Opinión

Expectativa vigilante

Nos referimos básicamente a la elección de Petro como Presidente de Colombia, su pronta toma de posesión y las consecuencias que esta realidad pudiera generar para Venezuela

Oswaldo Álvarez Paz:

Nos referimos básicamente a la elección de Petro como Presidente de Colombia, su pronta toma de posesión y las consecuencias que esta realidad pudiera generar para Venezuela. Aún es temprano para dar opiniones definitivas al respecto, pero la preocupación existe en los sectores democráticos de ambos países.

De acuerdo a la historia del Presidente electo, hay suficiente material para que todos estemos preocupados. Sin embargo, la nueva posición del protagonista introduce elementos que pudieran ser condicionantes de su gestión. Uno de ellos es que de acuerdo a los resultados electorales, entre la abstención y el voto opositor está la mayoría del país. La nación está seriamente dividida, con el hecho adicional de que Colombia tiene instituciones probadamente sólidas tanto en lo político como en lo económico y en lo social. Así es que estaremos atentos. No haremos predicciones de ningún tipo, pero no podemos dejar de expresar la enorme preocupación existente aquí y ahora.

Mientras tanto en Venezuela el proceso de desintegración del país sigue su marcha. Con la excepción de algunas medidas aisladas en el sector comercial para proyectar una imagen artificial de mejoría, no hay políticas que señalen rectificaciones definitivas y estables. Los pobres están cada día más pobres, la clase media se empobrece aceleradamente y los pocos ricos que aún quedan en el país, cada día son menos ricos. Si a esto agregamos la migración de unos siete millones de compatriotas, ratificamos la conclusión de que el actual régimen es el peor que ha tenido la República a lo largo de toda su historia.

Esto explica que más del ochenta por ciento de la población rechace al régimen actual. Aspira a un cambio en el menor tiempo posible. El drama existencial es que puso toda su confianza en la dirigencia opositora que en sus diversas manifestaciones tampoco pareciera estar a la altura de las esperanzas que el pueblo ha tenido depositadas en ellos.

Colocar la esperanza en supuestas elecciones para los años 2024 y 2025, es profundamente decepcionante. En tres años más de esto, quién sabe para qué quedará Venezuela. Incluso, los mecanismos que se anuncian para la escogencia de un candidato presidencial y lo que vendría para elegir lo que correspondería al 2025 deja una incertidumbre tan amplia que la población se cierra sobre sí misma. Está harta de la politiquería.

Cuando hablo de la politiquería, no me refiero a la Política con P mayúscula, cada día más necesaria. Como lo son también políticos que entiendan que la Política es una actividad de servicio. A ella se viene a servir y no a servirse, si honestamente queremos que ella sirva para hacer realidad lo que es necesario.

Es hora de despejar dudas e incertidumbres. Las fechas que recuerdan la independencia de Estados Unidos y de Venezuela, significan muchas cosas.

 

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