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Líderes religiosos de Tigray piden al Papa que intervenga para evitar un genocidio como el de Ruanda en Etiopía

 

El Consejo Interreligioso de la Diáspora Tigreña ha pedido al papa Francisco que rece y haga lo posible para evitar en Etiopía un genocidio como el que tuvo lugar en Ruanda en 1994.

«Estamos seguros de que tendrá en cuenta en sus oraciones lo que está sucediendo y hará todo lo posible para evitar que se consume ante los ojos del mundo otro genocidio como el que tuvo lugar en Ruanda». Este es el llamamiento que los líderes del Consejo Interreligioso de la Diáspora Tigreña (TDIRC) han enviado al Papa Francisco, con la esperanza de que intervenga con su autoridad moral para detener los continuos enfrentamientos que, según el organismo, están tomando la forma de «un genocidio» contra el pueblo de Tigray. Según el texto, publicado en los últimos días, la población está sometida a «atrocidades inimaginables a manos del ejército etíope y sus socios de guerra».

La declaración también ha sido enviada a AMECEA, al Nuncio Apostólico en Etiopía, a la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, a la Conferencia Episcopal de Etiopía, a la Secretaría de Estado del Vaticano y a la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea, y leída públicamente en una reunión de coordinadores de Justicia y Paz de la región de AMECEA. Los líderes piden directamente al Papa un gesto para que la población de Tigray logre que haya una intervención «que ponga en primer lugar la humanidad y la sacralidad de las vidas de los individuos».

La situación en el gran país del Cuerno de África sigue siendo preocupante. Hay informes de enfrentamientos y masacres en varias zonas, incluso más allá de las fronteras de la región de Tigray, además de los de las detenciones sumarias realizadas por las fuerzas policiales del gobierno contra la étnia tigrina. Entre ellos se encuentran las seis religiosas y los dos diáconos católicos detenidos a principios de diciembre y que siguen en prisión.

Mientras tanto, la ONG Human Rights Watch (HRW) ha denunciado las masacres de decenas de personas llevadas a cabo por fuerzas afiliadas al Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) entre finales de agosto y septiembre en la región norteña de Amhara. La ONG HRW, que ha recopilado documentación sobre los crímenes de guerra cometidos por ambas facciones, pide la creación inmediata de un «organismo de la ONU que establezca una investigación internacional sobre los crímenes de guerra». Además, el director de Crisis y Conflictos, Lama Fakih, informa de que las «fuerzas tigrinas han mostrado un brutal desprecio por la vida humana y las leyes de la guerra al ejecutar a personas bajo su custodia. Estos asesinatos, así como otras muchas atrocidades cometidas por ambos bandos, subrayan la necesidad de una investigación independiente e internacional».

Los líderes religiosos tigrinos esperan una intervención del Papa, que ya ha mostrado su interés directo por la situación en Etiopía en otras ocasiones. Durante el Ángelus del domingo 7 de noviembre, el Papa dijo:

«Sigo con preocupación las noticias que llegan de la región del Cuerno de África, en particular de Etiopía, sacudida por un conflicto que dura ya más de un año y que ha causado numerosas víctimas y una grave crisis humanitaria. Invito a todos a rezar por esos pueblos tan probados, y renuevo mi llamamiento para que prevalezca la concordia fraterna y la vía pacífica del diálogo».

Los miembros del TDRIC esperan que el Pontífice vuelva a referirse a la situación y pida al gobierno etíope y a sus aliados que «pongan fin a la caza étnica, a la discriminación, a la violencia, a las detenciones masivas en todas las partes de Etiopía y liberen a los tigrinos y a otros ciudadanos de otras étinas detenidos ilegalmente».-

(Fides/InfoCatólica)

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