buscarse enemistades y críticas, pero su compromiso con los desfavorecidos le animó a defender la justícia, que incluso se le tildó desafortunadamente como “obispo rojo”La postura más diplomática para él hubiera sido no buscarse problemas ni enemigos.

75 años después de la carta pastoral del obispo Tarancón, el cardenal de Burriana, se nos presenta, todavía hoy, como un referente moral, como un gran personaje histórico, como un padre de la patria, como un pastor con olor a oveja, como un obispo que acogía a todos, sensible a la justícia social y promotor del diálogo, adquiriendo un gran renombre y proyección internacional gracias a sus méritos  y también a su persona, basada en un fuerte enraizamiento y creencia en la conciencia cristiana.

Se trata de uno de los nombres que ha sido transcendental en el transcurso de nuestra historia y que lamentablemente no ha sido suficientemente reconocido. Una de las pruebas es la apertura del Museo Cardenal Tarancón en Burriana, su ciudad natal, que después de tantos años, todavía esperamos su apertura. Sin duda, alguna cosa se está haciendo mal.

Tarancón

Tarancón

Aun así, no tengo la mínima duda que estamos delante de un personaje extraordinario y no me cansaré de reivindicar su figura para honorar a uno de los burrianenses y valencianos insignes al servicio de la Iglesia en España: el cardenal Tarancón.-

| Jordi Bort Castelló/RD

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