Lecturas recomendadas

Eres Mi Fuerza Desde Cuando Estaba En El Vientre De Mi Madre

Randall B. Smith, profesor de teología en la University of Saint Thomas:

Hubo varias lecturas especialmente  interesantes para la reciente solemnidad de San Juan Bautista. Un conjunto de ellas comienza con este texto de Jeremías 1: 5:Antes de formarte en el vientre ya te conocía,antes de que nacieras te destiné,te designé profeta para las naciones.

El salmo responsorial fue una selección de versículos del Salmo 71, que contenían estas líneas:

R. Desde el vientre de mi madre, Tú has sido mi fuerza.

Sé mi roca de refugio,

una fortaleza que me dé seguridad,

porque tú eres mi roca y mi fortaleza.

Oh, Dios mío, líbrame de la mano de los malvados.

R. Desde el vientre de mi madre, Tú has sido mi fuerza.

Porque tú eres mi esperanza, oh Señor;

mi confianza, oh SEÑOR, desde mi juventud.De ti dependo desde que nací;desde el vientre de mi madre eres mi fuerza.

La otra opción del día contenía una lectura de Isaías 49 que incluía estos dos pasajes:

El SEÑOR me llamó desde que nací,

desde que estaba en el vientre de mi madre me dio mi nombre. (Isaías 49: 1)… mi recompensa está con el SEÑOR,     mi recompensa está con mi Dios.
Porque ahora ha hablado el SEÑORquien me formó como su siervo desde que estaba en el vientre. (Isaías 49: 4-5)

El salmo responsorial que acompañaba a esa lectura fue tomado del Salmo 139 y contenía estas populares palabras: «Te doy gracias porque estoy hecho de manera  asombrosamente maravillosa». El sermón que escuché ese día tomaba su tema básico de estas palabras. Me siento agradecido cada vez que las lecturas del día se mencionan en una homilía, pero aún no he escuchado a nadie hacer comentario sobre las siguientes palabras del mismo salmo:

R. Te alabo porque estoy maravillosamente hecho.

Verdaderamente has formado mi ser más profundo;

me tejiste en el vientre de mi madre.

Te doy gracias porque estoy hecho de una manera asombrosamente maravillosa.

Ambos conjuntos de lecturas tienen sentido como precursores de la lectura del Evangelio del día, que narra la historia del nombramiento de Juan. Cuando Isabel anunció que el niño en su vientre se llamaría Juan, los miembros de su familia se opusieron, diciendo que nadie más en la familia tenía ese nombre. Cuando apelaron a Zacarías, que se había quedado mudo durante su servicio en el templo, escribió: «Su nombre es Juan», y su lengua quedó libre.

¿Qué debemos entender de todo esto? Bueno, una cosa que podríamos sacar de esto es la conclusión bastante obvia de que los seres humanos son «conocidos por Dios» en el vientre. O, para decirlo en términos modernos, los fetos son personas que Dios procura hacer.

Estoy consciente de que un argumento bíblico de este tipo no sería creíble para los no cristianos de nuestra sociedad. Está muy bien! Pero, ¿qué hay con el resto de nosotros? ¿Qué hay con los católicos? ¿Qué hay con nuestros hermanos protestantes? ¿No se suponía que la Reforma Protestante tenía que ver con la defensa de las Escrituras como la palabra inspirada y autorizada de Dios?

Los eruditos a lo largo de la historia, tanto protestantes como católicos, han estudiado las Escrituras de manera diligente y exhaustiva, tratando de descubrir sus secretos más íntimos, con la convicción de que las Escrituras contienen palabras de verdad y vida. ¿Hay algo oculto u oscuro en los pasajes que he citado? O ¿no será, más bien, que la verdad del asunto se proclama como  un fuerte toque de trompeta? ¿Es Cristo completamente hombre y completamente Dios desde el momento de su concepción o no? Si lo es, entonces todo el resto de la raza humana también es completamente humana desde el momento de su concepción. Y si es así, entonces uno no puede «terminar» con estas vidas sin violar el mandamiento, «No matarás».

Por favor, comprendan que esto no pretende ser un llamamiento político partidista. Lo presento ante cualquier lector cristiano como una opción existencial. ¿Contienen las Escrituras la palabra inspirada de Dios y la verdad, o no? Y si lo hacen, ¿estamos realmente escuchando la palabra de Dios para entender lo que enseña y obedecer sus mandamientos? ¿O es que estamos escudriñando para ver si encontramos pasajes que se ajusten a nuestros prejuicios y preconceptos mientras evitamos los que nos llaman a algo que podríamos encontrar no placentero? ¿Hemos, como tantos en la época de Cristo, simplemente cerrado nuestros oídos, nuestra mente y nuestro corazón a un mensaje que necesitamos escuchar?

Porque si la enseñanza constante de la Iglesia —que durante siglos ha condenado inequívocamente el aborto— debe ser fácilmente ignorada; y si, incluso las palabras de las Escrituras se han convertido en letra muerta para nosotros; entonces realmente no tengo ni idea de quiénes somos o qué estamos haciendo en todas estas iglesias «cristianas». ¿Estamos simplemente haciéndonos sentir mejor con nosotros mismos? ¿Acumulando algunos «premios imaginarios» para ganarnos un camino al cielo, o quizás al club de campo local?

Si dejamos de ser movidos por la palabra de Dios y endurecemos nuestro corazón contra estos pequeños, ¿podemos realmente llamarnos «cristianos» en un sentido serio? ¿No seríamos culpables de la «gracia barata» sobre la que advirtió el gran Dietrich Bonhoeffer? ¿Podría alguno de nuestros benditos antepasados ​​que dieron su vida en defensa de la fe no sentir disgusto por la hipocresía de esta generación, del mismo modo que nos disgusta la hipocresía de los cristianos alemanes que no condenaron los asesinatos de millones de judíos?

La matanza de 66 millones de niños en el útero, desde 1973, cada uno de los cuales (si las Escrituras dicen la verdad) es «conocido por Dios» y «hecho de manera asombrosa y maravillosa», no es más «simplemente otro aspecto» que lo que fue la matanza de 6 millones de judíos. A nadie le importan ahora las políticas laborales del gobierno alemán de 1937. Solo nos importa que los cristianos no protegieran de la matanza a 6 millones de judíos.

Si nos hacemos de la vista gorda ante la masacre al por mayor entre nosotros; si no vemos en cada uno de estos niños por nacer la obra del Creador, ¿podemos realmente ponernos delante del Dios que los hizo tanto a ellos como a nosotros? Hay más en juego que Republicanos contra Demócratas.

DOMINGO 4 DE JULIO DE 2021/Tomado/traducido por Jorge Pardo Febres-Cordero, de aquí:https://www.thecatholicthing.org/2021/07/04/from-my-mothers-womb-you-are-my-strength/?utm_source=The+Catholic+Thing+Daily&utm_campaign=73a8bd4ec3-EMAIL_CAMPAIGN_2018_12_07_01_02_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_769a14e16a-73a8bd4ec3-244037001

Acerca del autor

Randall B. Smith es profesor de teología en la University of Saint Thomas. Es el autor del libro Reading the Sermons of Thomas Aquinas: A Guidebook for Beginners [Leyendo los Sermones de Tomás de Aquino: Una Guía para Principiantes], y de Aquinas, Bonaventure, and the Scholastic Culture at Paris: Preaching, Prologues, and Biblical Commentary [Aquino, Buenaventura y la Cultura Escolástica en París: Sermones, Prólogos y Comentarios Bíblicos] (2021). Su sitio en La Red es randallbsmith.com

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