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Encuentros 23

 

Mons Nelson Martínez Rust:

 

¡Bienvenidos!

Aun cuando, con toda razón, se ha definido el Concilio como un Concilio Eclesiológico, la “CONSTITUCION DOGMATICA SOBRE LA DIVINA REVELACION” ha adquirido un puesto relevante en el mismo, al tratar sobre “La Revelación Divina”. El tema fundamenta de manera sólida las dos constituciones sobre la Iglesia, “Lumen Gentium” y “Gaudium et Spes”. Sin embargo, los historiadores hablarán largamente de la “Dei Verbum” al igual que de su gestación dramática, ya que dio lugar a un giro inesperado en la orientación del Concilio al mes de iniciado éste.

Después de un comienzo intenso, en donde se dio una votación apasionante y una intervención salvadora del Papa Juan XXIII, la “Dei Verbum” fue aprobada el 29 de octubre de 1965. La votación aprobatoria resultó: 2081 votos favorables, 27 desfavorables y siete nulos. De esta manera la “Dei Verbum” se constituía, a pesar de ser uno de los últimos documentos aprobados, en el documento clave para la interpretación del Vaticano II.

Dei Verbum” está estructurada de la siguiente manera:  Capítulo I: “La Revelación en sí misma”, Capítulo II: “La trasmisión de la Revelación”, Capítulo III: “La inspiración divina”, Capítulo IV: “Antiguo Testamento”, Capítulo V: “Nuevo Testamento” y Capítulo VI: “La Sagrada Escritura en la Iglesia”. Trataremos de analizar el contenido de estos capítulos.

1º.-    La Revelación en sí misma

¿Qué es “Revelar”? Es el acto por el cual se busca dar a conocer algo oculto, no conocido hasta el momento. En lo que respecta a Dios, es el acto por el cual Dios da a conocer su “esencia”, aquello que lo constituye o define en su “ser” más íntimo. En efecto, el Concilio nos enseña: “Quiso Dios…revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad (Ef 1,9): por Cristo…” (DV 2). Como vemos, el Concilio vincula “la Revelación” a “la Voluntad” divina. Ahora bien, el deseo – la finalidad – que persigue Dios al revelarse es el brindar la oportunidad al hombre de: a. La liberación del pecado, b. La posibilidad de alcanzar el conocimiento de Dios-Padre y c. El gozar de la vida divina mediante el conocimiento del Padre.

2º.-     ¿Cómo se lleva a cabo la Revelación?

El Concilio continúa: “La revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio” (DV 2).

Dios asume una realidad muy humana para comunicarse con el hombre: “La Historia” que está constituida por “las obras” y “las palabras”, las cuales se complementan y explican entre sí. Esta Historia alcanza su plenitud en la persona de Cristo (DV 2).

3º.-     Cristo, plenitud de la Revelación

Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los profetas. Ahora, en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo (Heb 1,1-2)…” (DV 4). La “Dei Verbum” en esta frase sintetiza de manera maravillosa todo el quehacer de Dios para comunicarse con la humanidad: Desde el hecho de la escogencia de un pueblo en la persona de Abraham (Gn 12, 1-25,13) – conocido como “La Historia de Abraham” – hasta la aparición de Cristo relatada por los Evangelios (Mt 1,18-25; Lc 1,26-2,20).

Dios es un gran pedagogo. Conoce la condición humana y su capacidad de asimilación. Es por eso que no se revela mediante afirmaciones conceptuales que van dirigidas en primer lugar a un razonamiento abstracto, sino que se sirve de acontecimientos buenos y malos, frutos de la virtud y del pecado para darse a entender y comunicarse. De esta manera el hombre alcanza un conocimiento vivencial de Dios, de su voluntad que puede leer en su vida personal y así llegar al conocimiento de lo que Dios-Padre desea y quiere para él en todas y en cada una de las circunstancias de la historia ya sea esta personal o comunitaria. Esta es la razón por la cual encontramos en las Escrituras Sagradas pasajes pecaminosos y pasajes que manifiestan la grandeza que puede alcanzar la humanidad. Es en esta realidad en donde Dios se da a conocer. Es esta la realidad que Cristo asume: “Él, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con testimonio divino…” (DV 4).

4º.-     Necesidad de la fe

El Concilio nos enseña: “Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe (Rm 1,5; 16,26; 2Cor 10,5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece “el homenaje total de su entendimiento y voluntad”, asintiendo libremente a lo que Dios revela” (DV 5). Es el momento de formular la pregunta ¿Qué es la fe? ¿Qué es creer?  Ante todo, y por sobre todo es adherirse a la persona de Cristo, reconocer en Él al “Señor” y permitirle que irrumpa y oriente nuestra existencia según sus enseñanzas. Creer es conformar la existencia a una nueva modalidad impregnada toda ella de la divinidad: Es ser “Un Hombre Nuevo”. Cuando eso sea así, habrá una nueva sociedad.

 

Valencia. Mayo 1; 2022

 

 

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