La democracia y una propuesta de las universidades jesuitas para América Latina
Crear un observatorio permanente de la democracia en un continente que está “bastante lejos de tener democracias plenas”
Durante la presentación del libro -el pasado 30 de septiembre- “Crisis y desencanto con la democracia en América Latina”, publicado por la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello de Caracas), el padre general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, señaló la necesidad de hacer seguimiento académico a la realidad de los sistemas de gobierno de la región, con el fin de fortalecer la soberanía ciudadana.
Las restricciones por Covid-19 no solo han afectado la economía mundial, sino que han cuestionado la actuación de muchos gobiernos. Esto especialmente en Latinoamérica, donde el índice de democracia alcanzó el puntaje más bajo de la historia, según el registro de la Unidad de Inteligencia del medio británico The Economist, correspondiente a 2021.
Las universidades jesuitas a una voz
A través de un foro virtual, la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) repasó la crisis del continente y el ya atávico desencanto con la democracia en América Latina.
La actividad estuvo encabezada por Sosa con participación del rector de la UCAB y otras personalidades destacadas vinculadas al proyecto.
También intervinieron las autoridades universitarias de Perú, Colombia y Brasil quienes ofrecieron un breve repaso por la realidad política y social de sus naciones.
Fue ocasión para lanzar la propuesta del observatorio, en el que trabajarían las universidades que lleva la Compañía de Jesús, con un solo objetivo: defender la democracia propiciando las transformaciones necesarias para que ella se consolide.
Investigar y vigilar
La defensa de la democracia exige un trabajo diario, constante, ininterrumpido. Sobre todo en nuestros países, donde debemos dormir con un ojo abierto y otro cerrado debido a la fragilidad de nuestra institucionalidad, lo que hace tremendamente vulnerable al sistema. Este trabajo consiste, desde el punto de vista académico, en investigar y vigilar a fin de asegurar la transformación social y la defensa de las estructuras que posibilitan la vida en democracia.
Por otra parte, ello permite mantener una línea de investigación sobre la cotidianidad y sus hechos más relevantes que faciliten la denuncia pero también la formulación de propuestas. De ello los jesuitas, quienes llevan en nuestros países una sólida y significativa plataforma educativa, parecen estar totalmente conscientes. Es la razón por la cual plantean esta propuesta que podría impulsar interesantes iniciativas en defensa de la inerme ciudadanía, cada vez más de lado, más descartada –como diría el Papa Francisco- en nuestras naciones, limitada por la pobreza y el advenimiento de gobiernos autoritarios y dictaduras en toda regla como es el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
La obra presentada por el General de la Compañía de Jesús y escrita por 37 autores de 22 instituciones académicas del continente, ofrece una aproximación a la realidad política, económica y social de la región, con énfasis en nueve países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela.
Un observatorio permanente
De acuerdo con el superior jesuita, Arturo Sosa:
“La más importante sugerencia del libro es la creación de un Observatorio Permanente de Democracia en América Latina, desde el que se haga seguimiento a los problemas identificados, se valoren las tendencias y se contribuya a construir propuestas que orienten las transformaciones y que lleven a la democratización de las políticas en la región”.
Durante su intervención, ofrecida desde Roma, la máxima autoridad jesuita señaló que “se trata de una excelente y ambiciosa iniciativa que AUSJAL propone poner en práctica, en colaboración con otros centros de investigación y otras universidades a nivel mundial”, cuyos grandes núcleos de temas propuestos son los siguientes:
-Cuidado de los ecosistemas: desarrollo de la economía verde, reordenamiento responsable, cuidado de los pueblos originarios (con especial énfasis en la Pan Amazonía).
-Fortalecimiento de la democracia y la soberanía ciudadana: fomento de la participación de la población en las decisiones que le incumben y le afectan, con el fin de afrontar situaciones como las de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
-Inclusión e igualdad: reducción de la pobreza / vulnerabilidad y mejoramiento de la educación, la nutrición y la cultura
-Afianzamiento de seguridad ciudadana: poner la justicia y el respeto irrestricto a los derechos humanos como centro de los objetivos políticos, afín de avanzar hacia un auténtico cultural de paz
-Atención a los millones de personas bajo movilidad forzada, especialmente a las mujeres, niños y niñas y jóvenes trabajadores temporales.
-Reactivación económica de los países latinoamericanos y caribeños como pasos hacia la justicia social.
Monitoreo en tiempo real, data propia
El rector de la UCAB, Francisco Virtuoso, precisó que el observatorio tendría como tareas investigar y producir data propia comparable en cada uno de los países, para luego generar visiones conjuntas sobre la región.
«El Observatorio está pensado para monitorear en tiempo real, con base en evidencia colectada por los centros de investigación asociados en cada país y otras fuentes confiables que empleen métodos rigurosos de recolección y análisis de datos, con el propósito de producir alertas tempranos, análisis de coyunturas críticas, estudios de perspectivas y trabajos comparativos con todos o algunos otros de los países de la región. Tales materiales serán la base para trabajos de incidencia, entrenamiento y formación sociopolítica de grupos de la población cuyo empoderamiento sea prioritario.
Adicionalmente, el observatorio podría ofrecer servicios públicos de veeduría u observación electoral, así como de asesoría, apoyo técnico directo a agencias de gobiernos democráticos, organizaciones sociales y políticas defensoras de la democracia y tomadores de decisiones políticas comprometidos con los valores de igualdad y justicia social y política».
500 páginas de “pendientes” en Latinoamérica
A lo largo de casi 500 páginas, Crisis y desencanto con la democracia en América Latina profundiza en la agudización de problemas como el populismo, el caudillismo y el debilitamiento de los modelos democráticos.
Luis Arriaga s.j., presidente de la AUSJAL, opinó que la investigación “deja ver las percepciones que la ciudadanía tiene la democracia en América Latina y analiza los factores estructurales que, en combinación con la agencia de actores políticos y sociales, determinan su evolución en la región”.
Aseveró que este libro representa una contribución para el entendimiento de la realidad continental como “un entramado de procesos de escala variable” y que sienta las bases para futuros estudios sobre una ciudadanía que “no está dispuesta a dejar en manos de los políticos su destino y que busca formas de incidencia en los asuntos públicos”.
Distancia analítica
“Como todo estudio sobre un proceso en marcha, el libro está fomentado a ir a la saga de los acontecimientos que se desarrollan a una velocidad extraordinaria, con el fin de obtener distancia analítica de la norma de movimientos sociales de la región. Aunque la presión ciudadana no es suficiente para consolidar la democracia, el impulso que viene de allí es imprescindible para las democracias”, dijo.
El coordinador académico del volumen, el politólogo Ángel Álvarez, dio a conocer que la investigación fue realizada bajo una metodología de combinación de estudios de casos y análisis comparativo, que dejó ver un retroceso en el nivel de apoyo a la democracia en gran parte de los países de la región.
“Desde 1995 a 2018 hay una caída generalizada del apoyo a la democracia. Solo Venezuela y Chile mantuvieron sus niveles de apoyo a la democracia. Mientras que Nicaragua y México presentaron pequeños aumentos. Tenemos cinco años presentando retrocesos que hay que tomar en consideración para incidir y evitar mayor deterioro de las democracias”, apuntó Álvarez.
La democracia es o no es
Hay una tendencia entre los analistas, tal vez para no irritar más de la cuenta a los mandantes o quizá por la prudencia que aconseja alejarse del neo-lenguaje, tan de moda en este mundo relativista, a calificar auténticas dictaduras como “déficit democrático”. Cada vez que se escucha algo así, el que se irrita es el ciudadano que ve sus derechos vulnerados cada día, que siente que la Constitución y las Leyes son letra muerta y que sabe que cada vez será peor mientras el liderazgo y la academia no asuman un rol proactivo.
Por otra parte, las definiciones que escuchamos presentan carencias que van directamente relacionadas con la incomprensión de novedades como dictaduras con antifaz democrático, la nueva manera de gobernar por la fuerza en nuestros países y mantenerse indefinidamente en el poder, manipulando las instituciones y colocándolas a su servicio. Un traje a medida que confeccionan mientras dura la luna de miel con un electorado expectante.
Ilegitimidad por desempeño
Todo ello, empaquetado en una estrategia comunicacional que convence a mucho incauto de que, si no llegaron al poder a bordo de un tanque derribando las puertas de palacio sino a través de elecciones, hay que pensarlo dos veces antes de llamarlo dictadura. Pasan por alto que existe un concepto conocido como ilegitimidad por desempeño.
Pero esas pequeñas confusiones, esos debates estériles, son las grietas que abre el poder omnímodo para ganar tiempo y terreno, dando el zarpazo cuando menos se espera a fin de atornillarse al mando.
Por eso preferimos corear con los más sensatos: la democracia es o no es. No hay déficit, hay violaciones. No hay poca, hay una línea roja que se cruza y el retorno a veces se carga generaciones. Y por ello, en muchas ocasiones, se desemboca en las salidas no democráticas. Pues la sociedad no ve luz al final del túnel y estalla la olla de presión. De manera que estar ojo avizor es más que recomendable. De allí la pertinencia de la propuesta de las universidades jesuitas.
Perspectiva
Álvarez comentó al respecto. Dijo que, desde la perspectiva de los ciudadanos, Latinoamérica se encuentra “bastante lejos de tener democracias plenas”. Comentó que “a pesar de que en muchas naciones latinas se ha comenzado a valorar más las salidas no democráticas, este es un valor al que los ciudadanos aspiran”.
“Hay una tendencia general de insatisfacción con la democracia, reflejada en las salidas a las calles. Los ciudadanos de casi todos los países, con solo tres excepciones: Uruguay, Costa Rica y Chile, creen que se trata de democracias con grandes problemas”, comentó un profesor de la Universidad de Ottawa participante en el foro-zoom.
Se dejó claro que las universidades jesuitas de América Latina pueden unir esfuerzos de manera permanente, con el fin de hacer grandes contribuciones a la investigación sobre la realidad de la democracia en el continente.
Sosa no quita el dedo del renglón. El esfuerzo se dirige a recuperar y fortalecer –según los casos- la soberanía ciudadana, valor fundamental que hace posible la justicia, el respeto a los derechos humanos y, en definitiva la convivencia en paz.-
El libro Crisis y desencanto con la democracia en América Latina está disponible, para descarga gratuita, en la página de la editorial de la UCAB, abediciones. Los interesados solo tienen que registrar sus datos haciendo clic en el siguiente enlace: https://abediciones.ucab.edu.ve/politica/
(Con información del Dpto de Prensa de la UCAB).
Macky Arenas – publicado el 10/10/21-Aleteia.org