Lecturas recomendadas

Devociones y liturgias

Las devociones y liturgias castristas que han expresado el sentir de tanto líder socialdemócrata hispanoamericano, nunca tentaron a verdaderos líderes demócratas, como Rómulo Betancourt.

Marcos Villasmil:

Me pide un buen amigo que mencione otros ejemplos sobre la muy criticable conducta de algunos líderes del socialismo democrático a la hora de lidiar con los socialismos revolucionarios, autoritarios o del siglo XXI (que nombres y denominaciones no faltan).

Obviamente, no es recomendable generalizar. Cada partido socialista, especialmente los más antiguos, como el alemán, el británico o el español, pertenecen a culturas políticas propias, que han vivido -y sobrevivido- guerras de todo tipo: mundiales, civiles, o frías. En Latinoamérica, en cambio, hay un parteaguas que todavía marca con una impronta sangrienta los quehaceres políticos en la región: el castrismo, su perenne intento por desestabilizar, destruir y penetrar las democracias del continente y su influencia sobre los socialistas continentales.

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Comencemos con una conocida de todos los venezolanos, la actual Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la señora Michelle Bachelet, dos veces presidente de Chile.

Un dato a destacar: ella llega a la política relativamente tarde, sin dar ninguna señal en su juventud de tener ambiciones ejecutivas grandes. Quizá la motivó ser hija del general Alberto Bachelet, miembro del gobierno de Allende y -luego del golpe de Pinochet- detenido, falleciendo en prisión; así  como de tener luego como padre político al presidente Ricardo Lagos, que la promovió primero al Ministerio de Salud y luego al de Defensa. Con gran popularidad, ganó la presidencia por primera vez el 15 de enero de 2006.

A lo que vamos: en febrero 2009, de visita la presidente chilena en Cuba, le anunciaron que Fidel Castro estaba dispuesto a recibirla (en el programa oficial no estaba incluido tal encuentro). El Mahoma comunista, en La Meca revolucionaria, La Habana, se dignaba a concederle entrevista. Se reunieron por hora y media, destacando Bachelet que Castro estaba en “muy buenas condiciones”, y que su diálogo “fue muy importante”, sobre “los desafíos que están viviendo los países de América Latina” (uno de los más antiguos y vigentes, la amenaza del castro-chavismo a las democracias de la región, seguro que no se discutió). Bachelet se comportó como toda una cheerleader, como una “groupie” salivando ante su ídolo rockero.

¿Habrían actuado de la misma forma los presidentes Patricio Aylwin o Ricardo Lagos? Por supuesto que no. Como afirman Roberto Ampuero y Mauricio Rojas, Bachelet salió del closet político y quedó al desnudo. Quien representa a un gobierno defensor de los derechos humanos y la democracia liberal corre descontroladamente, olvidando su calidad de presidente, al llamado del más longevo dictador que ha existido en América Latina”.

Bachelet pareciera representar, al igual que otros líderes socialdemócratas latinoamericanos, ese intento de quedar bien con Dios y con el diablo,  esa escisión cultural que intenta lo imposible: combinar rasgos democráticos con taras autoritarias. Frente a la visión de muchos líderes socialdemócratas históricos, como Rómulo Betancourt, Felipe González, Tony Blair o Willy Brandt, hay otra, nostálgica del pasado marxista, melancólica ante el derrumbe de las columnas ideológicas, como el materialismo histórico o la planeación económica. Un claro choque entre pasado y futuro. El problema es cuando el pasado se impone; en palabras de la cantautora chilena Violeta Parra, es “volver a los 17 después de vivir un siglo”.

Toca ahora mencionar un ejemplo de hoy: Pedro Sánchez, actual gobernante español, líder del llamado Gobierno Frankenstein, donde el -en otros tiempos- democrático partido socialista español convive con los chavistas hispanos, terroristas vascos e independentistas catalanes.

Pedro Sánchez y Miguel Díaz-Canel

Pedro Sánchez llega al gobierno el 1 de junio de 2018; el 22 de noviembre es recibido por Miguel Díaz-Canel, tirano cubano de turno. ¿Qué destacar? Era la primera visita de un jefe del Ejecutivo español a Cuba en 32 años, y que el objetivo fundamental del viaje era “normalizar” (verbo de moda que esconde el objetivo de ayudar a las tiranías comunistas a mantenerse en el poder) las relaciones entre ambos países.

¿Y qué mejor ayuda que -como se ha denunciado en el Parlamento Europeo- la delegación del PSOE allí ha sido presunto canal de defensa, comunicación informativa sensible y espionaje a favor del castrismo?

Hugo Chávez y Pepe Mujica

Por otra parte, los venezolanos no olvidaremos jamás al presidente uruguayo, Pepe Mujica. Durante su presidencia, Mujica fue un muy activo cómplice y apoyo de la dictadura venezolana. Buscando antecedentes, no por nada fue un guerrillero tupamaro en los años setenta. Queda mencionar asimismo al brasileño Lula da Silva, cofundador del enemigo de la democracia, el Foro de Sao Paulo, y entusiasta amigo de Chávez.

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Rómulo Betancourt y Fidel Castro

¿Fue siempre así la conducta del liderazgo socialista frente al encantador de serpientes cubano? Terminemos la nota con un ejemplo absolutamente contrario: el de Rómulo Betancourt, y su encuentro con Fidel Castro en Caracas, en enero de 1959.

Era el primer viaje al exterior del barbudo, quien en ese entonces, no habiendo mostrado todavía su talante sanguinario y totalitario, gozaba de gran popularidad fuera de su patria. Y el pueblo venezolano, que cumplía un año de haber derrocado al dictador Marcos Pérez Jiménez, lo recibió con júbilo. En un mitin, el 23 de enero, Castro afirmó qué era ser revolucionario: “es tener una postura revolucionaria en todos los órdenes, dedicar su vida a la causa de los pueblos, a la causa de la revolución, a la plena redención de los pueblos oprimidos y explotados”.

El presidente Betancourt no mordió el anzuelo, la demagogia verbal del cubano. Él conocía a Castro, y sabía cuáles eran sus intenciones: quería por sobre todo el petróleo venezolano. El mismo que Hugo Chávez y Nicolás Maduro le han regalado a raudales a la tiranía castrista.

Las devociones y liturgias castristas que han expresado el sentir de tanto líder socialdemócrata hispanoamericano, nunca tentaron a verdaderos líderes demócratas, como Rómulo Betancourt.

América 2.1

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