Lecturas recomendadas

Para que los jóvenes crezcan con esperanza

Hay organizaciones que se ocupan de adolescentes y jóvenes de sectores populares, con el objeto de que se desarrollen, tengan referentes positivos, perseveren en sus estudios y no terminen fuera del sistema y atrapados por bandas delictivas

En el Día de la Juventud, como recuerdo de la batalla de La Victoria de 1814, suele haber un discurso muy negativo sobre nuestros jóvenes. Además, hay investigaciones que nos dicen que ellos no ven futuro, que no ven sentido a los estudios formales, que la meta de muchos es irse, y en todo caso, que les importa poco la política. Todo eso es verdad, pero no es toda la realidad, también es parte de Venezuela que hay organizaciones brindando espacios a adolescentes y jóvenes, para que desarrollen sus potencialidades, para que tengan referentes positivos, para que tengan proyecto de vida que no incluya terminar en la banda delictiva de la comunidad, o irse del país.

Hay iniciativas locales y las hay también nacionales. En unas y otras se puede evidenciar que niños, adolescentes y jóvenes son receptivos a las invitaciones creativas, cuando se logra conectar con sus intereses, cuando se les dedica tiempo. Menciono algunos.

Proyectos Madiwa y Flores de Luz. Ambos se desarrollan en Barquisimeto, en una comunidad popular, El Trompillo, en la periferia de la capital larense. Son proyectos creados por Esperanza Activa, esa especie de “consorcio”, liderado por un artista plástico, Jesús Pernalete Túa, el cual ha sabido rodearse de excelentes voluntarios. Ambos proyectos se realizan en la escuela Monseñor Romero de Fe y Alegría. Unos 5 años de nacidos, con resultados que hablan hoy de su pertinencia. Flores de Luz atiende los sábados a niñas y adolescentes desde el tercer grado la primaria, esas que son las “estudiosas” de cada salón, que se detectó sufrían de acoso escolar. Los sábados se les da formación para puedan ejercer un liderazgo positivo, puedan desarrollar sus potencialidades, clases de pintura, resolución pacífica de conflictos… De ese grupo han salido varias premiadas en concursos internacionales de pintura. Un entorno de verdad muy precario, a pesar de que el barrio tiene más de 20 años de vida. Con unas cuantas bandas de delincuentes reclutando chamos y mostrando poder. He conversado con participantes. Ninguna habla de dejar la escuela, tampoco de querer ser novias de jefes de banda, quieren ser arquitectas, médicos, seguir pintando… La escuela llega hasta sexto grado, y pasan de ahí a otro centro, afiliado a la AVEC, pero no de Fe y Alegría, y pueden seguir participando del proyecto. Cuando nació Flores de Luz, para las niñas, el colegio planteó la necesidad de otro proyecto para varones, pero para esos de “conducta difícil”, por no decir “mala conducta”, para los flojos, para los que estaban en riesgo de dejar la escuela, o en riesgo ser reclutados por las bandas del entorno. Surge entonces Proyecto Madiwa, para formar a esos chicos a través del rugby, deporte que aparentemente es violento, pero que supone disciplina, pasión, trabajo en equipo… Los entrenadores, profesionales que viven en el este de la ciudad, que juegan el deporte que Mandela también supo ver en Sudáfrica sus posibilidades para unir su país. Esos profesionales de diferentes áreas, hay algún profesor de deporte, pero los demás son practicantes del rugby, pero con otras ocupaciones, pues esos voluntarios van los sábados al barrio y pasan la mañana con los pequeños y adolescentes del grupo. Me contaba Kike, uno de los entrenadores, que todos deben ganarse desde la camiseta del equipo hasta la posibilidad de competir. Se supone que les acompañarán hasta que se gradúen de bachiller, y sueñan con luego tener un equipo de egresados. Hasta ahora los participantes perseveran en sus estudios y nadie ha ido a parar a las bandas del barrio.

Pasemos ahora a Huellas, movimiento juvenil de los jesuitas en Venezuela, creado en 1989, por el padre Miguel Matos, s.j. Hoy está en 19 estados. Atiende adolescentes y jóvenes desde los 12 años hasta los 23. Tienen un extraordinario itinerario formativo, que va por etapas, adecuadas a las edades de los participantes. Los que van pasando de etapas pueden luego ser guías de los más jóvenes. Los grupos se pueden crear en escuelas -hay 48 de Fe y Alegría beneficiadas por este movimiento- también en parroquias, en comunidades populares. En Huellas, además de promover los valores humanos cristianos, se trabajan valores ciudadanos, proyecto de vida, elementos de liderazgo, sentido de grupo, muy importante para que el adolescente y el joven no se sientan solos… Hoy el movimiento cuenta con 321 guías, 497 asesores y acompañantes, y 8.474 participantes. Estoy convencida de que si hubiese más iniciativas como Huellas, tuviésemos menos embarazos tempranos, menos abandono escolar y menos adolescentes terminando en bandas.

Termino con una experiencia más reciente: Radio Tuber, un programa radial del Instituto Radiofónico de Fe y Alegría, dirigido a adolescentes estudiantes de bachillerato, para dar un poco de refuerzo escolar en estos tiempos de educación a distancia o semipresencial. El espacio se creó el año pasado, ya han salido 195 programas, se transmite todas las tardes, hay contenidos de bachillerato, pero también música, comentarios… Es muy entretenido. Sus “locutores” son tres jóvenes: María José, de 18 años, Celeste de 16, y Jesús, de 15. Se acompañan de un equipo de producción, y ciertamente, al principio, su papel era ser “locutores”, pero han aprendido mucho, y ya han comenzado a producir ellos también. Tienen intercambio con adolescentes y jóvenes de varias ciudades del país. Fe y Alegría tiene 21 emisoras de radio activas. Este espacio también cuenta con la participación de adolescentes del proyecto, también de Fe y Alegría, en alianza con Unicef, Top Top, para formar jóvenes en salud, voceros radiales…

Podía seguir nombrando fundaciones, organizaciones que se ocupan de atender adolescentes y jóvenes, pero la columna no da para más. Es verdad que son muchos más los desatendidos, no sabemos cuántos chicos han dejado la escuela, pero también uno ha aprendido que sin el primer paso nunca se llega a ninguna meta. Lo pequeño es evidencia de lo posible. Y claro, hay que seguir trabajando por un mejor país para todos.-

@luisaconpaz/Correo de Caroní

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