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Almirante de la Mar Océana

Almirante, quizá con algo o más bien con mucho de retardo, escribo en estas horas de la noche lo que debía haber hecho temprano en la mañana. Darle las gracias por haberse lanzado a la aventura de cruzar la mar-océana.

Oswaldo Páez-Pumar:

Almirante, quizá con algo o más bien con mucho de retardo, escribo en estas horas de la noche lo que debía haber hecho temprano en la mañana. Darle las gracias por haberse lanzado a la aventura de cruzar la mar-océana. Todo el cúmulo de párrafos con los cuales, no solo ahora sino de mucho tiempo atrás, se pretende hacer de su hazaña  el resultado inesperado del disparate de llegar a la China, no es otra cosa que ignorar que si usted pretendía llegar a la China navegando hacia el oeste, era porque estaba convencido de la redondez  de la tierra. Ya desde los tiempos de Marco Polo, nativo de la misma tierra suya aunque fuese veneciano y usted genovés y no existiera aún Italia, más de siglo y medio antes de su hazaña ya al ir y volver de China  estableció como un hecho probado que yendo hacia el este se llegaba a la China.

Usted Almirante, llegó a lo que luego fue llamada América porque un compatriota suyo de nombre Américo hizo planos o mapas de estas regiones y al estampar en ellos su nombre; el suyo, Almirante, quedó preterido. Mis disculpas aunque no soy culpable.

Sin embargo es bueno que usted sepa, aunque a lo mejor lo sabe ya porque si efectivamente hay otra vida después de ésta, usted debe haber conocido hace ya un siglo, que un poeta venezolano glorificando a nuestra madre patria que le financió su aventura expresó que se había hundido “hasta los hombros en el mar de Colón”, dejando claramente establecido que ese océano que llamamos Atlántico, por todas esas cosas que relataron los griegos antes de J. C. sobre el continente hundido, preservaron el viejo nombre y el suyo otra vez quedó preterido.

Lo cierto Almirante es que la hazaña suya la pretenden opacar, particularmente en esta parte del mundo que además del nombre de América se le suele llamar “nuevo continente”, unos cuantos nativos, que han tomado con seriedad la idea de que los pobladores que usted encontró eran originarios de América, como si no estuviera establecido que el ser humano, o sea nosotros todos: blancos, amarillos, indios y negros somos originarios del África; y que por lo tanto los indios que usted encontró y que para distinguirlos de los otros se les llama “amerindios” habían llegado como usted lo hizo, navegando; aunque no faltan quienes los consideren introducidos caminando por el norte y luego, cosa que me parece improbable llegando a pie hasta la Patagonia.

Desafortunadamente, por cosas que nos pasan por la cabeza cuando uno se adentra a analizar hechos que ocurrieron hace ya medio millar de años, he perdido varios párrafos sin entrar a tocar el tema que me ocupa. El tema es ofrecerle disculpas en mi nombre y estoy seguro que en el nombre de la gran mayoría de mis compatriotas.

La disculpa es porque nosotros conmemorábamos el 12 de octubre como día del descubrimiento, pero como esa palabra sonó en algún momento ofensiva para quienes ya estaban aquí, puesto que el descubrimiento tan solo era de parte de quienes llegaban y encontraban que ya habían otros establecidos, se la sustituyó por “encuentro”. Sin embargo, pasó algo más, porque esta fecha del 12 de octubre últimamente se la ha llamado de la “resistencia indígena” que es algo negadora de la historia, porque aunque desde luego hubo enfrentamientos como los egipcios los tuvieron y los israelitas los padecieron y los persas con los griegos y luego los macedonios que con Alejandro llegaron hasta las puertas de la India y así sucesivamente; lo que hubo entre los amerindios y los europeos a los que se agregarían unos cuantos años después un contingente de negros venidos del África, fue la integración y surgimiento de una “nueva raza” que José Vasconcelos llamó “cósmica” mientras que  Miguel Otero Silva dijo que formaron “un mondongo de negros bembones con la sangre azul”.  Almirante, debe estar cansado de oír todas estas cosas y que no termino de llegar al fondo. Bueno acabemos de una vez. Lo que quiero hoy es ofrecerle disculpas, no por algo que haya hecho, sino porque lo hicieron mis paisanos hace ya unos cuantos años cuando todavía vivía Chávez Frías, que fue demoler su estatua en Los Caobos. Quizá ni siquiera los demoledores fueron responsables, sino el instigador.

Caracas, 12 de octubre de 2021

América 2.1

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