Iglesia mayoritariamente de laicos
“Los signos de los tiempos muestran que el presente milenio será el del protagonismo de los laicos”

Mons Ovidio Pérez Morales:
El documento conciliar (No. 7) sobre los laicos comienza con una afirmación simple, pero de enormes consecuencias, al hablar de ellos como “inmensa mayoría del Pueblo de Dios”)” y quienes “han adquirido una especial importancia en la Iglesia y en la sociedad” (LCV 19). A continuación encontramos la definición de laicos:
“Los fieles que, en cuanto a su incorporación a Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano, en la parte que a ellos corresponde. El carácter secular es propio y peculiar de los laicos” (LG 31).
Poco después dice algo clave: “Los signos de los tiempos muestran que el presente milenio será el del protagonismo de los laicos” (LCV 3). Con respecto a este destacado papel del laico hay que decir que es un signo patente de la renovación eclesial iniciada en la Iglesia a mediados del siglo pasado y asumida, madurada y relanzada por el Vaticano II. Después de la separación protestante en el siglo XVI se había consolidado e institucionalizado el papel receptivo y pasivo del laico respecto del ministerio jerárquico. Frases como “los laicos son también Iglesia” y otras semejantes simbolizaron el emerger del referido protagonismo. Por entonces en los libros de teología de la Iglesia (Eclesiología) los laicos generalmente ni se mencionaban (parecían como una especie de gigante dormido), si bien constituían de facto la extragrande mayoría en la Iglesia. Por supuesto que esto no significa negar la presencia y vida permanentes del laicado, así como el notable influjo de connotados laicos en los distintos tiempos de la Iglesia. Pero el acentuado jerarco centrismo era patente desde siglos.
Los desafíos y las orientaciones del CPV son bien expresivos respecto del protagonismo que los laicos están llamados a ejercer en el presente y hacia el futuro de la Iglesia. Lo que se está subrayando ahora con la sinodalidad -ejemplificada ya, por cierto, en el Concilio Plenario de Venezuela-, la cual es indicativo manifiesto de la dinámica eclesial en marcha.
El protagonismo del laico está llamado a ejercerse en la Iglesia ad intra y, con peculiar acento, ad extra, en la evangelización de la cultura, en la gestación de una nueva sociedad. Es ejercicio concreto en el mundo del profetismo, sacerdocio y realeza servicial del laicado.-