Entrevistas

Jean-Jacques Annaud encuentra el fuego en Notre Dame: «Yo no habría arriesgado vidas humanas»

El director francés estrena en España 'Arde Notre Dame', minuciosa reconstrucción del incendio de la catedral parisina

Jean-Jacques Annaud ganó el Oscar por su primera película, en 1976, seguramente por su obra menos conocida, ‘Negros y blancos en color’. Después, ha dirigido obras tan importantes como ‘El nombre de la rosa’, ‘El oso’ y ‘Enemigo a las puertas’. Cuarenta años después de ‘En busca del fuego’, otro título esencial, viene a España para promocionar el estreno de ‘Arde Notre Dame’, el relato en forma de thriller del incendio de la catedral parisina.

El cineasta galo, de 78 años, es un torrente de energía, que se transforma en palabras. Con camisa blanca y tirantes, las gafas casi de diadema sobre su pelambrera de algodón, se inclina hacia delante cada vez que quiere enfatizar algo.

Estamos en una sala del Instituto Francés de Madrid, donde parece que lo han atornillado a la silla y le han dado cuerda. La amabilidad es de fábrica.

‘Arde Notre Dame’ es la reconstrucción minuciosa, pero alejada del documental, de las horas previas al incendio y de los esfuerzos heroicos de los bomberos para evitar que la estructura entera se viniera abajo, el 15 de abril de 2019.

Su película es esperanzadora, pese a que vivimos una época en la que es fácil caer en el fatalismo.

Gracias por esta pregunta, porque es algo que quería comentar. No habría hecho la película si hubiese habido heridos o muertos, o si los tesoros no se hubieran salvado. Tampoco si la catedral se hubiese destruido del todo, porque creo que en este momento tan difícil hay que vivir en la perspectiva de un final positivo. Antes del incendio no había dinero para hacer la catedral más sólida. Ahora vamos a poder reconstruirla mejor, así que no hay mal que por bien no venga. Tampoco quiero ir al cine para salir más infeliz de lo que estaba al entrar. No quiero hacer películas sin esperanza. Eso ha sido una constante en mi vida. El cine debe permitirnos la evasión, pero también hacernos más felices y mejorarnos. Es una visión un poco idealista del mundo, pero es lo que pienso.

Si las reliquias y la Corona de Espinas se hubieran quemado, ¿nos lo habrían contado?

Tal vez no. Quizás habrían esperado a encontrarlas bajo los escombros. Es una pregunta muy política.

Una escena de 'Arde Notre Dame'
Una escena de ‘Arde Notre Dame’ – Vértice

Los bomberos fueron mucho más heroicos que los políticos, pero tampoco hace demasiada sangre con eso.

Sí, porque basta con exponer los hechos con objetividad, sin tomar partido. No me corresponde. El espectador debe elegir lo que piensa. No es una película militante ni de denuncia, aunque evidentemente, a buen entendedor… Por ejemplo, se ve al presidente Macron que no toma una decisión, pero debo confesar que no es su responsabilidad. En un campo de batalla, el jefe del Estado no llega y les dice a los generales dónde hay que mandar a la artillería. Macron le pasa la patata caliente al general, pero es su oficio, así que me muestro prudente, aunque muestro la realidad de los hechos.

¿Usted habría sido partidario de arriesgar vidas humanas para salvar la catedral?

No, no. Por una razón muy sencilla. Los bomberos me dijeron que pensaban que la catedral se iba a derrumbar. Y sabemos que se puede reconstruir una catedral. Yo he vivido en Alemania, en Dresde, una ciudad que fue totalmente arrasada y luego reconstruida de forma idéntica. La catedral es muy bella, aunque hay piedras de varios colores, con un poco de mezcla. Si hubiese sido general, primero habría pensado en mis hombres. Tuve este debate con uno de los generales más importantes del Ejército francés, que me dijo: «No hay voluntarios en el Ejército. Se es voluntario para enrolarse, pero una vez dentro, los generales toman la responsabilidad». Yo le dije que no y que el general de los bomberos pensó que no había que arriesgar vidas humanas ni enviar hombres a la muerte porque en ese caso perdería la confianza de su tropa. Esta debe saber que cuando se les envía a algún lugar no es para que mueran. Hay un riesgo, pero no hay que volver con cadáveres. La institución no funcionaría. Todos me dijeron eso: se puede reconstruir la catedral, pero no la vida de un bombero. Eso me gusta.

Notre Dame es mucho más que un símbolo de la cristiandad. Usted no es creyente, pero muestra un enorme respeto y muchos de los momentos más emocionantes están relacionados con la fe y la espiritualidad.

Sí, es cierto. Tengo mucho respeto por los lugares donde la gente se reúne en los momentos importantes. Puede ser una mezquita o una iglesia ortodoxa. Me conmueven esos lugares. Me gusta mucho la arquitectura y si visito el Guggenheim en Bilbao lo puedo admirar, pero no siento la misma emoción que en una catedral o un monasterio. No soy en absoluto creyente, pero me gusta ese respeto, esa emoción que siento cuando veo a gente orando. No me ocurre en otros lados. Respeto la fe que no tengo. Respeto las religiones, que en su forma original son siempre mensajes de fraternidad, aunque no todos entendidos de la misma forma. Creo que muchas personas necesitan lo que aporta la religión, así que esa emoción la he sentido siempre, desde la infancia, y la conservo. No puedo impedir sentir algo cuando entro en un edificio sagrado o un cementerio. No es un sitio para celebrar una ‘rave party’. Menos mal que todavía hay todavía lugares que respetamos.

Después de investigar tanto, ¿cree que alguien debería ser castigado por el incendio?

Desde luego, está la opción conspiranoica, que es difícil de apagar totalmente. Posiblemente no lo sepamos nunca, pero creo que son negligencias ordinarias a todos los niveles. Lo que puedo garantizar es que muchos obreros fumaron. En la catedral de Saint Denis he visto a alguien que barría mientras fumaba, después del incendio de Notre Dame, y he hablado con personas que me han dicho: «Yo fumé». ¿Se puede acusar a una persona? Todos los fumadores fumaron. También había conexiones eléctricas ilegales. La mayor parte de los edificios en renovación siempre están en peligro de incendio, de un drama. Creo que nunca se encontrará a la prueba absoluta, pero puedo decir que se han hallado colillas con el ADN de los obreros. Se sabe quién fumó. La investigación llegó muy lejos. La gente no entiende que un fuego gigantesco puede nacer de uno muy, muy pequeño, que a veces se desarrolla durante días. Basta un golpe de viento. Yo vivo en un apartamento construido en 1610 y, si cae una colilla, se incendia todo el barrio. La otra hipótesis, de hace tres días, es que pudo ser un elemento caliente de una herramienta prohibida, pero utilizada. Y también lo he visto.

'Arde Notre Dame'
‘Arde Notre Dame’ – Vértice

En la película hace gala de cierto humor negro. Hay una escena en la que montan el falso puesto de mando, un paripé para contentar al presidente, por ejemplo.

Pero es que es cierto. Lo conozco bien. Yo hago lo mismo cuando vienen a visitarme al plató. ¿Cómo hago para gestionar once cámaras cuando necesito calma absoluta y tengo al lado al presidente de la compañía, que además me pide hacer fotos para su hija mientras estoy dirigiendo? Así que el día de antes hago construir otro lugar similar con figurantes que fingen que es allí donde se graba. Y yo sigo aparte, a lo mío.

¿Cómo se mantiene la intriga cuando el final es tan conocido?

Es un viejo principio de Hitchcock. Según él, y tenía razón, no hace falta esconder el final. Como en ‘Colombo’, el final se conoce. Sencillamente, el guion hace que uno se quede cautivado. Uno se identifica con la catedral y siente miedo por esta estrella internacional que va a morir. Y a la vez uno se ve atrapado, como en esos sueños en los que uno intenta avanzar y no puede. Eso es lo que hace el suspense. Eso es lo que hace que el público mantenga la respiración. Es la ventaja de la película. Es un thriller inesperado.

Usted ganó un Oscar con su primera película y luego ha ganado muchísimos premios, pero no más en Hollywood. ¿Esperaba más?

Me siento muy reconocido por Hollywood. Es increíble. Soy uno de los pocos directores que tiene todavía el derecho al montaje final. Mis amigos de Hollywood me han permitido el lujo de hacer cine de autor con más de 100 millones de dólares de presupuesto. Me han dado total libertad. En unos días estaré en Arizona y gozo de una increíble amistad en Hollywood. Me proponen películas todas las semanas. Es milagroso. Me permito rechazar 30 películas americanas por año. También una quincena de películas chinas todos los años. Tengo una vida agradable, la verdad es que no me puedo quejar.

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