Opinión

Un Veedor en Catia

El autor narra una de las pocas concentraciones convocada por un grupo de oposición en el Sector Oeste de la Ciudad en 2004

 

Ismael Pérez Vigil, Politólogo:

 

Cuando, por la razón que sea, no podemos hablar o escribir nuestras reflexiones sobre el presente, nos queda el recurso de escudriñar y escuchar las voces del pasado. Pero no necesitamos remontarnos a la antigüedad, a otros siglos; basta con hacerlo un cuarto de siglo y extraer de esas experiencias lecciones para el presente.

Entre las actividades políticas de este primer cuarto de siglo están las concentraciones, convocadas por diferentes actores políticos. Por alguna razón que no recuerdo y que no dejé registrada en su momento, marzo de 2003, Acción Democrática convocó a una concentración en Catia, a la cual se refiere la crónica que hoy desarrollaré, y a la cual asistí como integrante de la Red de Veedores de la UCAB. Como siempre, me basaré en el relato original de hace 22 años, con algunos retoques para aclarar ciertos aspectos, los cuales referiré entre paréntesis y con letra cursiva. Entre esos retoques está el de omitir los nombres de líderes y dirigentes asistentes al evento, algunos porque ya no están en el partido convocante o donde militaban en esa época, otros porque han abandonado el país, y otros porque no están participando activamente en política y no deseo comprometerlos.pastedGraphic.png

Concentración convocada por Acción Democrática.

(Según texto original del 16 de marzo de 2003)

Los adecos madrugaron. Desde muy temprano fueron tomando posiciones en la calle Perú de Catia y asegurando las calles adyacentes. Estrategia adecuada ante la ola de rumores que se esparcieron durante toda la semana. La usual estrategia de contrainformación, desplegada para atemorizar a los que pensaban ir a la concentración, no resultó.

El ambiente general.

De nada sirvieron tampoco dos cadenas televisivas el día anterior, de autoridades gubernamentales, para desmoralizar a los opositores y advertir de la violencia. De nada sirvió que se instalara un «megamercado» a pocas cuadras de allí, como ya lo habían hecho recientemente cuando se realizó un acto de la oposición en Caricuao, que finalmente fue disuelto violentamente, a la vista de las autoridades policiales.

Tampoco sirvió de nada que se culpara a grupos opositores –Bandera Roja– de los heridos en la madrugada, cerca del Palacio de Miraflores, a varios kilómetros de la manifestación de Catia. De nada sirvió tampoco que el Metro cerrara sus puertas desde La Hoyada hasta Pérez Bonalde, estación situada a pocas cuadras del lugar de la concentración. Los adecos, el pueblo adeco, de todas formas, llegó, se reunió y tuvo su acto y no dejaron dudas acerca del lugar en donde nos encontrábamos:  en el oeste de la ciudad, en lo que se supone es un bastión de quienes apoyan al Gobierno, a muy pocas cuadras de El 23 de Enero, La Silsa, El Atlántico, Las Lomas de Urdaneta, Los Magallanes, la Nueva Caracas –sitio específico–, etcétera. Y con los adecos estábamos observadores, periodistas y miembros de otros partidos y grupos de oposición.

Líderes asistentes.

Por allí vimos a varios dirigentes importantes de Acción Democrática, que pude identificar y muchos otros que también reconocí, pero cuyos nombres no recuerdo. (No es, además, el momento para mencionar a ninguno); y junto a ellos, muchos dirigentes de oposición y de la Coordinadora Democrática (la hoy Plataforma Unitaria) ; de COPEI; de Alianza Bravo pueblo −prácticamente de la “casa” y uno de cuyos líderes subió a la tarima, se dirigió al público y se alejó por el Callejón San Rafael hacia la Av. Simón Bolívar−; ex militares del FIM; de Unión; de Mujeres por la Libertad, una de ellas habló desde la Tarima; de Gente del Petróleo, a quienes nombraron –y fueron muy aplaudidos–, al igual que a las Vigilantes de la Democracia; otras cuyo nombre ni el de su organización conozco, pero que lucían una franela blanca con la imagen de la Virgen de la Coromoto; también escuché por la radio, cuando ya me retiraba, a un exgobernador, pero no sé si estaba allí o si declaraba desde otra parte. Posiblemente estoy siendo injusto al dejar de nombrar a algunas organizaciones, que no vi o que no logré identificar sus nombres; pero, lo importante es que era mucha gente, de muy diversas organizaciones, en un acto que comenzó siendo adeco, que se transformó en un acto de unidad, pero que casi terminó siendo un acto exclusivamente adeco, solo con la presencia simbólica de representantes de otras organizaciones y unas pinceladas, valiosas, de esa sociedad civil que vimos masivamente en las marchas de diciembre y enero.

Espacio de la concentración.

El lugar de la concentración es una zona de edificios bajos, no más de cuatro pisos, y en varios de ellos trepados camarógrafos de diversos medios. Lejos, los bloques de La Silsa, el Atlántico y el 23 de Enero. La tarima estaba situada muy cerca del callejón San Rafael, que proporciona una ruta de salida hacia la calle Simón Bolívar, pero que estaba atestada de carros, entre ellos una grúa, que hacían muy difícil el acceso y la evacuación rápida en caso de necesidad. La concentración se extendía desde esa tarima, hacia la Av. Morán, un par de cuadras por la calle Perú, cuyo ancho, incluyendo aceras, no debe ser mayor a 25 metros; de manera que, para quien quiera sacar cuentas, podría haber unas 10 mil personas. En los alrededores, como siempre, grupos de partidarios del gobierno, menos de un centenar en cada núcleo, y desde el Centro Comercial Pro Patria, por la Av. Morán, donde tomamos la calle Perú, solo vimos un grupo de estos simpatizantes del Gobierno, que aunque muy agresivos de verbo, siempre estaban convenientemente situados tras varias barreras policiales.

Los asistentes.

Varias cosas llamaban la atención. La primera, la composición social y la determinación de la gente allí congregada. No cabe duda la extracción popular de los allí presentes y no había autobuses del interior del país, como acostumbramos a ver en “otras” manifestaciones, las que no son de oposición. El hecho de que fuera en Catia y reforzado por la determinación de los presentes, que nada impidió que llegaran, explica mucho la actitud durante la semana anterior de quienes intentaron atemorizar a los posibles asistentes.

La segunda cosa, que resulta patético escuchar a voceros del Gobierno decir que van a “acusar” a la oposición ante la comunidad internacional. Es decir, que el Gobierno de Chávez Frías ¡acudirá a la comunidad internacional para denunciar que ellos no son capaces de mantener el orden público al interior de sus fronteras! Lo que sí es evidente es que debe haber preocupación, pues cada vez es más notorio que también hay pueblo en la oposición.

Tercera cosa que llamo mi atención, que desde que llegamos, poco antes de las 9:30 a.m., hasta las 10:50 a.m. que comenzamos a retirarnos, eran evidentes y se sentían la aprensión y tensión en la concentración.

Los oradores.

Los discursos comenzaron aproximadamente a las 10:25 a.m.; por allí desfilaron, que recuerde y hasta que me fui, algunos de los voceros de los partidos y organizaciones de la sociedad civil que ya mencioné más arriba y se esperaba el cierre por parte de un líder importante de Acción Democrática, a quien no escuché; y todo esto ocurrió antes de las 11:00 a.m. A esa hora estábamos de regreso, cerca de la calle Colombia en vía hacia Los Flores, viendo a la multitud correr por la calle y escuchando noticias de heridos. En un par de ocasiones, después de algunas confusas detonaciones se produjeron estampidas hacia la tarima, que afortunadamente fueron controladas. Pero la sensación era que en cualquier momento podía ocurrir un evento no deseado. Los temores se confirmaron cuando al día siguiente supimos el saldo de un muerto y quince heridos en los alrededores de Catia. Pero también se confirmó que, ante las respuestas firmes y decididas de la oposición, los violentos se repliegan.

Lo que no vi.

Algunas de esas cosas que vi y relaté me preocupan: La sensación de aprensión, violencia, agresividad de parte de algunos partidarios del gobierno, la indiferencia ante esta situación por parte de las autoridades; pero, también me preocupan las cosas que no vi. No vi grupos o representaciones oficiales del MAS, Primero Justicia y Proyecto Venezuela. Tampoco vi a representantes del sector empresarial. No vi tampoco la presencia masiva de ese sector de la clase media y la sociedad civil que acostumbramos a ver en las manifestaciones en el Este de Caracas. Si bien los disparos se han llevado valiosas vidas, los “disparos” de la indiferencia y la falta de solidaridad son más peligrosos, pues te mutilan el alma, te llenan de desesperanza, te desmoralizan.

Nuevas convocatorias.

En la tarima, un alto dirigente de COPEI, convocó a otro acto de carácter popular, esta vez en Petare, el 13 de junio; y otro, de Alianza Bravo Pueblo, a una marcha hacia el Congreso el 29 de junio. Ya sabemos que insistirán en la receta de “desmotivar” y acusar a la oposición por todo lo que ocurra. Esperemos a ver cuál será la reacción popular y la de la oposición ante estas nuevas convocatorias.

Conclusión.

Quienes como ciudadanos queremos una democracia abierta y libre discusión de las ideas, aun cuando difieran de los convocantes de esta concentración, Acción Democrática, no podemos ser mezquinos y dejar de reconocer que hoy los adecos madrugaron; no solo porque desde bien temprano estaban asegurando su concentración, sino porque retaron con éxito, en la calle, en el corazón de lo que se supone es el apoyo popular, al gobierno de Chávez Frías. Los adecos hoy hicieron honor a una de las estrofas de su himno, que compuso el inolvidable Andrés Eloy Blanco:

¡Libre y nuestra la patria en las manos / de su pueblo, por fuerza y razón! /

Sin señor, sin baldón, sin tiranos, / con la paz, con la ley, con la acción.

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Conclusión, en tiempo actual.

He narrado actividades en apoyo a las firmas para convocar el referendo revocatorio de 2004, concentraciones para celebrar otro aniversario de la caída de Pérez Jiménez; y hoy, el desarrollo de una concentración en un sector popular, del oeste de Caracas, que no es el espacio –el este de la ciudad– al que ha sido constreñida la actividad opositora. Lo hago porque creo que recordar ese pasado inmediato es importante, antes de que el olvido, el peor enemigo en la política, haga su propia tarea.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

21 de junio de 2025

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