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CEV: la causa raíz es la crisis de responsabilidad

Alfredo Infante.sj:
El Génesis, en el mito de Adán y Eva, muestra que una de las inconsistencias propias de la condición humana es la tendencia a no asumir responsablemente las consecuencias de los propios actos.
Esconderse, huir, exculparse, desconocer, desconectarse, señalar a otros, buscar un chivo expiatorio o -como se estila en este cambio de época- construir una narrativa falsa (postverdad), repetirla hasta hacerla creíble e imponerla a sí mismo y a los demás, con el objetivo consciente o inconsciente de no afrontar la realidad tal cual es y, en consecuencia, vivir confinado a los límites de los propios intereses, es una actitud que se convierte en pecado social e imposibilita el encuentro, la escucha y el discernimiento común, tríada que traza un camino que -según el papa Francisco- Jesús nos muestra para crecer humanamente y, como sociedad, transformar de manera alternativa las situaciones históricas deshumanizantes que atentan contra la vida, la dignidad humana, el bien común y la fraternidad.
En su más reciente Exhortación Pastoral [1], los obispos han señalado que la causa raíz de este contexto tan adverso e injusto que vivimos los venezolanos es «la crisis de responsabilidad» y, aunque nos toca a todos, esta crisis recae en mayor medida en quienes ostentan el poder político.
Etimológicamente, la palabra responsabilidad tiene que ver con la capacidad para responder adecuadamente a los desafíos que se nos presentan; dicho de otro modo, para los señores obispos somos un país que ha extraviado la habilidad de dar respuestas, de darnos respuestas, justo cuando más apremia que podamos y sepamos actuar, como cuerpo social, ante los signos de los tiempos.
La tríada «encontrar, escuchar y discernir» es una ruta evangélica que el papa Francisco ha propuesto a la Iglesia en el proceso sinodal y, ahora, los obispos nos la ofrecen a todo el país, como invitación a los hombres y mujeres de buena voluntad para recorrerla y hacer viable. Esta tríada nos llama a una conversión personal y social.
«Encontrarnos» implica, en lo más básico, «salir de sí» y reconocer la existencia del otro; «escucharnos» supone trascender los atrincheramientos ideológicos, tomar conciencia de que el otro es un sujeto de derecho, pensante y tiene una palabra que decir y, por tanto, más allá de las diferencias, aunque no se compartan los planteamientos y posicionamientos, conviene comprenderlos para hacernos cargo de la realidad y encontrar los puntos comunes tantas veces eclipsados por las pasiones; por su parte, «discernir» es la búsqueda inteligente de la alternativa superadora más adecuada del momento y que -apalancada en los mínimos comunes frutos del encuentro y la escucha- ayude a ir transformando, para bien, las condiciones de vida y de convivencia.
Está claro que sin responsabilidad personal no hay corresponsabilidad. Y esto, aunque parezca obvio, muchas veces lo dejamos de lado en la práctica, en la vorágine de la cotidianidad sobresaltada por la subsistencia, con lo que la noción de bien común queda excluida de nuestro imaginario.
Por eso, los señores obispos insisten que todos somos corresponsables en la búsqueda y construcción de una sociedad humana, justa, solidaria y fraterna.
Y para que el llamado no quede etéreo, unos de los focos que abordan con énfasis es la educación. Así, ante el deslave que vive el país en esta materia, como un punto de encuentro fundamental, hacen un llamado a todos los actores educativos (familia, escuela, comunidad, iglesias, Estado) a prestar especial atención a los desafíos que hoy se presentan en este campo, asumiendo el «Pacto Educativo Global» propuesto por el Papa Francisco.
También, insisten y proponen CONSTRUIR UN PROYECTO COMÚN DE PAÍS  “para que, transformados con una nueva mentalidad, seamos capaces de distinguir lo que es bueno y justo” (Rom 12,2).-
Signos de los Tiempos/Edición N° 193 (7 al 13 de julio de 2023)
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Foto: El Universal

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