Lecturas recomendadas

Una Bitácora cubana

El espíritu nacional está levantado y no se acostará hasta poder dormir en libertad

Marcelino Miyares:

1Represión y opresión, pero sobre todo rosas blancas en Cuba

En América 2.1 nos hicimos eco, gracias a muchas contribuciones en diversos medios, de las jornadas pre y post 15N, otra fecha que, al igual que el 15J, marca un parteaguas en la historia cubana por lograr su libertad de la opresión comunista. 

Destaca, sin duda alguna, el espíritu convocante, que surge de la propia sociedad civil, siempre plural pero hoy más unida que nunca, gracias al impulso del llamado grupo “Archipiélago”. La unanimidad de voluntades dentro y fuera de la Isla de las personas que queremos la salida de la tiranía, crece en apoyos cada día.

De todos los diversos seguimientos mediáticos, queremos reseñar de entrada parte de lo señalado, por su claridad, en un editorial del prestigioso diario español ABC.

A) Las protestas organizadas por el grupo Archipiélago no buscan desestabilizar. Miente, en ese sentido, Miguel Díaz-Canel, al afirmar lo contrario. 

B)Cuba no es solo un régimen opresivo que castiga a todo aquel que se erige en disidente, o que simplemente no comparte las ideas del comunismo más trasnochado. Díaz-Canel, siguiendo la senda del castrismo más cruel, representa la persecución de las ideas y las peores praxis de la tortura. Impide manifestaciones pacíficas, mantiene en condiciones infrahumanas a los presos políticos y priva a quien le viene en gana de todo tipo de derechos, garantías y juicios justos”.  

C) Ni siquiera la expresión artística se salva. Y al atacarlos, destaparon una Caja de Pandora de reivindicaciones y de denuncias frente a la injusticia. 

D)“Transcurridas seis décadas, en Cuba hay ya generaciones enteras que solo han vivido en la opresión, la crueldad y la miseria. Son conscientes de que más allá de la isla hay un mundo globalizado en el que el capitalismo funciona, las sociedades y sus ciudadanos progresan, o los enfermos son convenientemente tratados a través de sistemas de salud modernos y eficaces. Sin embargo, en Cuba no hay avances, sino un proteccionismo de supervivencia instalado en el victimismo de considerarse un régimen perseguido a base de sanciones. Aquellas promesas de aperturismo político y transformación hacia la democracia han demostrado ser una farsa. En Cuba se permite detener a periodistas, se veta a observadores internacionales y, sobre todo, se prohíbe. Más parece que el único derecho consolidado en Cuba sea el de ser pobre y tratar de superar la miseria a costa de no ser reprimido”.

 E)“Cuba sigue siendo, en pleno siglo XXI, el país de las cartillas de racionamiento, de la carestía y de la falta de expectativas. Al igual que ahora lo hacen el grupo Archipiélago y movimientos de sacerdotes católicos, antes lo intentaron muchos otros artistas, escritores, filósofos, poetas. Y siempre en vano. Cuba siempre halla en Rusia, en China, o incluso ahora y desde hace años, en países como España, una comprensión y permisividad inexplicables con la dictadura. El populismo de extrema izquierda en nuestro país es tan capaz de maquillar tanto la realidad de Cuba o Venezuela que hasta pretende hacernos creer que esos países son un paraíso de garantías y derechos, y que el comunismo es el paradigma de la auténtica realización personal, social, económica, política o cultural de cada persona. Y nada hay más lejos de la realidad y de la historia, que solo ha acreditado como sinónimos de comunismo la miseria y la anulación de la persona basada en el más tóxico de los adoctrinamientos”.

 

Un dato de la realidad que es conveniente recordar: los cubanos siempre hemos observado de parte de la comunidad internacional -política, económica, civil, cultural- una incomprensible, a veces corrupta conducta de apoyo o de tibieza hacia el castrismo, incluso cuando ya hace tiempo que la fresca máscara revolucionaria y reivindicadora de luchas contra injusticias se ha transformado en una monstruosa llaga solo generadora de miseria y de odio.

 

 

2Montaner: Cuba, el fin de la fiesta

Para Carlos Alberto Montaner, en 14ymedio, compartiendo un sentir de muchos, no hay manera que el régimen revierta una indetenible decadencia. Destaca asimismo que la marcha no ha sido convocada por agrupaciones políticas, sino que “Archipiélago toma su nombre de la diversidad”. Gran y afortunada verdad.

Y Archipiélago solo quiere actuar amparado en la Constitución. Claro, una Constitución que “por una parte establece derechos fundamentales,  y por otra los suprime”.

Recuerda Carlos Alberto que “cuando Oswaldo Payá Sardiñas, en nombre del Movimiento Cristiano Liberación, presentó las más de diez mil firmas (recabó más de 14.000) que se requerían para someter a referéndum una enmienda constitucional que autorizaría el multipartidismo, el Parlamento cubano (la Asamblea Nacional del Poder Popular) no se dignó a responderle”.

Y luego lo asesinaron, en 2012.

Mientras, el tiempo no pasa en balde, a pesar de los deseos de los revolucionarios. Sigamos con Carlos Alberto:

“El 11 de julio pasado se hizo patente que los jóvenes desean ampliar los márgenes de participación de la sociedad (…)”

Es tan antiguo el cuento de la Sierra Maestra que no es posible, para los muchachos jóvenes, vincularse emocionalmente a esas historietas. Silvio Rodríguez nació en los años cuarenta. Yunior en los ochenta. Si Silvio fuera tan racional como aparenta le diría a Díaz-Canel que se preparara para el fin de la fiesta. Está al doblar de la esquina”.

 

 

 

3 – Por otra parte, Archipiélago publicó un comunicado muy claro y oportuno, que compartimos en su totalidad:

 

Declaración de Archipiélago

 

“La Plataforma Archipiélago convocó para este 15 de noviembre una Marcha Cívica por el Cambio cuyos objetivos y fines han sido muy claros. El gobierno cubano en lugar de respetar nuestro derecho a la libertad de expresión, reunión y manifestación establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y reconocidos por la Constitución de 2019, lo ha irrespetado y criminalizado; poniendo a cubanos contra cubanos. Amén de la acogida y apoyo de la convocatoria, tanto dentro como fuera de Cuba, el gobierno inició una campaña de terror contra cualquier ciudadano que exprese pública o veladamente su desacuerdo con la situación del país. El gobierno cubano ha respondido a nuestros reclamos como lo hace una dictadura: militarización extrema de las calles, más de 100 activistas sitiados, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, actos de repudio, violencia, amenazas, coacción y discursos de odio. El recrudecimiento de la represión contra la ciudadanía y los manifestantes pacíficos no es ni será aceptada.

A pesar de eso, hoy el pueblo cubano se ha hecho sentir. Los que han podido se han manifestado en las calles; otros lo han hecho desde la seguridad de sus casas. 120 ciudades de todo el mundo también se unieron a la jornada; y allá donde marchó un cubano, marchamos todos. Jamás el pueblo cubano ha estado más unido en la lucha por sus derechos. Nos hemos superado como nación y he aquí el éxito rotundo del 15N. Agradecemos a todas las personas que hicieron pequeños, y no tan pequeños actos de manifestación, saliendo muy valientemente y vistiéndose de héroes de esta época que vivimos.

Al cierre de la Jornada 15N, aún consideramos que tenemos una deuda de honor con el Apóstol José Martí de ir a llevarle sus rosas blancas. En tanto, entendemos que las causas que motivaron la convocatoria del 15N siguen vigentes, y el gobierno no ha entendido el mensaje, es nuestro deber ciudadano seguir alzando la voz contra la injusticia.

Por lo tanto, extendemos la Jornada Cívica por el Cambio hasta el 27 de noviembre tomando en cuenta los siguientes objetivos:
1. Que se liberen a todos los presos políticos y de conciencia
2. Se garantice la libertad de expresión y los derechos de reunión y manifestación de quienes disienten.
3. Cesen los actos de repudio y todo tipo de violencia entre cubanos por motivos políticos.
4. Se inicie un proceso transparente de resolución de nuestras diferencias a través de vías democráticas y pacíficas.

Hasta el 27 de Noviembre, los instamos a:
1. Que el BLANCO y las rosas blancas sigan siendo tendencia (#ElBlancoSigueSiendoTendencia).
2. Cuando usted lo decida, desde una iniciativa individual y sin que represente riesgos para su seguridad, llévele una flor a un mártir y documente este accionar.
3. Hacer todas las noches a las 9:00PM cacerolazo.
4. Converse con sus familiares que no están en las redes, explíqueles lo que está pasando más allá de su barrio o comunidad.
Si el gobierno no ceja en su empeño de violar nuestros derechos, nosotros continuaremos la lucha cívica hasta que Cuba sea un Estado de Derechos, una República «con todos y para el bien de todos».

PD: A la hora que redactamos este comunicado 12:48AM del 16 de Noviembre hay muchas personas aún detenidas y desaparecidas. Con ellos está nuestro amor y solidaridad, en esto estamos #todosjuntos porque #todossomosarchipielago”.

 

4 – Macky Arenas: Lo que dejó el «15-N» y una Iglesia que también fue protagonista.

En América 2.1 estamos muy orgullosos del trabajo de nuestra colaboradora Macky Arenas, cubano-venezolana que ostenta esa dualidad con el orgullo de ser hija de ese ilustre ciudadano que sirvió dignamente a las dos patrias, don Valentín Arenas.  Por ello, destacamos su excelente nota publicada en Aleteia.org, y que reprodujeran el Reporte Católico Laico, y América 2.1; un excelente resumen de los sucesos del 15N. Aquí les dejo unos extractos fundamentales:

«Espíritus libres por calles presas, sábanas blancas colgadas en balcones y el grito de libertad por toda la isla. En un día marcado por el fuerte control contra las manifestaciones, sacerdotes y monjas igualmente rompieron el cerco. En tanto, también trascendió un enorme acto de repudio frente al Arzobispado de Camagüey contra el padre Alberto Reyes.

 

El padre Alberto Reyes Pías, sacerdote cubano, respondió así a Caridad Diego, la jefa de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba y conocida censora histórica:

“Se me acaba de comunicar que han llamado de la Oficina de Asuntos Religiosos para informar que ellos tienen conocimiento de la intención del padre Rolando Montes de Oca y mía de participar mañana en la manifestación del 15N junto a nuestro pueblo. Informan que si lo hacemos iremos detenidos. Somos sacerdotes para predicar el Evangelio y el Evangelio de Jesucristo habla de libertad, de justicia, de verdad. Es lo que nuestro pueblo está pidiendo. Si ser detenidos es el precio por ser coherentes con la predicación del Evangelio, sea. Dios mediante, mañana, estaremos acompañando a nuestro pueblo caminando por nuestras calles que todavía están presas”.

El arresto solamente unas horas antes, de Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, constituye una franca y clara violación de sus derechos humanos fundamentales que tenemos el deber de hacer conocer  a todo lo largo y ancho del mundo.

Otro caso retrata la víspera: a pocas horas del gran día señalado por la oposición cubana para la movilización del 15 de noviembre, la plataforma convocante Archipiélago denunció el «bloqueo cruel, ilegal e inhumano» al que el Gobierno sometió a uno de sus líderes, Yunior García Aguilera. La historia la contó 14ymedio y el video, donde consta la agresión, fue grabado por Archipiélago, el grupo coordinador de las acciones de protesta.

«Usted está al servicio de los enemigos de nuestro pueblo»

Lo cierto es que, ante la reja de su casa, la misma mujer que el pasado 1 de noviembre lideró un acto de repudio similar, lo incriminaba. «Eso no es cierto», replicó García Aguilera con calma. (…)

Así fue la antesala de una protesta que salió de lo más profundo del alma cubana. Con esas amenazas no lograron quebrar la disposición de la gente a salir. Y salieron. No a una gran marcha como estaba previsto. Cambiaron la táctica. Pero cumplieron con la convocatoria a salir a las puertas de casas, parques, plazas y calles de barrios, con tambores y vestidos completamente de blanco, para manifestar su protesta y gritar libertad.

El color blanco consiguió que el rojo depredador se notara más claramente, merodeando, rodeando, amenazando. Ese cerco fue la manera cómo el castrismo “defendió” una revolución de la cual, eventos como el de ayer, prueban que no queda sino la brutalidad represiva.

Esa brutalidad represiva  se llevó presos a unos y desapareció a otros cuando aún no se apaga el eco de meses pidiendo, desde todos los rincones del mundo, que den cuenta aquellos de los que no se sabe desde el 11 de julio. (…)

Inútilmente, los medios extranjeros esperaron por noticias inmediatas desde Cuba. Los periodistas no pudieron trabajar. El bloqueo fue el arma más eficaz utilizada por la censura para crear un ambiente lo más parecido posible a la Cuba condenada de los años sesenta. Sabían perfectamente que sin noticias que circularan libres, el impacto del descontento del pueblo cubano sería menor o nulo. Al menos ese día. Porque todo se sabe y todo se filtra bajo las cortinas del hierro dictatorial.

“¡Despierten!” arengaba el cantautor Pablo Milanés, otrora bastión cultural de la revolución fidelista. Eso gritaba a las turbas que sirven al régimen cubano para reprimir y acosar a sus compatriotas.

Religiosos a las calles

El protagonismo de la Iglesia católica en Cuba imprimió un simbolismo detonante durante la jornada. Tampoco para ellos valieron amenazas y anuncios de  cárcel. Las monjas y los sacerdotes cumplieron su promesa. Salieron, junto al pueblo, a participar en la protesta. Se les vio vestidos, completamente de blanco, por  todas partes, a pesar del enorme acto de repudio frente al Arzobispado de Camagüey.

Y la solidaridad de los fieles no se hizo esperar.

Los obispos católicos de Cuba pidieron evitar la violencia y reclamaron la liberación de los detenidos en protesta como «un gesto de indulgencia» para las personas que aún permanecen detenidas por los acontecimientos del pasado verano, en referencia a la jornada de protestas del 11 de julio en decenas de puntos de la isla en las que se produjeron varias detenciones y se denunció represión.

La movilización buscó mostrar el descontento del pueblo cubano y continuar con la línea de las históricas movilizaciones del 11 de julio. Y eso se logró, no sólo el «15-N» sino, tal vez con mayor contundencia, las semanas previas. Era obvio que el régimen se preparaba bajo un estado de ánimo lleno de temores e incertidumbre. Eso sí que lo vio el mundo entero.

No fue una jornada de un día, fue el asedio continuado contra el régimen al cual se unía la Iglesia alertando y vigilando. También los religiosos denunciando y los voceros internacionales unidos al exilio cubano alentando y apoyando. (…)

 “Las imágenes de Cuba son aterradoras”, dice Amnistía Internacional sobre las acciones represivas del régimen este «15-N.

Amnistía Internacional reaccionaba así ante las acciones represivas tomadas este 15 de noviembre por el régimen cubano contra los activistas en protesta.

La violencia de los arrestos, el empeño puesto en impedir a la gente salir de sus casas, los actos de repudio, llenos de odio y retaliación, fueron la medida de cuántos cubanos, decididos, respondieron a la convocatoria de calle. Algo que se proponían impedir, a toda costa.

Las sábanas blancas, cual rudimentarias banderas libertarias,  contrastaban con el negro-bochorno. En este caso de las boinas de los funcionarios policiales del régimen que pululaban por las ciudades a la caza de víctimas.

Un contraste que fue la mejor denuncia, la mayor evidencia y el más contundente mentís para el mensaje de un régimen que siempre ha pretendido vender una normalidad que ni ellos mismos se creen.

Nunca antes en estos 62 años de lucha por la democracia en Cuba se había dado una circunstancia tan esperanzadora.  Observadores expertos en la realidad cubana han anotado que el ambiente es propicio, porque el régimen tiene un padecimiento crónico irreversible. Enfrenta una pérdida de confianza de la población, paralela a una crisis económica estructural que lo conduce irremediablemente al deterioro total con una sola conclusión: el declive.

Ni las amenazas de la dictadura, ni la represión desatadas contra los manifestantes del 11 de julio, han logrado intimidar a quienes afirmaban estar dispuestos a iniciar una jornada que mostrara a todos, particularmente a los propios cubanos, “que no importa quién lo puso, que lo importante es quitarlo”. No dudan que bajo la opresión sólo les espera más opresión. (…)

La batalla final no ha llegado. Estas pruebas afirman la voluntad y fortalecen el músculo de la sociedad civil, cuya irrupción y viaje hacia la madurez política es un tren imparable que recoge pasajeros en cada pueblo y ciudad. Llegará a su destino y eso lo sabe el régimen, por ello coloca barreras y peajes. Pero llegará.

Mucho más rápido sería si, acordes con sus señalados objetivos humanitarios, más allá de la burocracia diplomática, los organismos y grupos internacionales vieran con más compasión al pueblo cubano y pasaran a tomar acciones más enérgicas y unitarias. (…)

La muestra de coraje de los ciudadanos cubanos, su deseo de libertad debían obligar a ir más allá de comunicados, reclamos y sanciones cuya ineficiencia, ante un régimen déspota, está más que comprobada. En la cara del planeta entero se levantó el telón y apareció un pueblo que lucha, en desigual justa, por su independencia; y en la cara del planeta entero ese telón lo bajó un tirano  a punta de violencia ventajista.

Una vez más, la Solidaridad de Trabajadores Cubanos –emblemático movimiento sindical cristiano- hace un llamado “a los gobiernos democráticos, a la comunidad internacional que defiende los derechos humanos de todos y en todas partes, para que enérgicamente denuncien y le reclamen al régimen cubano el cese inmediato de estas prácticas  de represión terrorista”.

El espíritu nacional está levantado y no se acostará hasta poder dormir en libertad.”

Finalizamos recordando a todos que, hoy más que nunca,  #todossomosarchipielago” .

 

Marcelino Miyares, Miami, 21 de noviembre 2021.

 

NOTA: Debido a la importancia de los recientes acontecimientos ocurridos en Cuba, decidimos publicar la Bitácora de noviembre el día 21, y no el acostumbrado 23, como hacemos en cada mes.

América 2.1

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