Opinión

Alcaldías: Más Impuestos o Mercadeo de Localidades

José Antonio Gil Yepes:

Es vox populi la crítica a las alcaldías de que “se les pasó la mano” con el alza de los impuestos y tasas. Entre los impuestos municipales y los nacionales, las empresas serias están pagando entre el 40 y el 47% de sus beneficios: “Cachicamo trabaja pa’lapa,…o se va para otro municipio o país”. Este caso presenta oportunidades y amenazas.

Las oportunidades se basan en que ya las alcaldías y gobernaciones no pueden depender del reparto del Situado Constitucional financiado por el ingreso petrolero. Este último ya nunca alcanzará los niveles que tuvo hasta el 2012 por varias razones que hemos expuesto en otros artículos. Estamos asistiendo al fin del rentismo y, a partir de aquí, se nos abren dos caminos: La diversificación de la economía, de sus exportaciones y más y mejor Democracia o la pobreza y anarquía sociopolítica, tipo Haití.

A la oportunidad del fin del rentismo se le añade, según los Sociólogos Fiscales, que, cuando el Estado no tiene fuentes propias para financiarse, el cobro de más impuestos se incrementa, pero, quienes deben pagarlos, exigen más rendición de cuentas y castigo a la corrupción. Aunque no haya sido nuestra costumbre sentir que podemos exigir cuentas ni, mucho menos, exigirlas, esto va a comenzar a pasar y, con ello, nos haremos más democráticos.

Las amenazas también tienen varias caras. Es torpe incrementar impuestos, municipales y nacionales, sin tener en cuenta que la muy escasa recuperación económica se ha logrado desde que se liberalizaron algunas políticas en 2019 y los empresarios se metieron la mano en el bolsillo para invertir, producir o importar y eso ha estado asociado a más empleos, mejores sueldos y a la recuperación de los niveles de aprobación del gobierno. Pero, al cobrar más impuestos, se le saca el dinero del bolsillo a quienes invierten y a quienes consumen, desacelerando la poca recuperación alcanzada. Si el disparo de impuestos estuviese acompañado de mejoras y mediciones de la cantidad y calidad de los servicios, todavía pudieran los afectados ser más comprensivos; pero…

Como el clamor contra los impuestos municipales ha colmado las orejas de los máximos gobernantes, se entiende que hayan dado curso la discusión de una ley para “racionalizarlos”. Pero esta iniciativa sólo parece “menos mala” que la rochela impositiva que trata de evitar. Sin embargo, no es la solución ideal porque me temo que equivale a un control de precios. Con la particularidad de que, cuando se fijan los precios, se fijan por lo bajo porque a los políticos gobernantes, por décadas, no les ha importado castigar a los empresarios. En cambio, en la racionalización de los impuestos, las tasas se fijarán por arriba por aquello de que “entre los bomberos, no se pisan la manguera”. Sería preferible dejar que las municipalidades y alcaldías avaras “se maten como Chacumbele”: Que pongan los impuestos más altos y que  las empresas y ciudadanos emigren a municipalidades más competitivas.

La solución de fondo radica en que las alcaldías se reenfoquen, de la extracción fiscal a la promoción de la creación de riqueza a través de inversiones y empleos, para que “muchos paguen tasas competitivas”, en vez de que “pocos paguen mucho”. Estas opciones se parecen a las que se le presentan al Ejecutivo en cuanto a cómo bajar la inflación: Ya las medidas monetarias de extracción de liquidez no siguen rindiendo fruto; ahora le toca incentivar el crecimiento de la inversión y oferta privada.

Para implementar la política de creación de riqueza, a las municipalidades se les presenta la metodología del Mercadeo de Localidades. Ésta se basa en promover inversiones en las cadenas más productivas del municipio a través de políticas municipales para inducir que, en lo posible cada eslabón de cada cadena de producción esté radicado en la localidad (para que allí se añada el mayor valor posible), que las cadenas sean competitivas, contribuyan fiscalmente y financien la prestación de servicios, creación de empleos y mejores salarios. El diagnóstico, el plan y la promoción de inversiones en cada localidad se realizan a través de un Grupo Promotor público-privado que, a su vez, proyecta la imagen de que los sectores están aliados (en vez de ser indiferentes o enemigos) en un ambiente de más democracia. De esta manera todos ganan y nadie pierde. Me imagino que las autoridades municipales que lideren esta política repetirán o ascenderán en sus cargos.

Sería conveniente que alcaldes y munícipes reflexionen sobre las opciones de diversificar la riqueza o hundirnos en la pobreza. Si aceptan diversificar la riqueza, es conveniente que hagan una auditoría de sus organigramas y constaten que las funciones que han cumplido son la de recibir dinero del gobierno central y la de gastarlo, supuestamente, en prestar servicios y que también vean que ninguna de las “cajitas” de su organigrama tiene como función el promover la creación de riqueza ni empleos en el municipio. Verdaderos extraterrestres. Lo demás se lo dejo a su inteligencia y responsabilidad social.-

@joseagilyepes

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