Opinión

Precariedad 

Sucot es una oda a la precariedad y la fragilidad. Es una representación fidedigna del pueblo de Israel. Su existencia parece estar siempre en peligro, en la soledad del desierto y a merced de la Divinidad

Elías Farache:

 

Este martes 15 de Tishrei de 5786, 7 de octubre de 2025, se celebra Sucot, la fiesta de las Cabañas. Durante siete días los judíos deben habitar en frágiles cabañas, sometidos a los caprichos del clima y encomendados a la Divinidad fuera de la comodidad de sus hogares.

 

La festividad viene a recordar la salida de Egipto, cuando los israelitas habitaron en estas unidades poco confortables. Y las cabañas también recuerdan las Nubes de Gloria que acompañaron al pueblo de Israel durante cuarenta años en el desierto. Sucot es la festividad alegre del mes de Tishrei, luego de la solemnidad que tienen Rosh Hashana, el año nuevo, y Yom Kipur, el Día del Perdón, que comprenden un periodo de diez días de reflexión, introspección y enmienda de conductas impropias. Es una obligación religiosa estar alegre, contento, en la festividad de Sucot.

 

Sucot es una oda a la precariedad y la fragilidad. Es una representación fidedigna del pueblo de Israel. Su existencia parece estar siempre en peligro, en la soledad del desierto y a merced de la Divinidad. Su supervivencia viene acompañada de la gloria propia que significa esa misma supervivencia. Es una imagen que aplica también al moderno, solitario y poco apoyado estado judío de nuestros días. Una estructura en apariencia débil que perdura gracias a la fe inquebrantable de un pueblo acostumbrado a ser agredido.

 

La fragilidad de Israel es muy evidente en el campo de la diplomacia. El estado con más condenas por parte de las Naciones Unidas. Un país sometido a los embates de un terrorismo que se origina en territorio propio y de sus vecinos que no lo reconocen ni aceptan su existencia. Cuando se defiende, reacciona violentamente ante sus enemigos, su posición ante la media se compromete en exceso. Se quiere al judío débil y sometido, se rechaza al judío fuerte y autosuficiente.

 

La superioridad militar de Israel es producto de la necesidad imperiosa de sobrevivir, de la circunstancia de tener el mar a sus espaldas. No tener alternativa. Pero es más que eso, es ser capaz de vivir y sobrevivir en la fragilidad, a expensas del esfuerzo propio que se alimenta del milagro. Sucot es la manifestación de la presencia divina en un entorno hostil y de debilidad.

 

Desde su fundación en 1948 y antes, la situación de Israel ha sido siempre de una precariedad evidente. Guerras no provocadas, inferioridad numérica y de recursos, boicots, una incomprensión a su causa y su realidad que resulta incomprensible. Estamos a dos años del fatídico 7 de octubre de 2023, y pocos parecen recordar que sucedió tal día y que consecuencias ha tenido lo ocurrido.

 

Como tantas veces, esta semana se inicia con una esperanza de liberación de los rehenes, vivos y muertos. La presión del presidente Donald Trump ha sido muy fuerte desde su victoria electoral de hace ya casi un año. La reunión del lunes 29 de setiembre con el primer ministro israelí en la Casa Blanca, precedida de mucha tensión, arrojó un resultado en teoría muy satisfactorio que debería conducir a la liberación de los secuestrados y el cese de la guerra en Gaza. Los israelíes se ilusionan ante tal perspectiva, pero hasta que no se materialice, todo está en un “veremos” demasiado prolongado. Mientras unos se aferran a la esperanza de liberación, en muchas ciudades, de renombre por cierto, ocurren manifestaciones en contra de Israel y a favor de Hamas y Palestina. Es muy llamativo que estos manifestantes, preocupados por unos, no piensen en los otros. No se ven manifestaciones solicitando el fin del secuestro, nada de solidaridad con las víctimas del 7 d octubre de 2023 y sus familiares. Una flota de apoyo a Gaza fue limpiamente interceptada hace unos días, y tampoco había allí ninguna consideración respecto a las víctimas israelíes de este conflicto. Ciertamente, Israel parece la Sucá del mundo, la cabaña en un desierto carente de cualquier tipo de empatía.

 

En medio de la euforia británica al reconocer a Palestina como estado, sin responsabilidades definidas en nada concreto, cuando manifestaciones de apoyo a una causa palestina poco conocida en profundidad por sus mismos partidarios son el común de los acontecimientos, un atentado en Manchester en pleno Yom Kipur cobró un par de víctimas que asistían a los servicios religiosos en una sinagoga. Un recordatorio al primer ministro, Keir Starmer, acerca de las intenciones y convicciones de quienes ha apoyado con vehemencia. Una señal para su colega, Emanuel Macron, que puede recibir bofetadas que no podrá disimular. Otra para Pedro Sánchez, desatado en su furia antisraelí.

 

Mientras se espera un desenlace positivo a la iniciativa de Donald Trump para terminar la guerra en Gaza, las negociaciones y los resultados parecieran que tendrán lugar justo en la semana de la Fiesta de las Cabañas. Es un período de tiempo en el cual se hace una exaltación de la precariedad. Es la cabaña como tal, pero es también una oferta de negociación que resulta endeble, unas condiciones circunstanciales muy precarias, susceptibles de cambiar en cualquier momento. Con un gobierno israelí cuya coalición se vislumbra como precaria a la luz de ciertas cesiones que resulten necesarias pero antipáticas.

 

Sucot es el símbolo de la precariedad y la fragilidad. Precisamente Israel y el pueblo judío basan su fortaleza milenaria en haber sobrevivido a la precariedad.

 

Esperando buenas noticias…

 

Elías Farache S.

5 de octubre de 2025

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