Testimonios

La Cátedra itinerante de Don Mario

El próximo 15 de setiembre de este año 2022, empezará a andar por el país la  Cátedra itinerante de ese venezolano que murió de mal de patria y cuyo  legado alcanza cada día mayor vigencia

 

Beatriz Briceño Picón:

El próximo 15 de setiembre de este año 2022, empezará a andar por el país la  Cátedra itinerante de ese venezolano que murió de mal de patria y cuyo  legado alcanza cada día mayor vigencia. Celebraremos en esa fecha los 125 años del natalicio del trujillano universal, cuyas cenizas se guardan en el Panteón nacional, junto a nuestros próceres civiles. Y su corazón, por  providencia de Dios, se conserva en el baptisterio de la Catedral de Trujillo.

Desde su centenario en 1997, don Mario, Maestro de la Juventud venezolana, ha seguido presente en  el país, pero sus ideas y su palabra, igual que la de tantos venezolanos que han trabajado con sus escritos,  se han escondido por los ruidos de esa crisis de pueblo  que se mantiene y profundiza desde que él mismo la diagnosticó en la década de los 50, del siglo pasado. Ya se cumplieron  70 años de Mensaje sin destino, ensayo que señaló nuestra crisis de pueblo y marcó su retorno a la política activa, el año 1952.

En la  Cátedra perenne de Don Mario se encontraron otros estudiosos que iluminaron ese ámbito de trabajo incansable, donde se han formado muchos venezolanos de todos los sectores e ideologías. Sin embargo  toda esa enseñanza necesaria, debe ejercerse  hoy en las Cátedras itinerantes, en las redes y en  los nuevos caminos de la cultura.

Cristiano converso desde sus tiempos universitarios en Mérida, don Mario  llegó a ser un verdadero laico, apóstol y samaritano, con la agonía y angustias de su época. Sin duda un adelantado a su tiempo. Un hombre que encontró al Cristo callejero y se alimentó del Cristo Eucaristía. Su vida fue siendo cada día más coherente y  comprometida con la cultura e historia de Venezuela y con la doctrina social de la Iglesia. Muy preocupado por la formación de la juventud, supo llamar al pan, pan, y al vino, vino; pero sufrió  incomprensiones,  soledad,  exilio y  persecuciones. La dictadura mandó a sus esbirros a la puerta de una Iglesia de Madrid para quitarle la vida, el 8 de diciembre de 1954, pero salió de esa lid  con más vigor moral y espiritual para la lucha. Su labor de escritor no tuvo pausa hasta su muerte en 1958.

La nueva Cátedra itinerante que se pondrá en marcha por todo el país, con motivo de la nueva efemérides, no tratará solo de su obra sino  la de todos los venezolanos que compartieron con él  la urgencia de no abandonar al pueblo en sus crisis endémicas.  Es imperativo  rescatar su humanismo trascendente,  y mostrarle a las nuevas generaciones  lo que aportaron  en su día obras como Tapices de Historia Patria, El caballo de Ledesma, La traición de los mejores, El Regente Heredia, Casa León y su tiempo, su novela Los Riberas y tantas obras más, que siguen enriqueciendo la savia de nuestros días, aunque no parezca.

Hoy, cuando tantas empresas e instituciones civiles y religiosas promueven que los jóvenes  realicen labores sociales, yo les animo, de la mano de don Mario, que analicen las crisis junto a El Caballo de Ledesma, y  vean que hay que empezar por descubrir las faltas de amor en la familia y entre hermanos, las faltas de enmienda y perdón entre grupos sociales y políticos. Allí donde no se  enseña a querer, las labores sociales son solo parches o asignaturas de un pensum que se olvida. Por eso prefiero hablar de labores socio-familiares. Y prefiero preocuparme por la tarea familiar de las escuelas y de las empresas. Porque si no hay vasos comunicantes que pasen por ese núcleo del verdadero amor que es la familia, todo lo que se haga servirá de poco. Lo mismo puede decirse de la Iglesia cuando no cuida directamente a las familias y considera que lo más importante es atender a los pobres materiales sin recordar que  donde hay familias y buenas personas que amen a Dios, hay menos pobreza y menos olvido de los marginados.

Tenemos labores sociales de  empresas  que no se ocupan de las familias de sus empleados. Y hay grandes negligencias en profesores de enseñanza básica, media y universitaria que no se proponen la formación integral de sus alumnos como  plataforma de cualquier mejoramiento social.

Don Mario que amó inmensamente a Italia e imitaba a San Francisco de Asís, me entenderá si me acerco ahora a un  beato italiano que conocí ayer y que puede ser inspirador para muchos de estos temas. Fue contemporáneo suyo, cuatro años menor. Pier Giorgio Frassati; murió a los 24 años en Turín, donde nació de padres con una alta posición económica. Jesús tocó su corazón e hizo que le amara con todas sus fuerzas y le sirviera con enorme nobleza. Se enamoró del desprendimiento y no solo cuidó a los pobres sino que estudió en la Universidad con el deseo de hacerse “servidor público” para poder cambiar la vida de los olvidados  de la sociedad*.  Frassati  debe ser buen amigo de San Josemaría Escrivá que se apoyó en los pobres para la fundación que Dios puso en sus manos y buscó  universitarios,  porque tenía claro que con ellos se puede llegar a esos lugares donde se derriten las nieves de las alturas. Y es que sólo se cambia el mundo cuando los corazones se caldean a la lumbre de Jesucristo, para derretir el hielo de las cumbres.

El corazón de Don Mario está en vela,  junto a la pila bautismal donde recibió ese sacramento, en la Catedral de Trujillo. Fue ese corazón el que le movió,  en todo momento,  a amar la familia, el terruño, la patria y el mundo. Fue su corazón, sin duda,  el cofre de sus grandes amores. Y en Trujillo estaremos el 15 de septiembre en ese jubileo por su vida y su obra,  para dar inicio a su Cátedra itinerante, que seguirá de la mano del Jesús  misericordioso no con estandartes o banderas sino con el Amor de su Corazón

* En YouTube hay programas sobre su vida y sus ideas.

 

Beatriz Briceño Picón

Periodista UCV/CNP

Fundación Mario Briceño Iragorry

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