Opinión

Llegó el sheriff

En un mundo algo más complicado y en teoría más civilizado que el viejo oeste americano, pareciera que hace falta algo más que un sheriff

Elías Farache:

 

El mundo de nuestros días tiene mucha similitud con algunas series y películas de hace unos años. Eran series donde los malos eran absolutamente malos, los buenos absolutamente buenos. Una distinción clara entre el bien y el mal, sin ninguna elucubración sobre atenuantes ni justificaciones.

 

En las series y películas los buenos ganaban. Siempre al final, luego de muchos pesares y sufrimientos. Uno que otro entuerto era tratado y arreglado en tramas secundarias.

 

Hoy no hace falta refugiarse en series ni películas para ser testigo de acciones crueles, espectaculares o grandiosas. Preferimos decir es “de ser testigos” en vez de decir “disfrutar de los espectáculos”. Son ciertamente terribles. Transmitidos en tiempo real y comentados como si fueran eventos deportivos de campeonato.

 

El desorden de nuestros días en el mundo que vivimos tiene mucho que ver con espacios vacíos de autoridad.  Ya el Talmud señala, en el tratado de Idolatría (“Avodá Zará”), que es necesario un gobierno porque de lo contrario ocurriría lo que acontece en las aguas: los peces grandes se comen a los pequeños. Unos se agreden a otros e impera la ley del más fuerte, no la del mejor en aspectos morales y éticos.

 

Los organismos internacionales que agrupan a las naciones no han dado la talla en las últimas décadas. Sus deliberaciones constituyen muchas veces enfrentamientos entre bloques y posiciones con intereses que poco tienen que ver con la paz y el bienestar. Las resoluciones y condenas se logran en base a votos politizados sin apego a la justicia, con apego más bien a la pertenencia a alguna causa ajena a lo que debería tratarse en una u otra resolución. La ONU no ha sido capaz de evitar un conflicto o suspenderlo en el transcurso de muchos años.

 

La Cruz Roja tampoco ha hecho mucho en estos años. Particular mención merecen los infelices secuestrados en Gaza. No se sabe si están vivos o muertos, y las medicinas que deberían recibir no les llegan y quizás ni siquiera se recogen. La Cruz Roja operando como servicio de transporte de Gaza a Israel una vez se libera un secuestrado, no infunde confianza ni respeto.

 

En un mundo tan desordenado, privan los principios de la física o la química. El sistema tiende a autorregularse de alguna manera, no siempre la más sutil ni menos traumática. Alguien toma el liderazgo. Por razones de intereses propios que se ven amenazados, o por una ética que obedece a principios fundamentales de humanidad. O por ambas causas.

 

La situación explosiva del Medio Oriente que parecía como aplacada hasta el 7 de octubre de 2023, dejó de estar aplacada. Estalló desatando una serie de eventos que parecían complicarse cada vez más en consecuencias directas e indirectas. Sin entrar en juicios, que sí los hay, es evidente que la ONU, sus pares de organismos, el concierto de naciones representadas en sus gobiernos, presidentes, ministros y embajadores, no están cumpliendo sus funciones de regular el mundo de nuestros días. Un mundo donde priva el avance tecnológico, no para bien de la humanidad necesariamente. Un avance tecnológico que otorga capacidades letales a quienes se dedican a desarrollarlas, siempre en desmedro del bienestar de sus respectivos ciudadanos. Unos para agredir, otros para defenderse.

 

En estos difíciles días que vive el mundo entero, con mención especial de los conflictos en pleno desarrollo y sin fin a la vista, la falta de autoridad es un vacío que se llena bajo la figura del líder de la nación más rica y poderosa del planeta. Del imperio de turno. Por su estatus elevado, hay también que elevar las oraciones al Todopoderoso para que su criterio y acción resulten en lo mejor para todos.

 

Cuando se escriben estas líneas, con una preocupación que embarga a toda la humanidad, no cabe duda de que, a similitud de las películas del viejo oeste americano, ha surgido la figura de un nuevo sheriff en el pueblo.  Que quiere poner orden, que debe conseguir la paz para los suyos y también para los otros.

 

En un mundo algo más complicado y en teoría más civilizado que el viejo oeste americano, pareciera que hace falta algo más que un sheriff.-

 

Elías Farache S.

22 de junio de 2025

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