El presidente ucraniano que fue envenenado y desfigurado por acercarse a la OTAN
Con su rostro desfigurado por la dioxina, Yúshenko se impuso en la repetición de la vuelta de las elecciones presidenciales el 31 de octubre de 2004
Desde que Ucrania logró en los años noventa su independencia respecto a la URSS, la vecina Rusia nunca ha renunciado a controlar su política y a mantener a este país estratégico bajo su esfera. Las injerencias políticas, que en la actualidad se han convertido directamente en intervención militar, se han movido por una paleta de tonalidades de todo tipo. El más aparatoso, aunque nunca se haya podido demostrar la autoría directa de sus servicios de inteligencia, fue el intento de asesinar al que a la postre fue presidente del país entre 2005 y 2010.
«Antes del desafortunado incidente, el líder de la oposición ucraniana aparentaba menos de los 50 años que tiene. Ahora, su aspecto demacrado se asemeja al de un hombre que padeció viruela y que se hubiera entregado además a la bebida.
La insuficiencia hepática que causa el consumo excesivo de alcohol o cualquier otra intoxicación produce una textura rugosa en la piel, especialmente de la cara, y un color terroso muy característico», informaba Rafael M. Mañueco en las páginas de ABC sobre el súbito deterioro físico de Víktor Yúshenko, en ese momento candidato a las elecciones presidenciales de Ucrania. Lo que empezó como un rumor disparatado se fue materializando en algo muy real y con base médica.
La batalla electoral más sucia
Yúshenko había trabajado en la banca nacional ucraniana y ejercido puestos importantes en la administración del país antes de adentrarse en la política. En diciembre de 1999, el presidente Leonid Kuchma lo designó primer ministro en un gobierno pensado para fortalecer la economía del país, pero las fuerzas de oposición lograron su destitución solo dos años después. Desde entonces empezó a construir una oposición moderada al poder de Kuchma, denunciado a nivel internacional como un enemigo de la libertad de prensa y amigo de la autoridad.
En 2004, cuando la presidencia de Kuchma se marchitaba y se quedaba sin opciones de lograr la reelección, Yúshchenko anunció su candidatura a la presidencia con ánimo de renovar el país. Se posicionó como su principal rival el primer ministro Víktor Yanukóvich, cercano a Kuchma y respaldado por Rusia, país en el que vive hoy en día. Yúshchenko defendía la integración europea, el ingreso de Ucrania a la OTAN y la lucha contra la corrupción bajo la coalición Syla Narodu (Poder para el Pueblo).
La batalla electoral entre Yanukóvich y Yúshchenko fue intensa desde el primer día. La propaganda estatal acusó al opositor, como hoy en día Putin a Zelenski, de ser un nazi, a pesar del hecho de que su padre fue un soldado del Ejército Rojo que estuvo preso en el Auschwitz o que su madre había protegido a tres niñas judías durante la Segunda Guerra Mundial. Nada pareció rebajar su popularidad…
El último intento de descabalgar su candidatura fue literalmente envenenarlo. En medio de la campaña electoral, su cuerpo empezó a inflamarse, su cabeza creció exageradamente, el dolor se extendió por su cuerpo y empezaron a salir inflamaciones y pus por su cuerpo. Poco después, en septiembre de 2004, fue trasladado a Austria, donde se dictaminó que los cambios en la cara de Yúshchenko se debían al cloracné, que resulta de envenenamiento por dioxina. Los niveles de dioxina en la sangre de Yúshenko eran 6.000 veces más de lo normal. No fue difícil relacionar su envenenamiento con el interés estatal por eliminar de golpe al rival con más popularidad.
«Yanúkovich se encontraba ayer fuera de la capital visitando las regiones prorrusas, desde donde mantuvo silencio ante la noticia del envenenamiento. Este silencio fue compartido por todos los escalafones oficiales del país. De hecho, el nuevo director de campaña de Yanúkovich, encargado de difundir sus mensajes políticos, se negó a hacer comentarios acerca del informe médico sobre el envenenamiento de Yúshenko», recogía ABC en vísperas de las elecciones.
Repetición electoral
Las sospechas sobre los autores del envenenamiento señalaron a los servicios secretos de Ucrania y a sus aliados rusos. El jefe de dichos servicios, Igor Smechko, y su adjunto, estuvieron presentes en una cena con otros funcionarios del país el 5 de septiembre que precedió a su súbito derrumbe de salud. «No quiero acusar a nadie. Hay un fiscal, una investigación en curso y un juicio pendiente. Será entonces cuando se tendrán que determinar las responsabilidades y desenmascarar a los culpables», afirmó el entonces candidato presidencial, que nunca ha querido decir el nombre de los responsables, pero no ha dejado de señalar hacia la misma dirección.
Con su rostro desfigurado por la dioxina, la primera vuelta de las elecciones presidenciales tuvieron lugar el 31 de octubre de 2004. El resultado de primera vuelta dio la victoria a Yúschenko con el 39,87 % sobre Yanukóvich, con el 39,32 %, pese a las irregularidades presentadas y los actos de corrupción. Para la segunda vuelta Yúschenko recibió el apoyo del Partido Socialista y Yanukóvich el apoyo del Partido Comunista, viéndose esta ronda electotal afectada por un inmenso fraude que llenó las calles de manifestantes y manchó el resultado. En diciembre se reunieron el presidente Kuchma, Yúschenko y Yanukóvich para pactar unos nuevos comicios, que tuvieron lugar el 26 de diciembre con una victoria de Yúschenko sobre Yanukóvich. El nuevo presidente logró recuperarse de sus problemas de salud y gobernó durante dos mandatos, en los cuales encontró gran oposición por parte de un parlamento extremadamente hostil y dividido para sacar adelante sus medidas modernizadoras.
La de Yúschenko no fue ni la primera ni ha sido la última de las acusaciones contra Moscú de usar toxinas en beneficio político. La práctica del envenenamiento a gran escala por razones políticas apuntaron por esas fechas también a otros rivales de Moscú, entre ellos al primer ministro checheno Anatoli Popo, al líder checheno Jatab o al presidente eslovaco Rudolf Schuster.-
ABC – Sevilla/XLSemanal