Opinión

«Nido de Ratas», película estrenada en 1954 en Estados Unidos

A estos neo-ambiciosos ya se les cayó la careta

     Egildo Luján Nava:

 

A los venezolanos decentes y trabajadores,  que le profesamos amor, respeto y constitucionalidad a la Patria, no salimos de nuestro asombro ante los virajes, bandazos, errores, destrucción, ruina  y traiciones que, día a día, suceden en el ámbito político nacional.
Tantos acontecimientos adversos y absurdos, por analogía, hacen  recordar un estupendo largometraje titulado «NIDO DE RATAS», de la  Columbia Picture, y que fuera conducida por el famoso Director de Cine Elías Kazan, y protagonizada por el no menos afamado actor Marlon Brando, ya fallecido el 1/7/2004. Tales figuras obtuvieron sendos Oscar por Mejor Película y Mejor Actor del año, respectivamente.  Y ambos conforman las figuras de una película que se desarrolla en los muelles de New York, y que narran el comportamiento de la mafiosa corrupción violatoria de todo derecho, y la cual, impunemente,  controlaba en esa época toda actividad delictiva portuaria para el momento.

Como articulista constante, habíamos  decidido hacer un receso  en estos días. No escribir nuevamente, hasta que transcurrieran  las festividades de Navidad y de Fin de Año. Sin embargo,  los acontecimientos políticos acaecidos en Venezuela en  estos  últimos días, obligaron a dejar a un lado dicho propósito, para, nuevamente,  comentar y dar nuestra voz de alerta acerca de  la insólita decisión aprobada mayoritariamente, a cargo de los integrantes de la calificada  ¿MAROMERA? Asamblea Nacional en primera discusión.  ¿Finalidad?: el de ponerle fecha de término o punto final en el mes de enero del 2023,  al mandato legítimo del Presidente Interino Ing. Juan Guaidó.

Es decir, por voluntad y decisión del citado grupo de marras, este decide desconocer a  quien, constitucionalmente (Artículo 233), debe permanecer en el desempeño como tal, hasta tanto se nombre a un Presidente electoralmente.  En otras palabras, tal y como fue anunciado por el Diputado Alfonso Marquina,  éste, haciendo galas de su desempeño como vocero representante de la Asamblea Nacional, en rueda de prensa nacional, y acompañado por Diputados y dirigentes de los partidos (ahora 3-G), actuó y se convirtió  en la expresión de una amplia y nutrida representación de la Asamblea Nacional.

¿Motivo?. ¿0bjetivo?. Poco importa como sí la insólita e inconstitucional decisión aprobada en primera discusión, y criticada y rechazada a nivel nacional e internacionalmente. Lo cierto es que se trata de un hecho que ha sido objetado por todos los sectores de la Oposición Venezolana,  así como por calificadas personalidades y experimentados abogados constitucionalistas altamente reconocidos,  y que describieron y rechazaron  tan descabellada intención.  De un hecho que, además de violar flagrantemente la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se trata de validar  pretendiendo asumir facultades y de usurpar funciones y poderes  del Presidente de la Republica, y de hacerlo fusionándolo con los de la Asamblea Nacional, para darle espacio a la  imposición de un inexistente e inconstitucional » GOBIERNO PARLAMENTARIO USURPADOR», además de complaciente con el  Régimen y sus ya conocidas ambiciones.

No obstante, y como dice  el dicho en cuanto a que  » No hay mal que su bien no traiga», lo cierto es que,  con esta acción y este intento de usurpación de poderes de parte de esos integrantes de la Asamblea Nacional, ante el país y ante el resto del mundo, a estos neoambiciosos ya se les cayó la careta, de la misma manera que  al resto de los alacranes ante el país. Es decir, todos aquello que se mantenían a la sombra, y que lo hacían ocultos o rezagados, anteponiendo  saboteos, manejos dolosos y tácticas dilatorias a todo intento de recomponer o refundar el país, sencillamente, han  dando a conocer sus verdaderas intenciones. Propósitos que si hasta hace poco se les atribuía una precaria popularidad y respeto, hoy se han manifestado abiertamente, perdiendo toda credibilidad y consideración.

Es cierto que los partidos políticos opositores representados por sus líderes en la Asamblea Nacional, han cometido errores y no han cumplido con el objetivo de rescatar el país, lograr el cese de la usurpación, un gobierno transitorio y elecciones libres. Todo eso es verdad.  Pero pretender ahora responsabilizar por todo lo sucedido únicamente al Presidente Interino Ing. Juan Guaidó, no se traduce en actos transparentes, sobre todo  cuando la responsabilidad «NO ES SOLO DE ÉL». Los hechos, con igual o más contundencia, recaen  en todos los demás integrantes de la Asamblea Nacional.

Es de todos conocidos el cerco o chaqueta de fuerza que le tenían impuesta los Diputados representantes de esos partidos al Presidente Interino Ing. Juan Guaidó. Y que lo hacían  desconociéndole  mérito alguno, además de responsabilizarle de todos los errores cometidos por la incompetencia de la Asamblea, y menospreciando el reconocimiento y respaldo internacional de 60 países (Poder o fortaleza enorme que no supieron aprovechar). Mejor dicho, del apoyo que hoy, difícilmente, se mantenga, sobre todo  por la gran inconsistencia y acciones de la Asamblea, como por el propio Presidente Interino.

Sí, es verdad. El Presidente Interino Ing. Juan Guaidó ha cometido errores. Sin embargo, el peor de todos ha sido el hecho de haber creído y trabajado apoyándose en la buena fe, y compartiendo obligaciones en supuesta armonía con esos Diputados de la Asamblea que hoy lo traicionan. Quizás desechó o desestimó la importancia de entender en qué consiste el ejercicio del poder, como lo que traduce asumir con plenitud  funciones y  entender que el «PODER NO SE DELEGA.  QUE EL PODER SE EJERCE».

Lo cierto es que el Ingeniero Guaidó tiene ahora nuevamente a su favor,  la oportunidad de asumir lo que le corresponde  en Derecho Constitucional. ¿Y qué hacer?. Quizás lo que le dicen la calle y los ciudadanos, y es que el Presidente Guaidó debe asumir su deber, y hacerlo en lo que consiste el hecho del comando.  Es decir, hacerlo a partir de la comprensión de los hechos. Porque lo cierto es que  la Asamblea Nacional «NO PUEDE» fusionar poderes, y asumir sus funciones tal y como lo expresa el Artículo 7 de la vigente Constitución. Por lo que es su obligación hacerla cumplir, según el Artículo 333 de la misma.

La voz de lo obvio tiene su propio peso. Y al Presidente Guaidó le dice que su desempeño no puede ni debe hacerlo sentir entre lo que traduce el hecho de actuar dependiendo de lo que significa temblarle  el pulso. La inmensa mayoría de los venezolanos  quiere rescatar y refundar al país. A Usted, desde luego, le corresponde  cumplir con su obligación de no defraudarla.-

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